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acompañaban la negativa con el desprecio. El Libertador no accedió á los deseos de Salom. "No me parece," le dijo en su contestacion "conveniente una venganza como la que U. desea contra los defensores del Callao. El heroismo no merece un castigo, y al vencedor le sienta muy bien la generosidad. Concibo que tiene U. mil derechos para estar furioso con Rodil; pero cuánto no lo alabaríamos si fuese patriota."

Despues de esta digresion volveré á mi relato de la invasion de Chiquitos. Aunque el Libertador desaprobó el celo de Sucre y anduvo cauto en sus instrucciones dió al asunto todo el peso que merecia. En la duda de que la invasion fuese acto espontáneo de Araujo sin autorizacion, ó de que hubiese emanado de órdenes directas de la corte de Rio Janeiro, resolvió prepararse para todo evento. Informó de este suceso á los gobiernos de Méjico, Colombia y Chile, encareciendo la urgencia de contener la ambicion creciente del emperador indicando de nuevo la necesidad de reunir un congreso federal en Panamá, que él creia seria el mejor árbitro para decidir sobre tales puntos.

Entre tanto la actitud hostil de Sucre, y los términos fuertes con que se dirigió al jefe brasilero, alarmaron á las autoridades de Mato Grosso haciéndoles ver la injusticia con que habian obrado. Aterradas éstas con las dificultades con que su inconsulto proceder pondria á su gobierno, anularon la convencion en virtud de la cual fué anexada Chiquitos al territorio del Brasil y ofrecieron satisfaccion por los actos ilegales que se habian cometido. Araujo fué depuesto inmediatamente; pero este oficial, cuya conducta en el curso de la invasion tenia más apariencias de la de un capitan de bandidos que la de un jefe de fuerzas regladas, dió nuevos motivos de queja, saqueando las poblaciones por donde efectuó su retirada. Más tarde la corte de Rio Janeiro satisfizo ámpliamente al gobierno de Bolivia repudiando la conducta de sus agentes y removiéndolos de los puestos de confianza que ocupaban.

CAPÍTULO CUADRAGÉSIMO SEXTO.

SUMARIO.

De la invasion de la provincia de Chiquitos se propone sacar partido el gobierno de Buenos Aires.-La legacion de esta república llega á Potosí el 5 de Octubre.-Incorpóranse las provincias de la Banda Oriental á la Confederacion del Plata.-Opinion de Mr. Canning á este respecto. Los plenipotenciarios argentinos piden al Libertador una audiencia pública.-Recibelos éste en entrevista particular. -Resúmen de esta primera conferencia.-Aceptan los plenipotenciarios la condicion que se les exige para obtener una audiencia pública. La guerra con el Brasil, objeto principal de la mision. -Empéñanse en comprometer en ella al Libertador.-Expone éste las razones que le impiden acceder á sus deseos.-Ofrece sin embargo hacer en su favor una diversion en el Paraguay.-No halaga esta proposicion á los plenipotenciarios.-Nueva entrevista el 11 de Octubre.-Impotencia del Plata para sostener la guerra con el Brasil. Sólo Bolívar, segun los plenipotenciarios, podia oponerse á la ambicion del Brasil.-Recepcion oficial de la legacion argentina el 16 de Octubre.-Discursos del general Alvear y del Libertador. Conducta prudente de Bolívar.-Ningun pensamiento de ambicion personal le mueve.-Proposiciones presentadas por los plenipotenciarios.-Resúmen de estas conferencias. Confirmacion de las acertadas miras del Libertador. - Se traslada éste de Potosí á Chuquisaca.-Continúan allí las discusiones con los plenipotenciarios argentinos.-Sus inútiles esfuerzos para inducir á Bolívar á entrar en sus planes.-Ofrece enviar al coronel O'Leary á Rio Janeiro á pedir satisfacciones.-Memomorandum presentado al Libertador por los plenipotenciarios.Contéstalo en su carácter privado.-Reintegracion de la provincia de Tarija á la Confederacion.-Concede Bolívar al comercio argentino las mismas franquicias que al del Perú.-Despídese el general Alvear y regresa á Buenos Aires.- Acusaciones de sus contrarios.-Rétale en el congreso el general Dorrego.--El gobierno imperial desaprueba los actos de sus agentes.-La conducta de Bolívar merece la aprobacion de Mr. Canning.-Su carta al Libertador.

