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En México, cumplidos ya los seis años de la última congregacion Junta de la provincial, y habiendo nuestro padre general Angel Tamburini proroga- provincial. congregacion do este término con la condicion de que la próxima congregacion hubiese de juntarse antes de espirar el gobierno del padre Alejandro Romano, se trató de convocarla para el mes de noviembre. En ella, siendo secretario el padre Oviedo, fueron el dia 4 elegidos procuradores los padres Gaspar Rodero y Diego Velez, rector del noviciado de S. Andres, y por substituto al padre Pedro de Ocampo, rector del colegio de S. Luis de la Paz. En esta congregacion se volvió á tratar con calor que se pidiese al padre general la division de la provincia, ó á lo menos que para la mayor facilidad del gobierno se destinase cada trienio un vice-provincial que fuese visitador de las misiones á donde la distancia no permite llegar á los padres provinciales. Otro punto de bastante importancia era la pretension del Illmo. Sr. D. Fr. Angel Maldonado, obispo de Oaxaca. Intentaba este prelado reducir á menor núme

que hasta ahora conserva, y que desdice del color de las manos que es cl natural. (Este pasage está sacado de la vida del padre Vidal, impresa en México en la oficina del colegio de S. Ildefonso, año de 1752, lib. 1 cap. 7)."

Esta santa Imágen se venera aun hoy con gran devocion en la capilla de dicho colegio de S. Ildefonso, y á S. Francisco Javier se le tiene por especial abogado y protector contra las fiebres pútridas. Por costumbre inmemorial está allí establecido que los colegiales le ayunen en ciertos viernes del año para librarse de esta funesta enfermedad, y una funesta esperiencia repetida ha acreditado que los que dejan de hacerlo, son víctimas de esta terrible dolencia. Una cópia de esta santa Imágen es llevada á las casas de los febricitantes, (porque la original pretendieron robársela) y su devocion está generalmente propagada en esta capital.

En la parroquia de la Santa Veracruz existia no ha mucho tiempo un cáliz de estaño con que decia misa este gran Santo, y hoy se ignora su paradero. Allí existe una congregacion que lleva su nombre. Tambien existe en el convento de la Enseñanza de México el pequeño Cristo con que predicaba en la India.

Un año y siete meses hace que comencé á publicar esta obra, conduciéndome con tanta paulatinidad por la escasez de dinero para continuarla. Hoy, dia 3 de diciembre de 1842, en que se venera S. Francisco Javier, quiso la suerte que me tocara corregir la proba de la imprenta, en que como he dicho, aparece agregada de mano estraña esta relacion, que es totalmente independiente del asunto que va tratando el padre Alegre. Esta circunstancia ha llamado mucho mi atencion, y he creido que es voluntad de Dios que se refiera este suceso en honra de S. Francisco Javier, y por eso lo presento á mis lectores en este lugar, cediendo á los impulsos de mi corazon y afecto á tan gran Santo. Si alguno lo tuviere á fanatismo, yo le suplico me dispense, acordándose de que el hombre hace á la vez cosas que parecen delirios, pero son disposiciones ordenadas del que mueve los corazones.—) -EE.

ró las dotes de huérfanas que en su testamento habia dejado dispuestas en número de treinta y tres D. Manuel Fernandez de Fiallo, fundador de aquel colegio. Con esta diminucion pensaba el ilustrísimo aumentar dichas dotes, y juntamente aplicar alguna parte que sobrase para la manutencion de tres sugetos, que instruidos en las tres lenguas principales del pais, misteca, zapoteca y mexicana, corriesen anualmente los pueblos de indios con fructuosísimas misiones. Para esto pretendia su ilustrísima le concediese el padre provincial 6 la congregacion la facultad que á solo el superior de la Compañía estaba reservada por disposicion y cláusula del piadoso testador. Esta cláusula se mandó leer á los congregados, juntamente con un breve pontificío en que se mandaba al Sr. obispo que entonces era 6 en adelante fuese de aquella diócesis, no innovar cosa alguna de dicha disposicion, ni poner en ellá óbíce alguno sin ciencia y beneplácito de la silla apostólica. En esta inteligencia respondieron los vocales se escribiese al ilustrísimo dándole las gracias por su singular afecto á la Compañía, y ofreciéndole que los jesuitas de aquel colegio estarian siempre á su disposicion para emplearse en dichas misiones y en todo lo que fuese para alivio de su cargo pastoral, y bien de su rebaño; pero que conceder la dicha facultad excedia enteramente las de la congregacion y del padre provincial, y solo podia venir de Roma, á donde en la ocasion se daria exacta cuenta para que resolviese el padre general.

