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trados. Esta vez no han dejado entrar al coronel Arnaudin, ora por no ponerle al corriente de los daños, ora por el temor de que su presencia causase un tumulto del cual se habrían aprovechado los patriotas. Pero la conversación que este oficial ha

tra ciudad como hermanos y amigos. Por lo tanto, haremos la guerra, no contra vosotros sino por vosotros.

Acabo de establecer el sitio de vuestra ciudad, que continuaré, si á ello me obligan. La guarnición y los partidarios del Estatuder no pueden defenderla con éxito: les intimo por tanto que la rindan.

Vuestro deber, como representantes del pueblo, es evitar á éste los desastres y calamidades de una defensa inútil. Os requiero, en nombre de la humanidad y por vuestra conservación personal, que induzcais ú obligueis al comandante y oficiales á entregar la plaza, sin demora alguna, á las armas de la república francesa.

Os declaro, magistrados del pueblo, que si desgraciadamente me forzais á disparar sobre la ciudad, os haré personalmente responsables del daño irreparable que vuestra debilidad ó connivencia con nuestros enemigos atraiga sobre vuestra patria; y vuestra pena capital servirá de ejemplo á los satelites del despotismo, y lavará la injuria nacional.

Soy el amigo del pueblo batavo

F. MIRANDA.

P. S. La adjunta declaración del comité batavo, recordándoos vuestros deberes os hará, sin duda, consentir á mi petición. En el cuartel general de Hochten, á 24 de febrero de 1793, año segundo de la república francesa, á las cuatro de la tarde.

EN NOMBRE DE LA REPÚBLICA FRANCESA.

El teniente general Francisco Miranda, general en jefe del ejército de la República francesa, frente á Maestricht.

INTIMO al comandante militar de las tropas holandesas de Maestricht que se rinda dentro de tres horas y entregue la plaza á las armas de la República Francesa, para evitar á sus habitantes los horrores de un bombardeo y de un sitio, el incendio y la destrucción de la ciudad.

Declarando al comandante que, si comete la imprudencia de aventurar una defensa tan inútil como temeraria, si se opone á que la carta adjunta sea entregada á los magistrados de Maestricht, y si intercepta su respuesta; esta criminal audacia será rigurosamente castigada, y el general de la república se hallará obligado á hacer pasar al filo de la espada á todos los oficiales de la guarnición.

Los ciudadanos batavos y soldados que, con repugnancia combaten á los enemigos de la libertad y de la igualdad, serán admitidos á la fraternidad y á la protección de la nación francesa, que, habiendo sido forzada á declarar la guerra al Estatuder y á sus partidarios, aprovecha con prontitud la ocasión favorable que sus usurpadores le han proporcionado

tenido con un anciano brunsviquense que mandaba en la puerta, le ha hecho juzgar que la ciudad se hallaba en el mayor apuro, y auguro, en su virtud que continuando nuestro bombardeo y aun calentándolo con algunas balas rojas, la plaza recibirá á las tropas francesas antes de diez días. Confiaré este cuidado al general Valence y á su ejército, para reunirme á Vd.

Este general ha venido á verme aquí, y le he participado todos los planes de Vd. Me ha parecido muy bien dispuesto á prestar su concurso, por todos los medios que se hallan en su poder. Me ha escrito después desde Lieja para confirmarme sus disposiciones.

Thowenot y Petit-Jean han venido ayer á verme, y hemos concertado juntos nuestras operaciones. He convenido con Thowenot que un cuerpo de diez mil hombres marche á ocupar los mismos puestos que yo dejo frente á Maestricht, mientras que mi movimiento insensible empieza mañana para dirigirme sobre Kessel y Grave, con un cuerpo de veinte á veinte y tres mil hombres, con el cual estaremos allí del 4 al 6. Yo le pondré á Vd. al corriente todos los días. Las noticias que he recibido de Champmorin, por las dos cartas cuyas copias son adjuntas, me deciden, si los caminos que hago reconocer lo permiten, á marchar adelante por la izquierda del Meuse. Formando naturalmente mi vanguardia la división de este general, yo me hallaré así más pronto sobre Grave y Nimegue. Pero en esta disposición seriá imprudente no dejar cuatro ó cinco mil hombres á retaguardia, sobre Ruremonde. El general Valence no podría bas

para restablecer la soberanía nacional y los sagrados é imprescriptibles derechos del pueblo. F. MIRANDA.

La declaracion adjunta, hecha por el Comité batavo á las tropas de la república de las Provincias Unidas, llamándolas al deber, debe bastar á decidirlas para que accedan á mi intimación.

En el cuartel general de Hocthen, á 24 de febrero de 1793, año segundo de la República Francesa, á las cuatro de la tarde.

tar para ello, debiendo á la vez suministrar tropas en la orilla del Roër y en el bloqueo de Maestricht. Me propongo dejar á Lamarliere frente á Ruremonde con el cuerpo de tropas á sus órdenes, que refuerzo, agregándolo al ejército de las Ardenas, para que haga partir las tropas que se hallan sobre la orilla derecha del Meuse, independientemente de que Lamarliere se halla muy bien colocado para este arreglo.

