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sado alguna inquietud á otros españoles sus amigos, especialmeente la noche del 20 de noviembre, tanto que pasaron á preguntarle el motivo de aquella novedad. Este era puntualmente el tiempo que los amoti. nados habian escogido para declararse. El cacique habia desde antes desembarazado su casa, y entrando en ella á sus dichos amigos los entretuvo hasta bien entrada la noche. Cuando le pareció tiempo, con pretesto de salir á dar alguna providencia, los dejó solos y pasó á ver á los pápagos que en esta sazon tenian ya cercada la casa. El mismo Luis prendió entonces fuego donde, 6 en las manos de los bárbaros, munieron Rebelion de cuantos se hallaban dentro. De aquí pasó á la casa del padre Nentwig; los pimas, y pero éste avisado del padre Sedelmair se habia pasado á Tabutama solo mucrte horri. ble de varios distante cinco leguas, dando en el camino y en el pueblo de Saric avi. españoles. so á cuantos pudo para que se pusieran en salvo. No se pudo dar á los padres misioneros de Cabozca y Sonoidag con tanta prontitud que no la previnieran los alzados, dando ántes la muerte á los padres Tomás Tello, y Enrique Rowen. No se sabe el tiempo fijo ni las eir. cunstancias de la muerte de los dos misioneros, ni se duda que seria muy conforme al celo y tenor de su religiosa vida. El cacique Javanimo, gefe de los gentiles papagotas, acometió los pueblos de Sobaipuris; pero como solo llevaba deseo del botin dió lugar á poder salvarse á los padres de S. Javier y de Guevaoi. Los dos gefes juntos acometieron despues á Tabutama, donde los padres Nentwig y Se. delmair, con algunos pocos soldados y vecinos españoles sc habian refugiado á la iglesia: allí se defendieron por dos dias hasta que muer. tos y heridos algunos de los sitiados, los demas en el silencio de la no. che hubieron de desamparar el punto y retirarse, no sin gran ries. go, á S. Ignacio, camino de 16 leguas. En este y los demas pue. blos pasaron de ciento los españoles muertos; el padre Nentwig sacó una fuerte contusion en la cabeza, y dos heridas en cabeza y brazo el padre Sedelinair. El capitan del presidio de fronteras marchó prontamente al socorro de los misioneros, los condujo á Suamen, pren. dió allí á un pariente de Luis que habia ido á convocar á aquellas, y haciéndole confesar su delito y disponer cristianamente lo pasó por

las armas.

Si el ardor de este capitan hubiera tenido algun fomento, no hay du. da que Luis hubiera tenido bien presto la misma fortuna; pero el go. bernador creyó que por otros medios suaves se podia restituir la tranquilidad á la provincia. Enyió dos y tres embajadas á los sediciosos

de la mision de S. Ignacio. La primera y segunda, ó no llegaron 6 fueron despreciadas: á la tercera mataron al enviado y cargaron repentina y furiosamente sobre mas de ochenta soldados que en un lugar cercano esperaban la respuesta. No fué muy feliz su atrevimiento: perdió cuarenta de los suyos, desamparáronlo muchos, y poco despues Javanimo con sus papagotas, que ya no tenian esperanza de saqueo. En esta situacion se halló la cuarta embajada del gobernador â que bubo de rendirse prometiendo que se iria á ver con su señoría. Lo cumplió, y viéndose bien recibido, obsequiado y aun restituido á su antiguo empleo de gobernador de toda la nacion Pima, prometió que haria volver los indios á sus pueblos, y que restauraria las iglesias quemadas y demas daños; aunque luego se retiraron las armas españolas y nada se cumplió de lo pactado. Las muertes de los ministros y todos los demás daños causados en lo temporal de los pueblos, fué mucho menos sensible á la Compañía, que la insolencia y desarreglo de cos. tumbres que causó á los pimas esta impunidad. No eran dueños los padres de obligarlos al trabajo para sus mismas familias, de hacerlos asistir á la misa, á la doctrina y demas ejercicios cristianos, de todo so quejaban, en todo apelaban á los tenientes de justicia. Luis era el oráculo y el árbitro de todo, ganándose la gracia de algunos, solo con levantar calummias á los padres misioneros, hasta hacer creer en Mé. xico y en Madrid que los jesuitas habian sido la principal causa del no bien sosegado levantamiento, y que cada dia daban nuevos motivos á los indios con vejaciones y crueles tratamientos.

Convocatoria de la vigé.

