Parnaso venezolano

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Maucci, 1906 - 475 páginas
 

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Pasajes populares

Página 59 - Y greyes van sin cuento Paciendo tu verdura, desde el llano Que tiene por lindero el horizonte, Hasta el erguido monte, De inaccesible nieve siempre cano...
Página 51 - ¡Mira! ¡Su ruedo de cambiante nácar el occidente más y más angosta, y enciende sobre el cerro de la costa el astro de la tarde su fanal. Para la pobre cena aderezado brilla el albergue rústico, y la tarda vuelta del labrador la esposa aguarda con su tierna familia en el umbral. Brota del seno de la azul esfera uno tras otro fúlgido diamante, y ya apenas de un carro vacilante se oye a distancia el desigual rumor.
Página 65 - ¿Qué miro? Alto torrente de sonorosa llama corre, y sobre las áridas ruinas de la postrada selva se derrama. El raudo incendio a gran distancia [brama y el humo en negro remolino sube, aglomerando nube sobre nube. Ya, de lo que antes era verdor hermoso y fresca lozanía, sólo difuntos troncos, sólo cenizas quedan: monumento de la dicha mortal, burla del viento.
Página 54 - Ruega por mí y alcánzame que vea en esta noche de pavor, el vuelo de un- ángel compasivo, que del cielo traiga a mis ojos la perdida luz. Y pura finalmente, como el mármol que se lava en el templo cada día, arda en sagrado fuego el alma mía como arde el incensario ante la cruz.
Página 57 - ... da a la tierra el deseado albor. ¡Pero esas pobres almas!... ¡Si supieras qué sueño duermen!... Su almohada es fría; duro su lecho; angélica armonía no regocija nunca su prisión. No es reposo el sopor que las abruma; para su noche no hay albor temprano, y la conciencia, velador gusano, les roe inexorable el corazón. Una...
Página 56 - Y en la aleve mordedura Escupe asquerosa hiel. Por el que surca animoso La mar, de peligros llena; Por el que arrastra cadena...
Página 59 - ... rebosa; bulle carmín viviente en tus nopales que afrenta fuera al múrice de Tiro y de tu añil la tinta generosa émula es de la lumbre del zafiro. El vino es tuyo que la herida agave para los hijos vierte del Anahuac feliz; y la hoja es tuya, que cuando de suave humo en espiras vagorosas huya, solazará el fastidio al ocio inerte.
Página 68 - ... perpetuamente La libertad morada, Y freno la ambición, y la ley templo. Las gentes a la senda De la inmortalidad, ardua y fragosa, Se animarán, citando vuestro ejemplo. Lo emulará celosa Vuestra posteridad, y nuevos nombres Añadiendo la fama A los que ahora aclama. "Hijos son...
Página 68 - Rompe el león soberbio la cadena con que atarle pensó la felonía, y sacude con noble bizarría sobre el robusto cuello la melena; La espuma del furor sus labios llena, ya los rugidos que indignado envía, el tigre tiembla en la caverna umbría, y todo el bosque atónito resuena.
Página 53 - ... con enfermiza palidez. Mas yo la vida por mi mal conozco, conozco el mundo y sé su alevosía; y tal vez de mi boca oirás un día lo que valen las dichas que nos da; y sabrás lo que guarda a los que rifan riquezas y poder, la urna aleatoria, y que tal vez la senda que a la gloria guiar parece, a la miseria va.

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