Nos hallamos en muy buenas posiciones aquí, del lado de Beaulieu verá Vd. por la copia de los despachos que he recibido ayer de Harville, que se ha extendido sobre Luxemburgo, desalojando al enemigo de la pequeña ciudad de Laroche, punto de ocupación importante, para poder descubrir la marcha de los enemigos desde las alturas de Houffalise y de Laroche. Doy cuenta de ello al ministro, y he enviado todos los despachos á Valence con quien deberá corresponder en adelante.

El coronel *** me parece poco capaz de ejecutar lo que le ha prometido á Vd. Ha pedido el colocarse en Rekem para la continuación de sus operaciones.

Firmado: MIRANDA.

El general Miranda al general Beurnonville, ministro de la guerra.

Hochten, 27 de febrero de 1793.

Desde las últimas noticias, general, que tuve el honor de comunicar á Vd. por mi carta del 25 de este mes, nuestro bombardeo ha continuado siempre con éxito, poniendo á la ciudad en el mayor apuro, con repetidos incendios.

Habiendo recibido esta mañana la noticia oficial de la rendición de Breda, he aprovechado esta ocasión para repetir al gobernador

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y magistrados de Maestricht, la repugnancia que experimentábamos en hacer uso de medios tan rigurosos contra habitantes que deseábamos tener por hermanos y amigos. Escribí en consecuencia la carta cuya copia es adjunta (1) para acreditarles estos sentimientos, é invitarles á poner la plaza bajo la salvaguardia de las armas francesas.... El oficial que envié con este mensaje, no fué recibido en la plaza, aparentemente por temor de que observase los estragos que nuestro bombardeo había ocasionado, lo que el oficial de guardia del puesto avanzado le hizo comprender suficientemente por su conversación. Pero el gobernador y magistrados enviaron la respuesta evasiva cuya copia incluyo.

Hacemos preparar algunas baterías de cañones, que, con el fuego de las bombas, reducirán la plaza á la necesidad indispensable de rendirse en pocas días, si nuestros triunfos en Holanda continúan. Un cuerpo de tropas del ejército de Bélgica, de diez mil hombres, se encargará de esta comisión, ocupando los puestos delante de Maestricht, que las de mi mando tienen en este momento, para continuar el sitio y el ataque, mientras que el ejército que yo mando, cuya vanguardia se halla actualmente

(1).

Hochten, 27 de Febrero de 1793.

El general Miranda al gobernador de Maestrickt. Habiendo esperado dos dias la contestación prometida de los magistrados de la ciudad de Maestricht, ruego á V. considere, y les haga saber que si se obstinan en rehusarnos una respuesta satisfactoria á las equitativas y fraternales proposiciones que les han sido hechas en nombre de la república francesa, emplearemos los últimos medios para reducir la plaza por medio de su ruina absoluta.

Debo informarle á V. y anunciarles oficialmente, que un ejército francés, á las órdenés del general Dumouriez, se halla ya en posesión de la plaza de Breda y de otras dos fortalezas, y que en este momento debe haber penetrado en el interior de Holanda.

Estas circunstancias deben convencerles á ustedes de la inutilidad de una resistencia supérflua, y que no conduciría sino al mal de los habitantes á quienes deseamos tratar como á hermanos y quienes tal vez no son, en efecto, sino inocentes víctimas del interés particular.

El general, etc. Firmado: MIRANDA.

en la orilla derecha del Meuse, mas allá de Venlo, se dirija sobre Grave, para secundar las operaciones del general Dumouriez en Holanda, según hemos convenido.

El general de Harville acaba de comunicarme oficialmente la toma del puesto de Laroche, que ocupaban los Austriacos sobre el viejo camino de Luxemburgo á Nemur, y del cual, en mi opinión, los ha echado con éxito, y sin perdida alguna.

Firmado: MIRANDA.

El general Miranda al general Leveneur.

Hochten, 28 de febrero de 1793.

Le ruego á Vd., general, que haga venir de San Tron ó de Lieja cuatro piezas de cañón de á doce, y las coloque detrás de un buen espaldón, para que pueda Vd. disparar algunas balas rojas de rebote, sobre la parte de Wick, mientras que nosotros hacemos lo mismo por este lado, sobre Maestricht, con piezas de á diez y seis. Este ultimo expediente, unido á la ruína que los incendios, causados por el bombardeo, han ocasionado en la ciudad, nos dará la plaza, tal vez en pocos días: es cuanto podemos hacer en esta estación y con los medios y órdenes que se me han dado. Le repito á Vd. una vez más que la intención no es de establecer un sitio, sino pura y simplemente un bombardeo.

Dos oficiales que han venido aquí esta mañana de parte de Vd. me han asegurado que, algunos domésticos de emigrados, saliendo de Maestricht por la fortificación de Wick, habían sido recibidos en la división de Vd. Le recomiendo á Vd. en esto la mayor circunspección, puesto que las leyes, contra cualesquiera emigrados, son muy severas; y que estos indivíduos, sir

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