Imágenes de páginas
PDF
EPUB

la providencia en favor de la California. Cuanto se pudo conseguir fué (como respondió al padre Guillem).... Que su excelencia concurriria con los padres á dar el informe ó informes que se juzgasen convenientes..... esforzando con toda eficacia con el rey todos los medios conducentes ab logro de tan grave importancia. §

Estas buenas palabras nada enfrenaban la insolencia, y orgullo de Año de 1735. los alzados, ni impedian que cundiese el contagio á las demas misiones de la Península. A los primeros indicios de inquietud que se ob servaron en la mision de Dolores, partió allá el capitan con algunos presidiarios, con ánimo no solo de sosegar aquel partido, sino de pasar adelante ácia el mediodia al castigo de los inquietos; pero habia ya cedida tanto su número y altivez, que los mismos padres, porque no peligrase todo, no le consintieron pasar de allí, mostrándole que harto haria en contener desde aquel punto á los bárbaros y cortarles la comunicacion para que no corrompiesen las demas misiones y rancherías del Norte; mas ni aun esto se pudo conseguir. En S. Ignacio, la mision mas septentrional y mas de doscientas leguas del cabo de S. Lúcas, se supieron bien presto las muertes de los padres, y comenzaban ya á sentirse las murmuraciones y quejas sediciosas de algunos mal contentos. De todas partes se ocurrió al real de Loreto pidiendo escolta.

El padre Guillen entre tanto ordeno á-los padres con precepto que se retirasen todos al presidio donde estarian hasta ver el semblante que tomaban las cosas. Esta órden, ejecutada con habilidad y prudencia, sin que sintiesen cosa alguna los mismos indios, salvó (se puede decir) la cristiandad de Californias. Desamparadas todas las misiones se escribió á México representando el infeliz estado de aquella península; pero esta representacion no tuvo mas efecto que la primera, y el padre provincial se vió obligado á recurrir derechamente al rey como lo hizo por un informe firmado en 26 de abril de 1735. Sin embargo, no eran solas las representaciones de la California y sus misiones las que debieran haber movido al superior gobierno á favorecer aquella cuasi arruinada conquista. A los principios de este mismo año de 1735 se habia recibido en México carta de D. Mateo do Zu.

§ He aquí una respuesta de oráculo, y cual no la daria la Pithia de Delfos para un asunto tan grave como urgente, y que aventuraba no menos que toda la conquista de California... ¡Bien se conoce que el Sr. Bizarron estaba amordazado con los jesuitas por el pleito de diezmos! ¡Con razon no quiso referirlo el padre Alegre! 35

TOMO III.

malde, general de la nao S. Cristóbal que venía de Filipinas, en que con fecha de 4 de enero informaba al Sr. virey arzobispo, de lo que le habia acaecido en el rio de Sr. S. José, en estos términos.

[ocr errors]

Informe. ,Exmo. Sr.-Habiendo llegado falto de agua, leña y lastre á la costa de California, hice junta de oficiales en que de comun acuerdo se resolvió convenir que llegásemos al rio de S. José, donde no solo podriamos proveernos de lo necesario, sino tambien dejar los gravemente enfermos como lo hizo el año pasado el general D. Gerónimo Montero con especial complacencia del padre ministro de dicho rio, en cuya virtud envié delante la lancha á cargo del piloto tercero para que reconociese y sondease la ensenada. Este al llegar yo, me infor

mó que
habia encontrado en la playa crecida porcion de indios, y que
uno llamado Gerónimo, el mas ladino, le dijo ser criado del padre y
puesto allí para avisarle cuando llegase la nao. Que dicho padre se
hallaba ausente veinte leguas de allí; pero que ya habia enviado á avi.
sarle, y que el dicho piloto en esta confianza habia dejado en tierra
ocho enfermos que no podian sufrir los golpes de mar por estar muy
fuerte la marea. Hice cuanto pude por tomar la ensenada; pero me
fué preciso pasar á otra, nueve leguas adelante en el cabo de S. Lú.

cas.

