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cialmente, sin cuyo requisito todo seria nulo: La Serna le replicó que sin perjuicio de hacerlo oficialmente creyó mas político y amistoso prevenirselo de un modo confidencial: al mismo tiempo lo invitó de oficio á entrar en negociaciones de paz y union. San Martin accedió, pero manifestó que mejor seria entablar las negociaciones á bordo de uno de los buques anclados en el Callao, ó en otro punto cualquiera, porque no podian-reunirse en la hacienda de Torre-blanca: no daba el motivo pero debió ser por alejar personas que podian descubrir sus movimientos, por cuanto dicha hacienda está entre Huaura y Lima, como una legua al Norte de Chancay. Tambien se acordó que el número de Diputados por cada parte fueran tres, y un secretario sin voto, escogiéndose la hacienda de Punchauca, cinco leguas al norte de Lima, para las negociaciones; determinándose ademas que Punchauca seria punto neutral, y no habria mas escolta que dos ordenanzas y un criado para cada uno. En su consecuencia nombró San Martin de comisionados al Coronel D. Tomas Guido, su primer Ayudante de campo, á D. Juan Garcia del Rio, Secretario de Gobierno y Hacienda, y á D. José Ignacio La-Rosa, y de Secretario al Dr. D. Fernando Lopez Aldana, vocal nombrado de la Cámara de apelaciones de Trujillo [27 de Abril] dándoles instrucciones y autorizándolos omnímodamente para tratar y estipular definitivamente cualquier arreglo, sobre el principio invariable de reconocer la independencia de Chile, la de las provincias del Rio de la Plata, y su establecimiento en el Perú. Debia rechasarse el reconocer y adoptar la Constitucion española como vínculo de union entre la América y España: seria inadmisible todo armisticio si la Junta no estaba preparada á convenir con las bases esenciales de la negociacion: no debia aceptarse propuesta que tuviera por objeto enviar comisionados á España para recabar de aquella Córte la decision, salvo que convinieran en evacuar la capital de Lima y entregar al Ejército Libertador las fortalezas del Callao: estas instrucciones se firmaron en el mismo dia en que se embarcaba la division de San Martin para la Barranca. [Cat. núm. 550.]

El Virey por su parte nombró de Diputados á D. Manuel de Llano y Nájera, al alcalde de segundo voto, D. Mariano Galdiano y Mendoza, y de Secretario á D. Francisco Moar, Capitan. El 2 de Mayo estos comisionados agregándose Abreu, como comisionado régio estuvieron en el punto de Guacoy, esperando á los de San Martin, que llegaron á Punchauca el dia siguiente á la una y media de la tarde.

Desde el momento que se organizó la Junta titulada Pacificadora, nadie creia que fueran sinceros los pasos de La Serna. Dos dias antes de que escribiera á San Martin protestándole los deseos que tenia de tranzar las diferencias y restablecer la paz y tranquilidad en estos países, escribia á Ricafort y Valdez, diciéndoles que iba á tratar con San Martin, aunque no creia que hubiese avenimiento, pero que con todo era necesario tomar meddias para sacar el mejor partido; y por tan

to les aconsejaba que á la posible brevedad ocuparan con sus tropas las subdelegaciones de Tarma, Jauja y Pasco, con cuyo objeto mandaba tropas, y les ordenaba que ejecutaran esto cuanto ántes, á fin de que en la suspension de hostilidades, que pronto se conseguiria en las negociaciones, estuvieran en posesion de esos pueblos. Pronto veremos que sus cálculos y deseos fueron cumplidos. [Cat. núm. 550.]

EL 4 DE MAYO principió la negociaçion: los Diputados del Virey propusieron que se enviaran comisionados á la Península plenamente autorizados para tratar allá, celebrándose entre tanto un armisticio; los de San Martin exigieron que se les explicara y determinara de un modo claro y perentorio las bases y término del armisticio, "rogando que en lo sucesivo se omitiera el indicar que el juramento de la Constitucion española fuera el testimonio mas honroso de los sentimientos liberales del Gobierno de España y de sus sinceros deseos por la reconciliacion, respecto á que el nombre de aquel Código era ominoso para la libertad del nuevo mundo." Al verse así obligados á descubrir su politica confesaron los comisionados españoles que carecian de autorizacion para ofrecer esas garantias; sin embargo propusieron una suspension de hostilidades en el Alto y Bajo Perú, y tambien por mar, por el término de 16 meses, ocupando cada uno el terreno que poseyera; pero acordes con el plan de La Serna pedian que quedasen en poder de los españoles los partidos de Jauja, Tarma y Chancay, sin que se alterase esto aun cuando algunas de las partes adquiriese ventajas; porque preveia que Arenales las obtuviera sobre Ricafort. Para la negociacion de la paz, se enviarian á Madrid comisionados por el Gobierno de Chile, en union de otros nombrados por el Virey del Perú; mientras tanto debia establecerse un comercio franco entre, Chile Guayaquil y el Perú. Semejante propuesta debió rechazarse de plano, supuesto que ellos mismos aseguraron no estar autorizados para ofrecer la garantia de lo que pactaban; mas como hubieran conseguido la autorizacion y propuesto que una potencia marítima garantizase el cumplimiento del convenio, se les contestó que la falta de agentes diplomáticos en el Perú hacia necesario el consultar al Comandante de las fuerzas Británicas en el Pacífico si estaba facultado, y como esto ofreciera dificultades se prescindió de ello, exigiéndose por única garantia de lo que se pactara, la entrega de los Castillos del Callao durante el armisticio. A primera vista se pudo creer inadmisible la pretension de los de San Martin; sin embargo se accedió á ella, con la condicion de extraer de las fortalezas, doce piezas de artilleria del calibre de 18 á 24 con su respectivo montaje y municiones, determinándose los límites dentro de los cuales debian quedar los beligerantes, y comprometiéndose San Martin á dar al Gobierno de Lima la mitad de los productos del Cerro de Pasco. [Cat. núm. 550.]

