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rentes republicanos. D. Pedro Gil de la Sierpe, tesorero de Acapulco, prometió una galeota para el trasporte, y dió desde luego á la mision una lancha grande. A costa de no pocas vergüenzas y desaires que tuvieron que tolerar al principio los padres Salvatierra y Juan de Ugarte, que se le dió desde luego por compañero, juntaron otros nueve mil pesos que ofrecieron algunos piadosos para los cinco primeros años. La ilustre congregacion de los Dolores, fundada en el colegio de Mé. xico algunos años antes, á diligencia del padre Vidal su fundador, y primer prefecto, dió diez mil pesos para que con sus réditos se sustentase uno de los misioneros, y para otros dos dió veinte mil. D. Juan Caballero de Ocio, presbítero de Querétaro, de quien hemos ya hablado en otra parte, y á cuya magnífica piedad eran deudoras cuasi todas las obras de la gloria de Dios que se emprendian en su tiempo, no contento con esta cuantiosa limosna, ofreció al padre Salvatierra pagar cuantas libranzas viniesen de Californias firmadas de su mano. Sobre tan sólidos cimientos se pasó á pretender del Exmo. Sr. D. José Sarmiento y Valladares, conde de Moctheuzoma, que ya desde fines del año antecedente gobernaba el reino, la necesaria licencia para aquella espedicion. El fiscal del rey se opuso fuertemente, fundado en las últimas cédulas reales que vedaban intentar de nuevo cosa alguna en California. El padre Salvatierra respondió breve y sólidamente, que la intencion de S. M. no era ni podia ser cerrar las puertas de la salud á los infelices californios: que la prohibicion era para el tiempo que durase la rebelion de los taraumares, en atencion á los grandes costos que las dos cosas juntas causarian al real erario: que en la actualidad ni habia guerra alguna en aquellas provincias ní en la conquista intentada de Californias se gastaba ó pedia cosa alguna al fisco real. En consecuencia de esta representacion en dia 5 de febrero, concedió el señor virey su licencia para que los padres Salvatierra y Eusebio Kino pasasen á llevar á la California la luz del Evangelio, sin que por tanto gastasen ni cobrasen cosa alguna del real erario. Se les mandaba tomar posesion de la tierra en nombre de S. M. católica: concediase á los padres que pudiesen nombrar justicias entre los mismos naturales para el gobierno político; que pudiesen llevar á su costa soldados de escolta, elegir cabos y remover. los, dando cuenta á su excelencia, y que dichos cabos y soldados gozasen todas las exenciones y privilegios de los demas presidiarios.

Este despacho se entregó al padre Salvatierra el dia 6 de febrero,

Concédese al

padre Salva tierra por el virey que pase á las Cali

fornias.

y al siguiente dejando por procurador de los negocios de la mision al padre Juan de Ugarte, salió de México á entregar el colegio de Tepotzotlán al padre Sebastian Estrada. Por semana santa, llegó á Sinaloa, y no permitiéndole su celo estar ocioso aquel tiempo que tardaba la galeota en llegar de Acapulco á la embocadura del Yaqui, pasó á visitará sus antiguos hijos los baroios, guazaparis y serranos que halló muy firmes en la fé. Ya volvia cuando torná á encenderse en los taraumares el fuego de la sedicion, de que hablamos poco antes. El padre Salvatierra llevado de su caridad voló al consuelo de los padres Nicolas de Prado y Martin Venavides, con grandes peli. gros (dice el mismo padre) de asaltos y rebates continuos, tanto que la víspera de nuestro santo Padre creí que era el último de mi vida. En 16 de agosto salió para la costa, donde el 14 despues de no pe. queños riesgos habia llegado la galeota. Mientras se proveen de nue. vos bastimentos y se espera al padre Kino que estaba en la Pimería, y que finalmente no pudo ir, pasaron cerca de dos meses hasta el 10 de octubre en que honra la Iglesia la memoria del santo fundador de la provincia de México, y en que sin esperar á otro nuevo compañero se Número de hicieron á la vela. La tropa de los 'conquistadores se reducia, fuera que entra el del padre, á ocho personas, cinco españoles y tres indios. Algunos otros que quisieron acompañarle los détuyo el alzamiento de los taraumares en aquella provincia. Al tercero dia de viage, sábado, y dedicado particularmente á la Vírgen santísima en la santa imágen del Pilar de Zaragoza, dieron vista & la California, aunque no desembarcaron enteramente, y de asiento, digámoslo así, hasta el siguien te sábado 19.

personas con

padre Salva

tierra en Ca

lifornias, año

de 1697.