Desde aquí envié otra vez la lancha con cuatro hombres, noti-
ciando mi llegada al padre ministro, y suplicándole me remitiese los
ocho hombres. A poco rato vinieron dos indios con el ladino Geróni-
mo, diciendo ser enviados del padre, á ver si el Patache habia dado
fondo en aquella ensenada, que por no saberlo de cierto no escribia ni
venia á vernos; pero que vendria presto.
Con esto se fueron y yo que-

dé sin la menor sospecha, hasta que viendo la tardanza determiné po-
ner fusileros en tierra para resguardo así de los enfermos que esperaba,
como de la gente que estaba haciendo aguada. Al dia siguiente vi
venir como seiscientos indios armados de arco y flecha; y aunque al
principio discurrí venian acompañando al padre y á mi gente, llegó
Gerónimo á bordo y me dijo que aquella tarde estaria allí el padre Ta.
maral con los doce mios, que ellos venian adelante para ayudar en lo
que se ofreciese. Sin embargo de estas razones me pareció conve-
niente detenerlos á bordo y enviar á tierra otros doce fusileros con ór-
den de que fuesen embarcando y me remitiesen primero los enfermos.
Al irlo á ejecutar de ocho indios que detuve á bordo se echaron á na-
do los cuatro, aunque se cogió á uno.
den que se embarcase toda la gente.

Con este nuevo indicio dí órAl embarcarse los últimos, die

ron el alarido los indios disparando un diluvio de flechas, á que se cor. respondió con varias descargas de fusilería, retirándose al mismo tiempo de la playa donde ya no pudieron ofender las flechas, quedando solo heridos levemente dos marineros. En vista de esto pasé á reconvenir á los presos, de quienes supe como ahora tres meses mataron á los dos padres y los quemaron con las iglesias é imágenes, sin reservar mas que á una muger de un soldado llamado Santiago Villalobos, á una hermana y dos hijas suyas. Que de nuestra gente á los ocho primeros los mataron luego que el navio tiró para la ensenada, y despues á los otros cuatro que encontraron en el camino. A dichos indios inmedia. tamente les mandé poner prisiones, y traigo conmigo, con ánimo de entregarlos al castellano de este puerto, interin V. E. dispone lo que deba ejecutar con ellos. A bordo del Patache capitana S. Cristóbal, y enero 4 de 1735.-D. Mateo Zumalde."

Mientras en fuerza de dichos informes se deliberaba en México, llegó á la California un socorro considerable de indios guerreros de la provincia del Yaqui, donde habia ocurrido en necesidad tan urgente el padre Jaime Bravo. Cuando llegó á Loreto este refuerzo habia ya calmado toda la inquietud y borrasca que se temia de las naciones del Norte. Los caciques de Guadalupe, Sta. Rosalía y S. Ignacio, llegando á entender el motivo de la ausencia de los padres y la desconfianza que tenian de su fidelidad, se sintieron altamente, y para prueba de su amor á los padres y de su constancia en la fé, convocándose una á otra las rancherías determinaron venir á Loreto á querellarse; pero de un modo capaz de dar á conocer su sinceridad y su favor. Tomaron en hombros cuantas cruces hallaron en todas las tres misiones, y caminadas muchas leguas entraron en Loreto, no sin lágrimas de los padres y de cuantos supieron conocer el precio de aquella accion. Protestaron querian vivir y morir en la fé de Jesucristo que les habian enseñado sus padres, y detestaban la infidelidad y apostasía de los coras y pericúes, y que si entre los suyos habia algunos corrompidos con tan pernicioso ejemplo, y que hubiesen pensado imitarlo, ellos con la mayor parte de su gente se obligaban á defender á sus ministros y entregar á los inquietos: que si los padres no querian restituirse á sus tierras ellos venian resueltos á quedarse en Loreto para vivir unidos á sus pastores en paz y cristiandad. Detenidos en Loreto algunos dias, y probada bastantemente la sinceridad de su propuesta, partieron á los Dolores, y de allí, sosegado en pocos dias aquel partido, á la Paz, parte por mar con los

que fabricó el

so de México,

víveres, parte por tierra. Los de mar que llegaron primero fueron acometidos varias veces de noche por los sediciosos, sin mas daño que algunas ligeras heridas de una y otra parte. Estas escaramuzas cesaron con el arribo de la gente de tierra. Los mal contentos desparecieron enteramente, y de los que por temor 6 por fuerza habian entrado en su partido vinieron muchos voluntariamente á entregarse. Poco-despues, por orden del Sr. virey arzobispo, pasó á la California con buen número de tropas el gobernador de Sinaloa, llevando en su compañía al padre Ignacio Napoli que por haber sido el primer fundador de la mision de Santiago, acaso se creyó podria ser mas fácilmente admitido de los coras para negociaciones de Paz. El padre Napoli cumplió un ́año en California, y el gobernador gastó dos en viages y negociaciones inútiles por no quererse adherir al dictámen de los padres y del antiguo y esperimentado capitan del real presidio de Loreto.

