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encomendó con los mayores encarecimientos resucitase en la corte la antigua pretension. Nada omitió el padre Oviedo de informes, de empeños con el padre confesor Guillermo Dawbanton, y con los Sres. consejeros para salir bien con su intento. Sin embargo, el dia 23 de marzo de 1718 tuvo la grande mortificacion de que se negase quinta vez por el consejo la licencia, y (aun lo que no se habia hecho hasta entónces) se impusiesc perpétuo silencio en el negocio. Obedeció con gran dolor el padre; pero Dios por otro rumbo disponia á favor de la fundacion el ánimo del piadosísimo rey Felipe V. Asistió S. M. de allí á dos dias, el 25 de marzo de 1718, á la solemne fiesta del real monasterio de la Encarnacion de señoras recoletas que profesan la regla de S. Agustin; y pareciéndole seria un obsequio muy agradable á la Divina Magestad que en Indias hubiese un relicario de vírgenes dedicadas á su culto como aquel en que se hallaba, luego que volvió á palacio dió órden verbal á su secretario que se concediese cuánto y cómo se pedia para la ereccion del convento de recoletas de Indias. En vano representó muchas veces á S. M. el real consejo los inconvenientes de nuevas fundaciones. El religiosísimo príncipe no mudó la resolucion, y hubieron de librarse los despachos favorables.

Entre tanto en Guadalajara se tenian ya cuasi enteramente perdidas las esperanzas de que se concediese jamas la real licencia; tanto, que el Illmo. Sr. D. Fr. Manuel Mimbela, autorizando aquel año con su presencia la fiesta de nuestro Santo Padre Ignacio, dijo al padre Pimentel: Nos vemos para disponer de esa casa, porque eso de Mónicas ya no hay que pensarlo. Justamente á la una de la tarde de aquel dia mismo llegaron á manos del padre Feliciano los despachos que con toda diligencia habia remitido el padre Oviedo en el primer aviso. Las maravillosas circunstancias de este suceso habia Dios revelado enigmáticamente á una de aquellas sus amadas esposas, diciéndole.... No hay imposibles para el Señor: la licencia vendrá cuando se pidan cuentas al mayordoNo entendió la sierva de Dios el significado de esta voz. El padre Pimentel, noticioso de la revelacion, dudaba si algun tribunal eclesiástico ó secular le pediria en algun tiempo las cuentas, ó si se entenderia del tribunal divino. Uno y otro era de gran dolor para el pa. dre; 6 haberse de ver obligado á dar cuentas en algun juicio humano, ó haber de morir ántes de haber logrado el fruto de tan largos afanes. Sin embargo, resignado enteramente en las manos de Dios, esperaba que el tiempo descifrase el sentido del oráculo. Viendo ahora la fe

mo....

cha del dia en que el rey verbalmente habia concedido la licencia y el dia de su llegada á Guadalajara, se descubrió el misterio. La licencia verbal se concedió dia de la Encarnacion, en que se leen en el Evangelio las primeras palabras que entendió la Vírgen del Señor... Non erit imposibile apud Deum omne verbum, y llegaron á Guadalajara los despachos el 31 de julio, que justamente coincidió aquel año con la domínica octava post Pentecostem, en que se lee el Evangelio del capítulo 16 de S. Lúcas, y la parábola del mayordomo á quien se dice: Redde rationem villicationis tuae. El padre Pimentel, fuera de sí por el júbilo, corrió á presentar las reales cédulas á los Sres. presidente y oidores de la real audiencia y al Illmo. Sr. Mimbela. Se trató luego de mandar á Puebla por cinco religiosas del convento de Santa Mónica, las que conducidas con gozo y aclamaciones de todas las clases de ciudadanos á la Santa Iglesia Catedral despues de un solemne Te Deum y un Fundacion de elocuente sermon que predicó el padre Antonio Rodero, fueron llevadas Guadalajara. de toda la ciudad á su nuevo magnífico convento el dia 19 de febrero del año que tratamos (1720).