Desembarca

y toma po

sesion de la

tierra en nombre del

rey de Es.

paña.

Para el establecimiento de este real prefirieron la bahía de San Dionisio a la de San Bruno, donde apenas hallaron reliquias del antiguo real del almirante Atondo. Dentro de pocos dias colocaron en una tienda de campaña la santa imágen de Loreto, de que tomó despues el nombre aquella poblacion, y se tomó solemne posesion de la tierra en nombre de la magestad católica. El padre Salvatierra hacia á las ve. ces diversísimos oficios, de gobernador, de capitan, de padre de fami lias, de capellan, y si se ofrecia, de cargador y cocinero, sazonando por sus mismas manos el maiz y pozole que diariamente repartia á los gentiles para atraerlos á la doctrina. Esta rezaba cada dia con ellos por una especie de catecismo que habia trabajado el padre Kopart, y entretanto iba poco a poco haciéndose dueño de su idioma. Les pri.

á

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Acometen los californios á los que ha

meros dias se pasaron con alguna tranquilidad hasta que vuelta al Yaqui la galeota, la codicia de apoderarse de todo el maiz, tentó á los salvages, de suerte que resolvieron deshacerse de los pocos que lo guardaban. A costa de algunos sustos se pasaron los dias primeros de noviembre, avisado siempre el padre Salvatierra por un cacique enfermo de quien hablaremos luego. En dicho dia 13 poco despues de medio dia, acometieron por cuatro partes los indios, divididos en otras tantas naciones, de laimones, monquiscaves y diduis. Comen- bian desembarcado y son zaron á llover dentro de la trinchera piedras y flechas. Los pocos rechazados. defensores, por consejo del padre Salvatierra, 6 no se valian de las armas de fuego, 6 disparaban al aire solo para atemorizar á los indios. Prosiguieron de esta suerte cerca de dos horas, hasta que ó de cansados, 6 para tomar nuevo aliento, cesaron como un medio cuarto. Despues de esto volvieron á la carga con mayor furia y algazara. A los nuestros, que solo habian estado sobre la defensiva, les fué ya forzoso asegurar los tiros. El alférez D. Luis de Torres que mandaba la accion dió órden que se disparase un pedrero que habian traido de la galeota; pero reventó este con grande peligro del artillero y del padre Salvatierra y mayor atrevimiento de los sitiadores: decian que si no mataba el pedrero grande, menos daño harian los pequeños fusiles. En esta confianza avanzaron ácia la trinchera, como seguros ya de la victoria, con el mayor esfuerzo. Ya cuasi estaban á tiro de fusil cuando el padre Juan María, que no podia resolverse á ver morir á alguno de ellos sin bautismo, avanzó algo ácia ellos exhortándolos á sosegarse y apartarse de allí. A este amoroso consejo respondieron con tres flechazos, que por misericordia del Señor no le hicieron algun daño. Retiróse el padre, y estando ya los bárbaros á las manos, fué preciso hacerles fuego. Comenzaron á caer por todos cuatro lados, heridos muchos y algunos muertos, con tanto asombro de los demas, que al instante como de concierto los cuatro trozos volvieron las espaldas y ganaron el monte. No se aseguraban aun los muertos, y antes se prevenian para algun nuevo avance, cuando vieron venir ácia el real al cacique enfermo, y á poco rato una tropa de mugeres afligi. das y llorosas trayendo en señal de paz á sus hijillos, que aun quisieron dejar algunos en el real. Se admiraron mucho de ver que ninguno de los nuestros hubiese muerto ó quedado aun levemente herido, porque dos que lo estaban pudieron con facilidad disimularlo. De nuestra parte se pasó la noche con extraordinario consuelo de todos dando

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California.

Península el

gracias al Señor y á su soberana Madre por haberlos libertado de res-go semejante, y dado á diez ó doce hombres valor y fuerza para resistir á quinientos bárbaros. Atribuíanlo á milagro de la Virgen Lauretana, y se confirmaron mas en esta opinion, viendo que de innumerables flechas de que estaba regado el suelo, ninguna habia tocado á la santa cruz ni al pabellon que servia de tabernáculo á la sagrada imágen. †