El colegio del Espíritu Santo de Puebla perdió este año en el paMuerte del dre Pedro Zorrilla un gran ejemplar del desengaño del mundo y relipadre Zorrilla giosa perfeccion. Nació el padre en Guanajuato, y se crió en Celaya colegio chico con una circunspeccion y madurez envidiable aun en mayores años. Se de S. Ildefon- hizo bien conocer desde entonces la grandeza de su ánimo de un modo y la casa de singular. Ayudaba á misa, como lo tenia de costumbre, cuando le ejercicios en Puebla. llegó la noticia de la muerte de su noble padre. El virtuoso niño sin señal alguna de turbacion 6 de inquietud prosiguió su ministerio hasta concluirse el santo sacrificio. El lugar de su padre lo suplió, con exceso, el amparo y proteccion del Illmo. Sr. D. Manuel Fernandez de Santa Cruz, en cuyo palacio, que era un monasterio, perfeccionó sus estudios. Obtuvo, sin pretenderlo, una prebenda de la santa iglesia catedral de México que gozó poco tiempo, renunciando este y los demas honrosos puestos que le prometia su nobleza, su literatura y su virtud por servir á Dios en la Compañía. Gobernó varios colegios (con opinion singular de prudencia, haciéndose amable á todos enmedio de la vigilancia y austeridad á que cuasi naturalmente lo conducia su educacion y su génio. En el colegio real de S. Ildefonso fabricó sin mas fondos que su confianza, vivienda aparte para los colegiales gramáticos que consagró á nuestra Sra. del Rosario, † y en el colegio del Espíritu Santo emprendió la utilísima obra della casa de ejercicios, la primera que hubo en América. Fué observantísimo de las reglas y distribucion regular, sin dispensarse de las mas menudas, aun despues de

* Existe aun en la puerta del colegio, la imágen de N. Sra. del Rosario de tecali.

Probole Dios toda su vida con

haber obtenido los primeros cargos.
feísimas y horribles tentaciones, singularmente contra la castidad, la
fé y la esperanza, y fueron premio de sus victorias, los singulares do-
nes y luces del cielo con que tal vez conoció y reveló los sucesos ficti-
cios y los secretos del corazon. Entre otros predijo en términos for-
males al padre Lorenzo Carranco la muerte por Jesucristo ¿que le es-
peraba en California. Murió el padre pedro Zorrilla el dia 15 de junio
de 1735.

Por marzo del siguiente año de 1736 acabó su carrera en el colegio Año de 1736. de S. Gregorio el padre Juan de Gumesbac, natural de Colonia y de una senatoria nobilísima, familia ilustre, que procuró siempre ocultar con su humildad, aunque lo manifestaba bastantemente la generosidad de su espíritu. Desde los primeros pasos de sa vida apostólica en la navegacion de Oftende á Cadiz, antes en Bruselas, y despues en Sevilla, donde le fué preciso detenerse: antes de entrambos viajes mostró bien el zelo ardiente de la salvacion de las almas que le habia sacado del seno de su pátria, visitando cárceles, hopitales, y predicando y exhortando á los marineros á la confesion y frecuencia de sacramentos. Llegadǝ á México y concluidos sus estudos se dedicó enteramente al cultivo de los indios en el Seminario de S. Gregorio. Era incansable en el confesonario y en procurarles socrros singularmente á los indios, que peligraban por su pobreza. Con guió asegurar la virginidad de muchas en el convento de Corpus Casti, y á otras mantenia con no pocas fatigas de todo lo necesario para apartarlas de las ofensas de Dios. Entre estas y otras mucha obras de caridad con aquellas pobres gentes, sin descuidarse jams de sí mismo en la práctica de las religiosas virtudes, falleció á 30de marzo. Ya por este tiempo desde 24 del antecedente mes de febrero habia entrado en el gobierno de la provincia el padre Antonio de Peralta; su gobierno duró apenas pocos meser: emprendió por octube la primera visita de la provincia en (que Peralta el P. á 29 del mismo le cortó la puerte los pasos en el colegio de Pátzquaro. Oviedo. Llegó á México esta notica el dia 3 de noviembre, y juntos los padres consultores para abrir el liego casu mortis, se halló nombrado provin. cial el padre Juan Antoro de Oviedo. Un hombre tan caritativo, tan dedicado á los ministeris en todo género de ocupaciones y tan compa sivo con los pobres, ncesitaban los operarios de la Compañía tener á su frente para emprender y animarse mútuamente al trabajo en la horrible epidemia con qe quiso Dios afligir por entonces este reino. Ha

Entra en el provincia por gobierno de la

muerte del P.

1737. Epidemia en México.

« AnteriorContinuar »