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Deliberaciones sobre la California.

Cantares, Himnos y Antífonas virginales; Nombres y oficios de la Vírgen María; Santuarios y advocaciones que tiene la Madre de Dios en todo el mundo. El padre Gregorio de Losa en la carta de edificacion que escribió á los colegios, asegura que estas obras podian com. ponér mas de treinta volúmenes, y que el padre las habia dejado curiosamente escritas y coordinadas en el aposento del prefecto de la Anunciata. El sumo costo de las impresiones en América nos hace carecer de estas obras y de otros monumentos, no menos de la erudi. cion del padre Mateo de la Cruz y de su tiernísima devocion para con la Madre de Dios.

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Desde los principios del año, por órden del Sr. conde de Paredes se habia formado en México una junta de personas inteligentes, entre ellas el fiscal de la real audiencia, el almirante D. Isidro Atondo y el padre Eusebio Kino, que arbitrasen los medios para la poblacion tantas veces intentada de la California. De comun acuerdo se resolvió ser imposible conseguirse sino encomendando todo el cuidado así de lo espiritual como de lo temporal á la Compañía de Jesus, á quien se subministraria para este efecto de las reales cajas el dinero necesario, cuya regulacion por la junta de 11 de abril se encomendó á tres su. getos nombrados y al fiscal que pasase la resolucion dicha á los superiores de la Compañía. El padre Daniel Angelo Marras, prepósito por ausencia del padre provincial, respondió que en cuanto á la espiritual administracion estaba pronta la provincia á dar cuantos misioneros fuesep necesarios como lo habia practicado hasta entonces; pero que en cuanto á lo temporal no podia encargarse sin graves inconvenientes. El capitan Francisco de Luzernilla que ya en otro tiempo habia intentado lo mismo, volvió á ofrecerse para la empresa á menos costo del que se habia determinado, que eran treinta mil pesos anuales. Se desechó esta proposicion y se mandó entregar esta suma al almirante Atondo; pero por otras mayores urgencias del erario tanto en Eu. ropa como en América, ni llegó á verificarse, ni se volvió á pensar en la Pretension del poblacion de la California hasta el año de 1694. El padre Eusebio Kino padre Kino frustrada la conquista de la California, volvió luego los ojos á la Pime. para la Pime.. ría alta. ria alta, siempre sediento de la conversion de los gentiles, cuyo celo le habia sacado de la Italia, y esperando quizá poder por esta otra par te facilitar la entrada á sus amados californios. Cumplidos los tres años de gobierno del padre Luis del Canto le habia succedido en el oficio de provincial el padre Bernabé Soto, que como misionero que

habia sido muchos años entre los tepehuanes conocia bien el precio
de estos trabajos. Desde luego hubiera condescendido con los santos
deseos del padre Kino si no le detuviese no estar señalada del rey la
limosna para aquella nueya mision, y antes estar prohibidas nuevas
entradas á los paises gentiles sin noticia y conocimiento de los Exmos.
vireyes. Nada hay dificil al celo y á la santa libertad de un varon
apostólico. El padre Kino supo representar tan vivamente al Sr. vi.
rey la utilidad, y aun la necesidad de aquella espedicion, que obtuvo
decreto de S. E. para que se exhibiese no solo la limosna necesaria
para la mision de Pimería, sino tambien otro tanto para una nueva
mision á los seris en la provincia de Sonora. En 20 de noviembre sa-
lió el padre de México para la ciudad de Guadalajara. Aquí le obli-
gó su caridad á presentarse á la real audiencia. El fervoroso misio-
nero sabia muy bien cuán grave retraente es á los indios para recibir
la fé y reducirse á poblacion y vida política el servicio personal en
haciendas y minas á que los obligaban despues de su bautismo. En
esta atencion pretendió exigir de aquella real audiencia despacho pa.
ra que los indios que convirtiese á nuestra santa fé no pudiesen en
cinco años ser compelidos por juez alguno al trabajo de minas 6 ha.
ciendas. Bien poco era lo que pretendia el jesuita misionero en favor
de los neófitos, pues desde el año de 1607 estaba mandado por el Sr.
D. Felipe III que los indios reducidos á nuestra santa fé por la predi.
cacion no sean encomendados, tributen, ni sirvan por diez años, y lo
mismo ordenó en 10 de octubre de 1618. Determinaciones dignísimas
de los reyes católicos, y que como tales se insertaron en la Recopila-
cion de leyes de Indias, ley 20. tit. 1., y 3. tit. 5. del libro 6.
En el mismo año de 86 en que el padre Kino pretendia aquella corta
exencion para sus neófitos, ó porque ignoraba lo mandado por el Sr.
D. Fellipe III, 6 porque sabia que no se observaba, vino nueva cédula
del Sr. D. Cárlos II con fecha de 14 de mayo en que ordenaba á los
vireyes, audiencias y gobernadores que favoreciesen muy particular-
mente á los eclesiásticos encomendados de la reduccion de los infieles,
y que estos en los veinte años primeros sean exentos del servicio de
minas y haciendas. Con tan felices principios animado el padre Kino
partió para la Pimería en 16 de diciembre.