Poco ántes de la sublevacion de los pimas se habia celebrado en el sima octava colegio máximo la vigésima octava congregacion provincial, cumplien- congregacion provincial. do los nueve años á que la habia prorogado el padre general Francisco Retz. Era ya por este tiempo cabeza de la provincia el padre Juan Antonio Baltazar que en 31 de agosto de 1750 habia sucedido al padre Andres Garcia. Fué elegido secretario de la Congregacion e padre Antonio Paredes y al dia cuarto por primer procurador el padre Juan Francisco Lopez, maestro de prima de teología: en el colegio máximo el padre José Bellido, rector del colegio de Zacatecas, y el padre Francisco Cevallos, maestro de vísperas de dicho colegio de Téxico. Este mismo año de 1751 se habian visto levantar en México á diligencia de dos insignes jesuitas, dos obras de mucha gloria de Dios la que hoy es y fuentes de salud y de piedad para innumerables almas. El padre hospital geneCristobal de Escobar con solos diez mil pesos, dejados para este efecto dres.

Fundacion de

la casa de ejer cicios de México anexa á

ral de S. An.

del marqués de Villapuente, emprendió el magnífico edificio de la casa de ejercicios de Aracali anexa al colegio de S. Andrés que estrenó en este año, y que desde entonces acá ha ganado al Señor tantas almas y produce tan continuos frutos de penitencia. No es la menor honra de esta piadosa institucion haber merecido que el Illmo. Sr. D. Manuel Rubio y Salinas, arzobispo de México, la autorizase con su ejemplo el año de 1754, entrando á hacer en ella los ejercicios, y siguiendo en todo la distribucion con singular edificacion de todo su rebaño. El padre Antonio Herdoñana perfeccionó por este mismo tiem. po el real colegio de indias mexicanas de Ntra. Sra. de Guadalupe, á quien para ser un ejemplarísimo monasterio solo falta la formalidad esterior, * no la interior rigidísima observancia de los votos y religiosa perfeccion. A este mismo sugeto, aunque mediante la liberalidad de su noble y piadosa madre Doña Angela Roldan, se debe en la ciudad de la Puebla la erección del colegio de S. Francisco Javier, donde á semejanza de S. Gregorio de México, se atiende única y precisamen. te al cultivo y buena educacion de los indios. Por otra parte el padre provincial Juan Antonio Baltazar, á instancias de la muy noble ciudad, justicia y regimiento de Pátzcuaro, restituyó la cátedra de filosofía. Esta, juntamente con la de gramática, habia fundado allí algunos años antes D. Pedro de Figueroa y Sámano; pero siendo condicional la donacion, y habiéndose comenzado dos veces curso de artes sin poderse concluir por falta de estudiantes, la Compañía, obligándose aun mas de lo que debia y habia prometido al fundador, se obligó á pasar la cátedra de filosofía á la ciudad de Valladolid (hoy Morelia) y añadió en Pátzcuaro un operario mas para el ejercicio de los ministerios con los próximos. Bien conocia la ciudad el justo motivo que habia obligado á los superiores de la Compañía á mudar de allí la cátedra; sin embargo sentian careciese su lugar de aquel lustre.

Para remediar la falta de cursantes trataron de la fundacion de un Seminario, para el cual juntos ya diez y seis mil pesos, dieron parte

* Hoy ya lo es. El Illmo. Sr. Marquez de Castañiza que murió obispo de Durango, obtuvo licencia de la junta central de España en 1811 para erigirlo en monasterio de la Enseñanza de Indias. Arruinado el edificio por la gigantezca iglesia de Ntra. Sra. de Loreto inmediata, se trasladaron las religiosas al convento de S. Juan de Dios, y hoy se hallan en el de Belemitas. Doy á Dios gracias por haber sido uno de los diputados que con mas actividad contribuyeron en el congreso general de México á que se verificase esta traslacion, por la que aseguraron sus vidas las religiosas espuestas en el ruinoso convento de S. Juan de Dios.-C. M. B.

al Illmo. Sr. D. Martin de Elizacoechea, quien no solo aprobó y dió
gracias á la ciudad, sino que de su parte añadió otros dos mil pesos
para fundacion de una beca en 26 de junio de 1751.
A esto se agre-
garon diez mil pesos que el Br. D. José Antonio Ponce de Leon, cu-
ra vicario y juez eclesiástico de dicha ciudad añadió de lo habido por
herencia y dejó á su disposicion D. Martin de Saenz, asignando de-
terminadamente seis mil para el sustento de un maestro de teología,
sin que se entendiese gravar al colegio en la manutencion de algun su-
geto fuera de los que ordinariamente mantenia. Este celosísimo pár-
roco que habia sido el autor principal de este pensamiento, escribió al
padre provincial con todos los documentos necesarios para que se pro-
cediese á conseguir las licencias del rey para la ereccion de dicho
Seminario con la advocacion de nuestro padre S. Ignacio y Sta. Ca-
tarina Mártir. El padre provincial, agradecido á tan buenos oficios
de dicho Sr. vicario y noble ayuntamiento, dió en nombre de la Com-
pañía las gracias, y entretanto destinó para el curso de filosofía un su-
geto de singulares prendas que mostrase bien el singular aprecio que
merecia á la Compañía aquella ciudad y desempeñasc la grande obli-
gacion en que nos ponian tan singulares demostraciones.