Ya que hemos tratado del edificativo monasterio de Santa Mónica, no debemos.omitir que de cinco conventos de religiosas y otros tantos floridos planteles de virtud que ilustran la ciudad de Guadalajara, los tres de ellos se deben en gran parte al celo y eficacia de algunos insignes jesuitas. Para el de Santa Teresa de carmelitas descalzas, habian venido de Europa algunas religiosas, y no habiendo tenido proporciones para fundar convento en mas de cuarenta años, solo vivia ya una, cuando los celosos padres Miguel Castilla y Félix Espinosa tomaron á su cargo la ereccion del monasterio, induciendo á ello á la noble matrona Doña Isabel de Espinosa, que aplicó á este efecto gran parte de su caudal, y ayudando los dos padres con gruesas limosnas que solicitaban de todas partes. * Algunos años despues el padre Feliciano Pimentel intentó la fundacion de un colegio de niñas para la cristiana educacion de doncellas pobres y bien nacidas. Juntos ya para este efecto algunos miles, puso con toda solemnidad la primera piedra del edificio el Illmo. Sr. D. Fr. Felipe Galindo, del órden de predicadores. El ilustrísimo, que habia concurrido con muy gruesas limosnas, se encargó de ocurrir á Madrid por las licencias necesarias, que

* Solo hay en toda esta América tres conventos de Mónicas, á saber: en Pucbla, Guadalajara y Oaxaca. En esta Iglesia se venera á Ntra. Señora de la Sole dad, cuyo Santuario es magnífico y muy devoto.

mónicas de

obtenidas con facilidad, en vez de colegio de vírgenes se fundó el religiosísimo de Jesus María; pero esto pertenece á tiempos mas atrasados, aunque no debió omitirse como gloria singular de nuestra provincia.

En el año murió en Campeche la Sra. Doña María de Ugarte, patrona y fundadora de la residencia que tiene allí la Compañía. Los muchos atrasos en lo postrero de su edad en que vino á fundarse aquella casa, no le permitieron dar á la nueva planta todo el fomento que deseaba en su muerte: como lo habia prometido dejó á la residencia por heredera universal de todo el remanente de sus bienes. Estos se redujeron al valor de ocho mil pesos, de que la mitad se reconocia en diferentes censos y gravámenes. De los otros cuatro, quitados mil que quedaban pensionados en diferentes dotaciones de fiestas, solo quedaban tres mil de que se habia de fabricar colegio é iglesia, adjuntos los seis mil que habia dado al principio. Tal cra la situacion de la residencia de Campeche cuando comenzó á respirar con la proteccion del Illmo. Sr. D. Juan Gomez de la Pedraza que dos años antes habia entrado á gobernar aquella iglesia.

A poco tiempo procuró su ilustrísima aliviar á los padres de las funciones de cofradía pasándola, como dijimos, á la parroquial. Despues aun en vida de la fundadora, trató de dar á là Compañía la iglesia de Jesus, situada casi en el centro de la villa, para escusar el costo de nueva iglesia que era indispensable para la comodidad y decencia de nuestros ministerios. Trató este negocio con Doña María de Ugarte, no queriendo los padres resolver sin su dictámen. La piadosa señora, con aquella terquedad propia de su sexo, se negó á todas las representaciones del Sr. obispo, oponiendo que cómo habia de dejar la ermita de Sr. S. José. Sin embargo de utilidad tan conocida, y de lo mucho mas que podia el padre Zamudio prometerse del afecto y liberalidad del Sr. Parada, no quisieron disgustar á la piadosa matrona que Jos habia introducido en Campeche. A espensas del ilustrísimo se fabricó despues la casa con bastante comodidad para los pocos sugetos que mantiene. Añadió luego ocho mil pesos con que se compraron algunas casas en la mejor situacion de la villa, y son las que hasta hoy hacen sus principales fondos.

Esperimentaba por estos años nuestra provincia la singular provi dencia del Señor en la piedad y magnificencia, no solo de dicho Sr. obispo de Yucatan, sino de otros muchos opulentísimos bienhechores