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mayor

2

de Sonora el despacho de la real

1687. Primeras mi.

Obedecido el alcalde por audiencia, pasó el celoso ministro al sitio en que se fundó despues la siones de la mision de los Dolores.

Pimería alta.

min Izurita.

Los moradores de aquellas rancherías eran los que con mayores an sias habian deseado el bautismo y solicitado misioneros. En un ter reno tan bien dispuesto se empleó con tanta felicidad el fervor del padre Kino, que á pocos dias ya tenia un gran número de catecúmenos de que formó el pueblo de los Dolores, primogénito de sus fatigas, y que cultivó hasta la muerte. De aquí, por órden del padre visitador, acudiendo cada dia nuevas gentes pasó á fundar diversos otros pueblos, el de Caborca, diez leguas al Poniente del de los Dolores, á que dió el nombre de S. Ignacio. Los habitadores de este pais, (dice el mismo padre) le parecieron los mas afables y dóciles de cuantos habia visto hasta entónces. El de San José de los hymeris, muy pocas leguas al Norte. En esta nacion habian sido tambien muy antiguos los deseos de tener padres que los instruyesen, y no menos antiguo en los misioneros de Sonora el deseo de pasar á sus tierras, lo que sin embargo no habia podido ejecutarse en mas de cuarenta años que era conocida esta gentilidad. Siete leguas al Oriente de los Dolores fundó otro pueblo con la advocacion de Nuestra Señora de los Remedios. Para atraer á los mas distantes les envió una embajada con el indio gobernador del pueblo de los Dolores, persona entre ellos de mucha autoridad. Los cuatro pueblos se dividieron despues en misiones, quedando los dos primeros á cargo del padre Kino. Los de San José y los Remedios, no pareciendo tan precisas, se desampararon despues de algun tiempo con notable sentimiento del mismo padre Kino, como diremos adelante.

Muerte del En la Casa Profesa de México falleció este año con singular opihermano Fer- nion de virtud el hermano Fermin de Izurita que cuidaba actualmente de aquella portería. En 6 años que vivió en la religion se dió tanta prisa en enriquecer su espíritu, que era uno de los mas ejemplares coadjutores de su tiempo. Aun de seglar, en 18 años que vivió en las Indias, y en medio de las lisonjas de una fortuna bastantemente próspera, vivió siempre solo en mortificacion, en castidad, en simplicidad de costumbres, en frecuencia de Sacramentos, en perfecta obediencia á su padre espiritual. Solicitado torpemente de una muger en un lugar fuera de México, á la misma hora, aunque muy importuna, montó á caballo y desamparó con admiracion de todos los que ignoraban la causa un hospicio tan peligroso. Su celo por la salvacion de sus prójimos, lo manifestó en dejar alguna parte de su caudal para el sustento de dos misioneros que llamamos circulares, Por sí mismo, ya que

no podia con otros ministerios, contribuia no poco con santas y espiri. tuales conversaciones, teniendo por su máxima favorita que no se habia de hablar sino de Dios ó con Dios. La contínua oracion y la ciega obediencia, fueron los dos ejes de su vida religiosa, y de que pasó á gozar el prémio el dia 2 de marzo.