M

UCHO celebró el gobierno de Buenos Aires el suceso de Chiquitos, porque creyó que el Libertador entraria de

seguro en sus miras, siquiera para vengar la inmerecida ofensa. La legacion enviada á tratar con él, investida de los poderes é instrucciones convenientes, partió en desempeño de su encargo y llegó á Potosí el 7 de Octubre.

Hasta el 25 del mismo mes no se expidió el decreto en que el congreso de las Provincias Unidas del Plata, declaró solemnemente incorporadas las de la Banda Oriental al territorio de la república. Esta resolucion se habia retardado, no tanto por temor al Brasil, cuanto por deferencia al gobierno británico, á quien no se creyó prudente dar motivo de disgusto. Antes de expedirlo se habia sondeado á Mr. Canning que, sin negar el derecho del gobierno del Plata á aquellas provincias, se declaró abiertamente contrario á la guerra. Y son prueba de que no se oponia la Gran Bretaña al derecho que alegaba aquel gobierno, las instrucciones dadas á Sir Charles Stewart, enviado por el gabinete de Saint James á arreglar las diferencias entre Portugal y el Brasil, en las que se le prohibia sancionar por ningun acto suyo la incorporacion de Montevideo al Brasil en la que tanto se empeñaba el emperador. El conocimiento de la opinion del gabinete británico decidió al congreso y al gobierno del Plata á expedir el decreto que acordó la reincorporacion de la Banda Oriental.

El 8 de Octubre el general Alvear y el Dr. Diaz Vélez notificaron oficialmente al secretario general del Libertador su llegada y el objeto de su mision, y pidieron se les seña. lase dia para presentar sus credenciales. Contestóseles que el Libertador les daria audiencia el 16 para recibir las felicitaciones con que el congreso argentino le honraba á él personalmente y al ejército; pero que como el ministro de relaciones exteriores residia en Lima, asiento del gobierno, no podia tratar oficialmente con ellos. Esta contestaciou desconcertó desagradablemente á los plenipotenciarios, porque desvanecia de un golpe las esperanzas que tanto ellos mismos como el gobierno argentino, habian abrigado de que el Libertador no vacilaria un instaute en prestarse á sus deseos. Manifestaron con sentida queja su desaliento en la conferencia que tuvieron

con el secretario general en la mañana siguiente, y expresaronlos temores de que la resolucion del Libertador proviniese de resentimiento, por el tono que la prensa de Buenos Aires habia adoptado al hablar de él, ó por haber sido mal com. prendidos los sentimientos de su gobierno. Y con el deseo de disipar cualquiera impresion adversa, nacida de informes infundados, y toda sospecha de la conducta de las anteriores administraciones, solicitaron y el Libertador les acordó inmediatamente, una entrevista particular.

El general Alvear y el Dr. Vélez fueron recibidos con la afabilidad que él sabia usar siempre que deseaba agradar, sobre todo cuando mediaba el interes de Colombia. Libre de toda osteutacion ó vanidad de rango, sus maneras se adaptaban para inspirar confianza, cuando era tal su objeto, como en la ocasion presente. Despues del cambio de los cumplimientos de costumbre el general Alvear expresó, cuánto era su sentimiento con motivo de la resolucion del Libertador de no entrar en negociaciones con la legacion, y repitió lo que en la mañana habia dicho al secretario general. El Libertador le contestó, que léjos de tener el menor resentimiento contra el gobierno del Plata, ansiaba contribuir al resultado favorable de la mision presente, cuyos fines eran, en su concepto, de la mayor importancia á los estados americanos y altamente honrosos á su misma persona; pero que la decision de tales cuestiones tocaba á los congresos del Perú y de Colombia, árbitros de sus actos, que los motivos que le asistian para no entrar en negociaciones con la legacion se fundaban en el decreto del 24 de Febrero, mediante el cual habia delegado en el consejo de gobierno, que residia en Lima, toda la autoridad de que le habia investido el congreso, y que sería una inconsecuencia reasumir hoy esas facultades, con tanto mayor razon cuanto que despues de expedir el decreto convocando la asamblea de Chuquisaca, se habia desprendido igualmente de la autoridad que habia retenido en los departamentos de Arequipa, Cuzco y Puno, reservándose tan sólo el mando militar en jefe, único que actualmente ejercia.

Los plenipotenciarios le hicieron palpable la importancia

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