A fines de este año habia llegado á México cédula del rey para el Descripcion del Nayarit. Exmo. Sr. marqués de Valero encargándole tomase todas las providencias posibles para reducir á Jesucristo y á la obediencia de los reyes católicos las serranías de Nayarit. Este pais, por la aspereza de sus montes y profundidad de sus barrancos, habia sido por mucho tiempo el seguro asilo de muchos foragidos y apóstatas de toda Nueva.España, y singularmente de los obispados de Guadalajara y Durango. Hallanse estas sierras en los confines de una y otra diócesis, confinando por el Oriente con la de Nueva-Vizcaya, y con el de Nueva-Galicia por el Norte, Poniente y Mediodía. El centro de la provincia á que se le dió el nombre de S. José de Nayar y nuevo reino de Toledo, se halla, segun los mapas que hemos podido ver mas exac. tos, en 22 grados y 23 de latitud septentrional, tomando por centro de la provincia el sitio de la Mesa, nombre que se da á la principal poblacion por estar sobre un cerro que termina en plano. Todo el contorno de la provincia será como de doscientas leguas, poco menos, sobre

cuarenta y ocho á cincuenta en su mayor latitud que es del Este á Oeste. La région es caliente y húmeda, espuesta á tercianas, aunque segun las diferentes alturas, mas 6 menos templada. Por las quebradas corren algunos rios y arroyos que fertilizan bastantemente la tierra para maiz, sandías, melones, y otras frutas propias de pais caliente: las de tierra fria se dan en algunas laderas mas templadas; pero son de gusto poco delicado. El rio de S. Pedro, que baja desde los de límite por el Norte, y divide al Nɛ

confines de Guadiana, le sirve

yarit de Topía y Tepehuanes. En este, cerca de las misiones del Rosario y S. Pedro, desagua el rio de Coyonqui. El Guazamota, que corre como el de S. Pedro de Oriente á Poniente, toma diferentes nombres segun las diversas misiones que bañía de Guazamota, Peyotan y Jesus María, despues de la cual á algunas leguas se confunde el de Chalapana, límite de la provincia al Sureste, por donde pasando por Guazamota desagua en el rio grande de Guadalajara. No se sabe desde qué tiempo poblaron estas breñas los nayaritas, ni de donde tomaron este nombre. Sí se discurre que habitaban ya allí en tiempo de la famosa peregrinacion de los mexicanos, y que para defenderse de sus insultos fabricaron entre el antiguo Peyotan y Quaimazuri muchas trineheras de piedra, que corren por mas de dos leguas. Veneraban algunos ídolos, principalmente tres, á quienes daban los nombres de Tayoapa, Tate y Cuanamóa. En sus nombres, su número y hechos, un autor moderno quiso hacernos ver figurados los misterios de la Augustísima Trinidad, y aun los de la muerte, resurreccion y ascencion gloriosa de nuestro Redentor. Nobis non licet esse tam, disertis qui Musas colinus severiores.

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La lengua mas comun del pais es la chota, aunque muy interpolada y confundida hoy con la mexicana. El vicio mas comun es la embriaguez, en cuyos transportes casi diarios y comunes á toda la nacion, ni su crueldad, ni su deshonestidad perdonaba aun á los mas allegados. Esta perniciosa libertad, mas que la adhesion á los ídolos, y sobre todo los ejemplos de los malos cristianos, les habia hecho concebir tal desprecio por nuestra santa religion, que en mas de cien años resistieron continuamente à repetidas diligencias que se intentaron para su reduccion.

En efecto, la primera noticia qué se tuvo de estar habitados aquellos picachos y montes, parece haber sido por los años de 1616, en que habiéndose, como dejamos escrito, rebelado los tepehuanes, vinieron

muchos de ellos fugitivos á buscar el asilo de aquellas inaccsesibles quc. bradas. Los capitanes D. Miguel Caldera y D. Bartolomé de Aris. baba llegaron hasta Guazamota, que hoy queda fuera de los límites de la provincia. El segundo, con la buena acogida que le hicieron los nayaritas, y aun ayuda que le dieron para castigar á los apóstatas y donacion de sitio para el pueblo y mision de franciscanos que allí dejó fundada, se creyó bastantemente autorizado para hacer grabar en una piedra esta inscripcion, mas llena de jactancia que de verdad.

,,Gobernando el reino de Nueva- Vizcaya el Sr. D. Gaspar Alvarez y Salazar, por su órden el capitan D. Bartolomé de Arisbaba, mandó hacer estos borrones, y conquistó esta provincia de Sr. S. José del Gran Nayar, la atrajo y redujo á la obediencia de S. M., año de 1618."