Entre tanto, el padre Juan Bautista Zappa apénas con el descanso Misiones del de algunos meses, volvió á fines de octubre á sus escursiones apostó- padre Zappa. licas por los pueblos del arzobispado. El venerable Sr. D. Francisco Aguiar Seijas, que se creia muy interesado en este género de ministerios, los fomentaba con el mayor ardor. No salian los padres sin tomar su bendicion, y aun sin que su señoría ilustrísima señalase el rumbo por donde debian encaminarse. Añadia el buen pastor cartas muy es. presivas á los curas y vicarios de los partidos, encargándoles la asistencia personal y el fomento de los ejercicios de la mision. Entro otras espresiones, no podemos omitir la que usa en carta escrita este año á los reverendos padres guardianes, priores y ministros de doctrina, que comienza así: „Por dar cumplimiento á la debida obligacion de prelado y pastor de tantas ovejas, he determinado darles el pasto espiritual para encaminarlas al mayor bien de sus almas. Y porque al presente no puedo ir en persona á tan santo empleo, van en mi nombre los reverendos padres misioneros Juan Bautista Zappa y Antonio Ra mirez, de la Compañía de Jesus, personas de grande espíritu y talento, de quienes fio en la Divina misericordia, han de cojer mucha mies con la palabra evangélica. Para este efecto, suplico á vuestras paternidades reverendas, les ayuden y fomenten en cuanto fuere posible, asistiéndoles como á mi misma persona, que lo tendré á toda estimacion

y viviré con este reconocimiento." Con este patrocinio, fué copiosísima la cosecha de almas que en Zimapan, Ixmiquilpan, Huichiapa, villa de Cadereita y otros lugares vecinos é intermedios, recogieron este año nuestros dos operarios. Su llegada á Zimapan previno el cielo con temblores de tierra nunca vistos en aquel pais, y tan frecuentes, que en dos dias habia temblado once veces. Preocupados ya de temor los ánimos, así de los cristianos como aun de los chichimecas gentiles de aquellas minas, fué fácil á los ministros de Dios, arraigar en ellos las saludables máximas, con tan feliz suceso, que los mismos paganos admirados de ver en el Real tan entera mudanza, vinieron á los padres, convidándoles á que fuesen á predicarles. Nos habeis bebido el corazon, les decian en frase de su idioma, y no querría

Muerte en la

zalde.

mos vivir sin vosotros. Ya somos grandes, y tardaremos mucho en sa ber las oraciones, pero os entregaremos á nuestros hijos para prenda y principios de nuestra conversion.

A 28 de julio murió en la ciudad de Guadalajara D. José Lazalde, Compañía de oficial real que habia sido muchos años de aquellas cajas y obtenido D. José Laotros lustrosos empleos en aquella república. Desde su juventud habia fomentado los deseos de entrar en la Compañía, aunque impedido por la necesaria asistencia de su madre y hermanas. Libre ya de estos lazos, fué recibido por el padre provincial Bernardo Pardo á fines de su gobierno, confirmó de nuevo el recibo el padre Luis del Canto, sin que en todo su trienio le permitiese pasar á Tepotzotlán una gra. ve y peligrosa enfermedad. Llegando á recibir los últimos Sacramen. tos, el padre Juan de Palacios, rector de aquel colegio, le recibió los votos que hizo con estraordinario fervor. Desde aquel instante no permitió se le cubriese la cama con seda, ni se le sirviese con plata: se mandó cortar el cabello, como lo usan los jesuitas, y quiso vestirse de la misma ropa del colegio. Entre tanto llegó á la visita el padre Bernabé Soto, á quien luego dió la obediencia, suplicándole pidiese al Señor que el próximo dia de S. Ignacio pudiese ir á comulgar entre nuestros hermanos; pero dos dias ántes le arrebató la muerte á los 41 años de su edad. Se enterró en el sepulcro de los nuestros con asistencia y notable edificacion de toda la ciudad.

1688.

Al año siguiente perdió el colegio del Espíritu Santo de Puebla un grande espejo de virtudes y religiosa perfeccion en el pacientísimo y devoto padre Pablo de Salceda, natural de Valladolid, capital de Michoacán. Compitió con el buen olor de su santidad, la fama de su eminente sabiduría. Era de una memoria muy fiel, de una feliz esplicacion, de un ingenio vivo y fecundo, que le hicieron admirar igualmente en cátedra y púlpito. El despego de toda carne y sangre, la pobreza, el retiro y el silencio apénas podrán llevarse mas léjos de lo que observaba el religioso padre llamado por esta causa el Gregorio Lopez de los jesuitas. Fué altísima y en los últimos años cuasi nunca interrumpida su comunicacion con Dios en la oracion, para cuya materia tenia distribuida la pasion de nuestro Redentor por todas las horas del dia. Sus particulares devociones fueron los Dolores de la Santísima Vírgen, el arcángel S. Miguel, y las benditas Animas del purgatorio, á quienes ayudaba con todo género de sufragios, y de quienes fué, segun se pudo inferir, visitado con agradecimiento en di

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