El Illmo. y Rmo. Sr. D. Juan Bautista Alvarez de Toledo, obispo de Guatemala, aliviaba con gruesas y frecuentes limosnas las necesidades de aquel colegio. La nobilísima Sra. Doña Gertrudis de la Peña, marquesa de las Torres y Rada, acababa de dedicar este mismo año la suntuosa fábrica de nuestra Casa Profesa, (en México) funcion magnífi-, ca que autorizó predicando el Illmo. Sr. D. José Lanciego, arzobispo de México. Gastó la piadosa marquesa en el edificio cien mil pesos, fuera de veinte mil que dió su nobilísimo esposo el Sr. marqués de Villapuente. Dedicado el templo ofreció cuarenta mil pesos para la fábrica de la casa el ilustre caballero D. Juan Antonio Trasviñas. Por otra parte, desde fines del año antecedente instaba con grandes esfuerzos por la fundacion de Celaya D, Manuel de la Cruz y Sarábia. El padre provincial Alejandro Romano, parte por la escasez de sugetos,. parte por la dificultad de las licencias, habia procurado impedirla; sin embargo, hubo de condescender, enviando allí por via de residencia algunos padres, que mientras se obtenia licencia del rey ejercitasen allí los ministerios. Contribuyeron mucho al aprecio y provecho de estos las grandes demostraciones de estimacion que hicieron con los recien llegados jesuitas los padres franciscanos, y singularmente el Rmo. pa-. dre Fr. Fernando Alonso Gonzalez, entónces guardian de aquel magnífico convento, y despues comisario general de todas las provincias de Nueva-España. Llegaron los padres á Celaya el 2 de octubre, y el próximo dia 4 asistieron á la fiesta del Seráfico Padre S. Francisco Acabada la misa, las personas mas distinguidas de la ciudad llegaron á felicitará los hijos del Santo patriarca del lucimiento y pompa de la solemnidad. Entónces uno de los padres mas antiguos y graduados del órden prorrumpió.... Yo puedo con verdad decir que ni á la misa ni á la música y sermon he podido atender arrebatado enteramente de la vista de un ángel, sí, que no merece otro nombre un jóven jesuita (era un hermano estudiante que acompañaba al padre rector) y á quien ni lo hermoso del edificio, ni la belleza y adorno del altar, ni la novedad y número de la concurrencia y del teatro, ha sido bastante para hacerle levantar los ojos del suelo. ¡O confusion y vergüenza de los que contamos ya tantos años de religion! Así se esplicó aquel venerable anciano con grande honor de la Compañía, poniéndola en mayor empeño para corresponder á la espectacion en que tenian á toda la ciudad elogios tan autorizados.

Por marzo de este año falleció en el colegio de Oaxaca el padre Lo

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Fundacion de

la residencia de Celaya.

renzo Coronel, llamado vulgarmente aun de los niños el santo Coronel y el padre de los cinco señores. Ambos nombres le merccieron sus virtudes y su tierna devocion para la Sagrada Familia, cuyos nombres tenia continuamente en los lábios. Fué de una rendida obediencia, no solo á los superiores, á quienes jamás propuso alguna, pero aun á sus directores en el fuero de la conciencia, en medio de los contínuos escrúpulos con que toda su vida fué atormentado. Exactísimo en la observancia de las mas menudas reglas, singularmente en la po. breza, y toda esta circunspeccion en que jamás se le notó accion ó pa. labra que desdijese de una pureza angélica. Sus vestidos y todo el tren de su aposento respiraba pobreza y humildad, y muchas veces le vieron remendarse con sus propias manos la ropa. Del retiro de su aposento no lo sacaba sino la obediencia ó la caridad para el confesonario de gente pobre y desvalida. A su celo é industriosa piedad debieron muchas virtuosas doncellas el dote para consagrarse á Dios en los monasterios, y muchos monasterios el fervor y la observancia en que florecian por medio de su direccion. En uno de ellos introdujo anualmente los ejercicios de N. P. S. Ignacio. Entre estas y otras muchas obras de virtud descansó en paz á los setenta años de su edad el dia 9 de marzo. †

+ De mano estraña se lee en el manuscrito que copiamos lo siguiente, que creemos no deberlo omitir para gloria de Dios.,,Venérase en la capilla del colegio de S. Ildefonso de México una devotísima Imágen de valiente pincel, de medio cuerpo, de S. Francisco Javier; y entrando una noche en ella á hecer oracion y á tomar disciplina como muchos entonces lo acostumbraban, D. Pedro Vidarte y D. Maximiliano Pró, colegiales del mismo colegio, advirtieron que el rostro del Santo apóstol arrojaba llamas como si se abrasara. Llegaron mas cerca y advirtieron que estaba sudando y que el color encendido del rostro que ántcs tenia lo habia mudado en color pálido. Dieron luego al punto noticia del prodigio á su rector el padre José Vidal, el cual acudió á la capilla y con él todos los colegiales, y el padre Prudencio de Mesa que era maestro de filosofía en el colegio máximo y vivia como entonces se acostumbraba en el de S. Ildefonso, el cual juró in verbo sacerdotis que habia visto algunos dias, al tiempo que decia misa en el altar donde estaba colocada la Imágen del santo, que la misma Imágen estaba sudando, y viendo ahora confir. mado el prodigio á vista de tan'os testigos, poniéndosc una sobrepelliz, enjugó con algodones el sudor; y haciendo el padre rector que se examinase si el sudor provenia de alguna humedad natural de la pared, no la hallaron en todo aquel lugar, y que estaban secas todas las imágenes de otros santos que en el mismo altar acompañaban á la de S. Francisco Javier; y durando por algunos dias el sudor, se persuadieron á que el suceso era milagroso, y mas advirtiendo todos que el rostro del santo quedó pálido,

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