un

Desde que se pudo llegar á este término, no fué difícil arreglar armisticio provisorio por veinte dias, para fijar las bases del

definitivo. Se pactó por el articulo 3. que ratificado que fuera este armisticio San Martin y La Serna tuvieran una entrevista acompañados de los Diputados y otras personas de la comitiva. Esta tuvo lugar en Punchauca el dia 2 de Junio. Camba, que fué uno de los que asistió á esa célebre conferencia, la refiere con tanta prolijidad como exactitud, y por esto preferimos valernos de sus mismas palabras.

"EL DIA prefijado al efecto salió el Virey temprano de Lima, acompañado del segundo cabo, el General La Mar, de los Brigadieres Canterac y Monet, y de los Tenientes Coroneles Landázuri, Camba y Ortega, quedando el Coronel Jefe de E. M. G. Valdez con el mando de las armas en Aznapuquio. El Virey halló ya en Punchauca al General San Martin con su segundo Las Heras, otros Jefes de su ejército y los comisionados pacificadores de ámbas partes. Unos y otros tardaron poco en hacer objeto de conversacion sus respectivas proposiciones, que cada cual procuraba presentar como mas convenia á sus miras. Los realistas notaron pronto en sus adversarios un deseo vivo, verdadero ó aparente de pedir á la España un Príncipe de la familia real para que gobernara el Perú en calidad de monarca independiente, pero constitucional; y los nuestros le contestaron, que si las Córtes con el Rey así lo acordasen, no era otra la obligacion del ejército que obedecer, y que por lo tanto era preciso reconocer la conveniencia de una suspension leal de hostilidades por el tiempo necesario para poder recibir instrucciones de la Córte, lo que tambien permitian las órdenes del Gobierno de S. M. De este modo se pasó el dia hasta la hora de comer, mezclando los independientes algunas expresiones irónicas y alusivas á la persona y representacion del comisionado régio Abreu. Durante la comida la conversacion fué general, y reinó entre los circunstantes bastante franqueza y buen humor. El Virey brindó por el feliz éxito de la reunion en Punchauca: San Martin brindó luego por la prosperidad de la España y de la América; y despues se propusieron otros brindis alusivos al restablecimiento de la union y fraternidad entre los españoles europeos y americanos.

"Concluida la comida, San Martin, que no habia podido adelantar para que se admitiese la independencia por base de la negociacion, propuso al Virey una conferencia particular, á la que asistieron los comisionados pacificadores, el General La Mar, el segundo de San Martin, Las Heras y el Brigadier Canterac; y usando San Martin de la palabra, como cumplia á sus fines, concluyó por presentar una proposicion sustancialmente en estos términos: "Que se nombrase una regencia compuesta de tres individuos, cuyo presidente habia de ser el general La Serna, con facultad de nombrar uno de los co-regentes, y que el otro lo elegiria San Martin' que esta regencia gobernaria independientemente el Perú hasta la llegada de un Príncipe de la familia real de España y que, para pedir ese Príncipe, el mismo San Martin se embarcaria seguidamente para la Península, dejando las tropas de su mando á los órdenes de la regencia. Tan inesperada proposicion, apoyada por el comisionado régio y sus

dos socios Llano y Galdiano, en contravencion de un artículo de las instrucciones reales, puso al Virey en embarazo para salir con habilidad de aquella verdadera zalagarda: al efecto prudentemente respondió: que siendo lo que proponia el General San Martin, no solo asunto de suyo gravísimo sino contradictorio á las instrucciones del gobierno de S. M. origen de aquella negociacion, no podia por sí resolver sin tomarse tiempo para consultar y meditar lo mas conveniente. El Virey se comprometió á dar su contestacion dentro de dos dias lo mas tarde, y San Martin ofreció esperarla á bordo de uno de sus buques en la bahia del Callao. Vuelto el Virey á Lima no dudó en desechar la referida propuesta, á pesar de los partidarios que contaba, porque contravenia á las reales órdenes que, si bien autorizaban ilimitadamente para poner coto á la efusion de sangre, prohibian expresamente el que sirviese de base la independencia y el que interviniera en los tratados ninguna nacion extrangera; pero contestó á San Martin con otra harto generosa, y cometió al Coronel Valdez y al Teniente Coronel Camba el encargo de ponerla en sus manos. El Virey decia: Que se acordase una suspension de hostilidades por el tiempo necesario para obtener una resolucion definitiva de la Córte: que en tanto, tirando una linea de Oeste á Este por el rio Chancay, gobernasen al Norte los independientes el país que ocupaban: que el resto del Perú seria rejido por nuestra Constitucion, nombrando S. E. al intento una Junta de Gobierno: que el mismo Virey se embarcaria para Europa á instruir á S. M. de lo que pasaba; y que si San Martin queria llevar á cabo su proyecto de pedir un Príncipe de la familia real de España, podrian hacer el viaje juntos.