Por los de 1668, de vuelta de California, salieron de Sinaloa á la provincia de Acaponeta los reverendos padres Fr. Juan Caballero y Fr. Juan Bautista Ramirez, del órden seráfico, y de ahí pasaron á la ve cindad del Nayarit, aunque no penetraron en lo interior del pais. De esta jornada hablamos de paso á su tiempo, ni pide aquí mas largo exámen. Desde esta época hasta el año primero no se tomó providencia alguna para la reduccion de estas gentes. El primero que la emprendió por orden de la audiencia real de Guadalajara, fué D. Francisco Bracamonte; pero con tan poca advertencia ó tanta confianza en la aficion que le habian mostrado algunos de aquellos indios, que con solos once hombres se entró cuasi hasta las puertas de sus sierras. Bien presto esperimentó que la benevolencia interesada de los nayaritas no llegaba hasta quererlo ver en sus tierras. Muertos él y siete de sus compañeros, solo escaparon de su furor dos cclesiásticos que le acompañaban y otro mal herido que pudo ocultarse en la maleza. Segunda vez con cien hombres de armas envió la misma real audiencia á D. Francisco Mazorra. No fué la espedicion tan desgraciada; pero igualmente inútil. Este caudillo, llegando á aquellas fragosísimas quebradas, juntó consejo de guerra en que de comun acuerdo se resolvió no ser posible con tan poca gente reducir aquel pais tan defendido de la misma naturaleza. Vengada así la muerte de su antecesor, volvió á Guadalajara. Empeñada aquella real audiencia y el Exmo. Sr. duque de Alburquerque en apartar de en medio de la cristiandad aquel refugio de la idolatría y de la impiedad, se valieron por dos ocasiones de los reverendos padres franciscanos, y por otras tantas de la esperiencia y valor de algunos capitanes. Todo lo impedia la fiereza y obstinacion de

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los indios y la aspereza del terreno. Por los años de 1711, á ruegos de la real audiencia, y por real cédula espedida en 31 de julio de 1709, se encomendó la reduccion de là provincia al celosísimo y venerable padre Margil de Jesus, misionero apostólico. Intentó el venerable pa. dre la entrada por el pueblo de Guazamota, antigua mision de los padres seráficos de la provincia de Zacatecas con otro compañero sacer. dote y algunos indios de los pueblos vecinos que le sirvieron de intérpretes. Desde la Guazamota les envió á los nayaritas un cacique declarándoles el fin de su venida. La respuesta fué que no querian ser cristianos, que sin los padres y los alcaldes mayores estaban en quietud, y que primero se dejarian morir que hacerse cristianos. Sin embargo, se puso en camino el hombre de Dios para penetrar la sierra; pcro hallaron mas de treinta indios armados para rechazarlos. El vene. rable padre corrió á abrazar amorosamente al que capitaneaba la tropa, y luego, por medio del intérprete, les hizo un breve, pero patético discurso del grande bien que venia á procurarles, sacrificando su sangre y su vida, sin otro interés que el de su eterna felicidad. Les propuso las condiciones mas ventajosas, perdon de lo pasado, alivio de toda carga, y que vivirian bajo el gobierno de sus caciques. Nada bastó: respondieron con la misma resolucion que no querian ser cristianos, y que tenian órden de no dejarlos pasar de allí. Que si vinieran los españoles á querer entrar por fuerza, ellos sabrian defenderse, y no les faltaria socorro de muchos pueblos cristianos.

Esta respuesta orgullosa dió á conocer á los misioneros lo que podian prometerse de aquellos obstinados. Trataron, pues, de volver á Guazamota é informaron al acuerdo de oidores del poco fruto de su jornada, y que solo con el terror de las armas podrián sujetarse los serranos. En consecuencia de estos informes, la real audiencia cometió la ac. cion á D. Gregorio Matias de Mendiola, quien con mas de treinta sol. dados españoles y cien indios amigos pasó á Guazamota en principios de noviembre de 1715. En esta espedicion le acompañó, como dejamos notado á su tiempo, el padre Tomas Solchaga, por orden del Illmo. Sr. D. Pedro Tapiz, obispo de Durango, por no estar aun decidido á cuál de las dos mitras debia pertenecer la provincia. Desde Guazamota se les envió una embajada, á que respondieron pidiendo diez dias de término para juntar el grueso de la nacion, y deliberar sobre el negocio. Antes de espirar este plazo, pidieron otros diez dias, y finalmente vinieron en conceder la entrada á lo interior de la sierra, que se ejecutó con el

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