blor en Gua

Es memorable este año en Guatemala por el horrible terremoto del Horrible temdia 4 de marzo, que cuasi todos los mas bellos edificios de aquella temala. hermosa ciudad dejó inservibles. La iglesia de la Compañía de Jesus, dice la relacion que entonces se imprimió de este suceso, obra admirable y que descollaba entre las mas perfectas del arte, singular en sus medidas, vistosa en sus adornos, cuya fama se ha estendido hasta la Europa á causa de su simborio destrozado, quedó en tan lastimosa ruina que no sé si fuera menos sensible que toda hubiese quedado por los suelos, pues lo que se mantiene en pié mas sirve de estímulo al sentimiento del estrago, que de esperanza para su reparo. No sé qué misterio seria que cayó la estátua de nuestro padre S. Ignacio por el camarin que tiene puerta á la sacristía, y al caer se ascntó del todo sobre la mesa de los calices, que cuasi la hizo pedazos, vuelto el rostro ácia los cajones y la espalda al templo arruinado. Los padres desenterraron valerosos y con celo católico los vasos sagrados del Señor Sacramentado, colocándole en lugar decente en la parte de la iglasia que cae bajo del coro, donde se mantienen incansables en sus apostólicas tareas, sin omitir por la incomodidad, sermon, plática 6 ejemplo de los muchos que acostumbran en la cuaresma, y doblando el trabajo

en el confesonario por el gentio que hoy acude mas que en otros tiem. pos, con solo el alivio de haber quedado el colegio firme, habitable y nada horroroso.

El colegio de la Habana habia por el contrario tenido en estos años considerables aumentos. El de 48, á 19 de marzo, se puso para un templo magnífico la primera piedra que bendijo solemnemente el Ilmo. y Revmo. S. D. Fr, Juan Lazo de la Vega, obispo de Cuba, con asistencia del Exmo. Sr. D. Francisco Cagigal, entonces gobernador de aquella isla, y virey despues de Nueva-España. No bastando para la suntuosa fábrica las fuerzas del colegio, alganas personas de primer órden se repartieron por la ciudad á recoger limosnas. La tierna devocion á la santa casa Lauretana, que por todos los medios posibles procuraba fomentar el celo y piedad del padre José Javier de Alaña, estendia el empeño de muchos á toda la fábrica por depender de ella el espiritual consuelo que esperaban, y se puede decir con ver. dad que el título de la Santa Casa de Loreto fué el mas poderoso para las limosnas que le recogieron, siendo muy dignos de particular memoria las del Sr. D. Diego Peñalver y Angulo, oficial real de la contaduría y consejero de hacienda, y la Sra. Doña María Luisa de Cárdenas, su esposa. Estos dos nobles consortes son acredores á la mas fina gratitud del colegio de la Habana, no solo por el título de insignes bienhechores, por los cuales se les mandaron hacer de Roma los acostumbrados sufragios, sino por la constante benevolencia y afec tuosa devocion que toda la ciudad reconoció siempre en ellos, y la que hacia evidente á todos que solo la obligacion de sus hijos pudo contener. los de hacer mas cuantiosas donaciones. La fábrica tuvo despues el grande alivio de la donacion de un ingenio de azucar, valuado en mas de ochenta mil pesos que para este efecto dejaron los nobles consortes D. Ignacio Francisco Barrutia, caballero del órden de Santiago, coronelde los reales ejércitos, y Doña María Recabarren, en 4 de abril de 1752. La Santa Casa Lauretana se dedicó solemnmente el dia 8 de setiem bre de 1755, despues de consagrada por el Ilmo. Sr. D. Pedro Morel de Santa Cruz.

Volvumos á la Pimería, donde sosegadas un tanto las cosas de fuera, los jesuitas padecieron una sorda, pero muy sangrienta persecucion. En virtud de los informes de Luis y de algunos otros inquietos se formaron autos muy denigrativos á los misioneros que se enviaron á la corte. Los documentos que se habian remitido de parte de la Compañía

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