"Esta proposicion fué á su vez desechada por San Martin, no obstante la conocida buena fé del Virey La Serna y las probables ventajas que ofrecia á los independientes, máxime si las Córtes con el Rey accedian á remitir al Perú un Principe, como Valdez y Camba significaron á San Martin en la larga conferencia que tuvieron con él á bordo de la goleta Motezuma. El caudillo enemigo se mostraba decidido por el establecimiento de una monarquia constitucional en los Andes, con un príncipe de la familia real de España, y los delegados del Virey nada le objetaban en contrario mas que la resolucion pertenecia exclusivamente al gobierno supremo de la nacion. Discurriendo sobre la buena fé con que procedia el Virey, el Coronel Valdez hizo notar á San Martin las contingencias á que estaba expuesta, en caso contrario, su primera proposicion contando los españoles con dos votos en la regencia y un ejército todavia superior al suyo. San Martin reconoció la fuerza de la franca observacion que se le hacia; pero lo satisfizo diciendo que tenia muy elevado concepto de la nobleza de sentimientos de los Jefes del ejército real y que fiaba ademas en el carácter caballeroso del General La Serna, de quién tenia la conviccion de que si empeñaba su palabra no faltaria á su honor; y preciso es confesar que San Martin juzgaba con exactitud." [Cat. núm. 6. 1.]

SAN MARTIN abrigaba en su corazon muy sinceramente ideas monárquicas: demasiado grande para haber pretendido nunca ser Rey, su verdadero mérito consiste en haber solicitado establecer un sistema de Gobierno en el cual no se reservaba ninguna parte, á pesar de la elevada situacion que se habia adquirido por sus cualidades, por su crédito y por sus servicios á la causa de la América. Sus ideas pudieron haber sido erróneas, pero fueron sinceras y patrióticas: la anarquia de que era presá Buenos Ayres y los horrores de la guerra civil que le sucedió, le impresionaron profundament contra el sistema republicano. Su Ministro, el ilustre D. Bernardo Monteagudo, participaba de sus ideas; por esto es que antes de haber tenido lugar la entrevista entre San Martin y La Serna, deseando preparar la opinion á favor del sistema monárquico, ó mejor dicho, deseando saber cual era la opinion pública, escribió en el Pacificador [num. 6] un artículo sobre la monarquía y sus ventajas; suponiéndolo copiado de un periódico Europeo. No es pues estraño, ni cabe duda en que San Martin propusiera establecer una monarquía, trayendo un Príncipe de Europa, y nunca dejó de confesarlo. [Cat. MS. núm. 264.]

Si los Jefes españoles, abandonando su vanidad, y pensando solo en los verdaderos intereses de su patria, hubieran procedido de otro modo en aquel entónces, sin duda alguna la suerte de la América meridional habria sido distinta;la España hubiera influido en las nuevas monarquias que se hubieran formado; pero gracias sean dadas al Dios omnipotente que por los errores de quellos hombres, hoy podamos ser Republicanos, y elegir á nuestro arbitrio al que ha de gobernarnos por un reducido término. Pueden ser muchas las ventajas de la monarquía, pero es muy degradante y depreci vo de la dignidad del hombre el que antes de conocer los vicios ó virtudes del que ha de gobernar ténga que obedecérsele. Cuando la ilustracion llegue á su apogeo, y cuando el último hombre conozca perfectamente sus derechos, lo que sucederá bien pronto, gracias á la imprenta, al vapor y á la electricidad, entónces se admirarán las generaciones futuras, cómo pudo haber monarquia; asi como hoy nos admiramos de haber existido una Inquisicion, un Luis XIV, un loco Carlos XII. Rey de Suecia, un Neron y un Caligula.

LOS PATRIOTAS que no perdian ocasion para aumentar las dificultades del Virey, creyeron llegada la vez de que el pueblo intervi niera en que se celebrara un arreglo definitivo con ellos. Propa garon de todos modos la idea de un pronto arreglo: la escasez de víveres que tocaba en hambre, la peste que continuaba diezmando el ejército, y aun parte de la poblacion, la discordia que reinaba entre los Jefes españoles, todo servia para favorecer el proyecto de instigar al Virey á que terminara el arreglo. Dirigieron cartas al Cabildo lamentándose el pueblo de sus males y sufrimientos y de la ninguna esperanza de remedio. "Penétrese V. E., le decian en repetidos

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