Descúbrese la yuca para Al dia siguiente de la batalla descubrieron la yuca de que se forma hacer pan en el casabe, cosa que causó á todos mucho consuelo. Se colmó este con ver entrar al dia siguiente, 15 de octubre, la balandra, y luego á pocos dias la galeota, cargadas de provisiones á costa de la diligencia del padre Salvatierra y de la caridad de los padres misioneros del Yaqui. La balandra desde el tercero dia de navegacion, 12 de octubre, habia desaparecido con seis hombres, y apenas quedaban ya esperanzas de volver á verla. En la galeota venia por compañero del padre Salvatierra, en lugar del padre Kino, el padre Francisco Piccolo, misioLlega á la nero antiguo y visitador que habia sido de las misiones taraumaras. padre Piccolo Habia obtenido de N. M. R. P. general licencia para pasar á California luego que se diese licencia del Exmo. Sr. virey para aquella espedicion, y así no pudiendo faltar á la Pimería el padre Kino, habia succedido en este ministerio apostólico. Hasta este tiempo no se habian hecho en California sino muy pocos bautismos. El primero fué el de un cacique del antiguo real de San Bruno. Este mismo dia que desembarcaron los españoles vino á ellos preguntando por el almirante y por los tres padres que habian estado en su compañía: hablaba algunas palabras en castellano y conservaba pocas luces de los misterios de la fé. La desnudez con que venia manifestó á los españoles un horrible y vergonzoso cáncer. Con este motivo se quedaba á dormir dentro del real mientras se instruia perfectamente. Era muy fiel á los españoles, y daba aviso al padre del menor movimiento que ob

+ Al escribir esta historia, el corazon de un hombre sensible y cristiano se dilata y hace prorrumpir en bendiciones al padre Salvatierra y sus dignos cooperadores. Permítaseme celebrar estos génios benéficos, recordando que yo fuí el que promoví en el congreso la ereccion de un obispado en Californias, uniéndoseme los diputados de aquel departamento en 1836. Que habiéndose demorado el espediente por mil obstáculos que se opusieron, lo activé aun no siendo ya diputado; y finalmente conseguí el que se nombrase de primer obispo al R. P. García Diego, que ya va á consagrarse por hacer feliz aquella region. México 19 de setiembre de 1840.-Carlos María de Bustamante.

servaba en sus naturales.

Se bautizó solemnemente el dia 11 de noviembre con el nombre de Manuel Bernardo Hô, que era el que tenia en su gentilidad, y en su idioma significa el Sol. A pocos dias se bautizó un hijo suyo de cuatro años, á quien se dió el nombre de Bernardo Manuel para satisfacer así á los deseos de los Exmos. Sres. virey y vireina de México que habian pedido al padre Salvatierra fuesen esos los nombres de los primeros que se bautizasen en California. A otros dos párvulos se confirió el bautismo, llamándolos Juan y Pedro, en memoria de los dos insignes bienhechores de la mision D. Juan Caballero de Ocio y D. Pedro Gil de la Sierpe. Habiendo de volverse la galeota para Acapulco, escribió el padre Salvatierra cartas llenas de reconocimiento, celo y alegria á estos señores, y al Illmo. Sr. D. García de Legaspi, obispo de la Nueva Galicia, á quien confiesa deber mucho aquella mision por haber costeado el transporte del padre Francisco Piccolo, y escrito al padre Salvatierra ofreciéndole su amparo y proteccion para el éxito feliz de la conquista. Al padre Juan de Ugarte escribió juntamente una larga relacion que tenemos de su letra, de donde hemos tomado cuanto aquí va escrito.

Sin apartarnos aun de la California, supuesto que los apostólicos sudores de los hijos de la Compañía han dado toda esta vastísima region á Jesucristo y á la corona de nuestros católicos reyes, no seria fuera de propósito decir alguna cosa de la situacion, temperamento ó historia natural de la California, como tambien del génio, carácter, costumbres y religion de sus habitantes; pero en esto está bastantemente satisfecha la curiosidad del público con la obra del padre Miguel Venegas que redujo á compendio el autor de las noticias de California, hombre de gusto esquisito y de feliz esplicacion. Una ú otra cosa pudiéramos añadir por lo que mira á la parte meridional de la California tomada de la curiosa relacion que tenemos manuscrita del padre Ignacio Tyrsk, misionero de aquellas partes; pero lo dejamos para mejor ocasion. En cuanto á los hechos históricos que traen las noticias de California no podemos omitirlos absolutamente; mas habiendo de concurrir en la substancia no dejarán de percibir los lectores atentos que trabajamos sobre materiales mas copiosos y mas auténticos que los que pudo haber á las manos el padre Miguel Venegas, ó su curioso compendiador.

Dijimos antes como por compañero del padre Salvatierra habia sido señalado el padre Eusebio Kino. Este grande hombre que habia

Bautismo de un cacique.

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