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primero era asegurar la independencia y despues se pensaria en establecer la libertad; hé aqui en dos palabras, porque reasumiendo en su persona el mando supremo político y militar, se declaró Protector el 3 de Agosto. No quiso valerse de la farza de elecciones para revestirse con ese falso ropaje; obró con toda la franqueza de un soldado de la libertad: ofreció solemnemente que dimitiria el mando en el momento en que el territorio fuera libre. Los motivos de este paso, están perfectamente indicados en el mismo decreto en que se nombra Protector: [*] Ni podia ser de otro modo desde que una gran parte del Perú se hallaba dominada por tropas realistas, el resto ocupado por los patriotas, no podia considerarse bastante libre para hacer la eleccion de su primer mandatario.

NOMBRO de sus Ministros á D. Juan Garcia del Rio, encargándole el despacho de las Relaciones Exteriores, al Coronel D. Bernardo Monteagudo para los ramos de Guerra y Marina, y al Dr. D. Hipólito Unanue // para la Hacienda. Cada uno de estos tres hombres era digno de su puesto: Garcia del Rio antiguo patriota é infatigable colaborador de nuestra independencia conocia de un modo práctico el estado de todas las naciones de Sud-América, y muchas de Europa.

[*] Al encargarme de la importante empresa de la libertad de este país, no tuve otro móvil que mis deseos de adelantar la sagrada causa de la América, y de promover la felicidad del pueblo peruano. Una parte muy considerable de aquellos se ha realizado ya, pero la obra quedaria incompleta. y mi corazon poco satisfecho, si nó afianzase para siempre la seguridad y la prosperidad futura de los habitantes de esta region.

Desde mi llegada á Pisco; anuncié que por el imperio de la circunstancias me hallaba revestido de la suprema autoridad, y que era responsable á la patria del ejercicio de ella. No han variado aquellas circunstancias, puesto que aun hay en el Perú enemigos exteriores que combatir; y por consiguiente, es de necesidad que continuen, reasumidos en mí el mando político y el militar.

Espero que, al dar este paso, se me hará la justicia de creer que no me conducen ningunas miras de ambicion, sí solo la conveniencia pública. Es demasiado notorio que no. aspiro sino á la tranquilidad y al retiro, despues de una vida tan ajitada; pero tengo sobre mí, una responsabilidad moral, que exije el sacrificio de mis ardientes votos. La experiencia de diez años de revolucion en Venezuela, Cundinamarca, Chile y provincias Unidas del Rio de la Plata. me ha hecho conocer los males que ha ocasionado la convocacion intempestiva de congresos, cuando aun subsistian enemigos en aquellos paises: primero es asegurar la independencia, despues se pensará en establecer la libertad sólidamente. La religiosidad con que he cumplido mi palabra en el curso de mi vida pública, me dá derecho á ser creido, y yo la comprometo ofreciendo solémnemente á los pueblos del Perú. que en el momento mismo en que sea libre su territorio, haré dimision del mando, para hacer lugar al gobierno que ellos tengan á bien elejir. La franqueza con que hablo, debe servir como un nuevo garante de la sinceridad de mi intencion. Yo pudiera haber dispuesto que electores nombrados por los ciudadanos de los departamentos libres, designasen la persona que debia de gober nar, hasta la reunion de los representantes de la nacion peruana: mas como por una parte la simultánea y repetida invitacion de gran número de personas de elevado carácter y decido influjo en esta capital, para que presidiese á la administracion del estado me aseguraba un nombramionto popular: y por otra, habia tenido ya el asentimiento de los pueblos que estaban bajo la proteccion del Ejército Libertador, he juzgado mas decoroso y convenien

D. JUAN GARCIA DEL RIO uno de los americanos mas ilustres tanto por sus servicios á la causa de la independencia cuanto por sus numerosos escritos en política, literatura y estadística, nació en la ciudad de Cartajena en la Nueva Granada, el año de 1794 ó á principios de 1795: fué hijo lejítimo de D. Felipe Garcia del Rio, natural de la Rioja en España; su padre comerciante acaudalado se embarcó, con direccion á Jamaica para librarse de las persecuciones de los patriotas, contra todo español, ó expulsado por ellos: naufragó el buque y allí pereció. Años ántes habia enviado á su hijo Juan á Cadiz, á principiar su educacion al lado de su tio carnal D. Antonio Garcia del Rio; despues de adquirir la instruccion necesaria para el comercio, se le destinó como dependiente en el escritorio de su tio abuelo, comerciante muy acreditado en Cádiz bajo la firma de Ruiz del Rio. Desde entónces el jóven Garcia del Rio manifestó sus ideas liberales y americanas; por lo cual no era bien querido de su tio abuelo, ni de sus compañeros de oficina. Frecuentaban el escritorio del tio muchos americanos, y entre ellos D. José de San Martin, entónces Teniente Coronel; con este motivo adquirió su amistad y cuando San Martin pasó á Inglaterra, le siguió muy luego Garcia del Rio, casi furtivamente, pues se ausentó sin haber solicitado el permiso de su tio y curador.

La fortuna que debió heredar se convirtió en números, y todos los hijos del acaudalado padre tuvieron que buscar su subsistencia, sacándola de su propio trabajo é industria. Desde que Garcia del Rio pasó á América fué inseparable compañero de San Martin y una de sus columnas mas firmes, tanto como escritor, cuanto por la firmeza de su carácter, y su infatigable laboriosidad.

MONTEAGUDO el político mas profundo de Sud-América, era uno de los campeones de nuestra libertad desde el año nueve: este hombre tan grande, como calumniado, sacrificaba hasta su reputacion, y aun el deseo de adquirir buen crédito, cuando concebia que una de sus dispocisiones debia producir buen efecto: para Monteagudo no habian estorbos ni medios malos si ellos contribuian á la libertad é independencia de la América. Esta

te el seguir esta conduta franca y leal, que debe tranquilizar á los ciudadanos celosos de su libertad.

Cuando tenga la satisfaccion de renunciar el mando, y dar cuenta de mis operaciones á los representantes del pueblo, estoy cierto que no encontrarán en la época de mi administracion ninguno de aquellos rasgos de venalidad, despotismo y corrupcion, que han caracterizado á los agentes del gobierno español en América. Administrar recta justícia á todos, recompensando la virtud y el patriotismo, y castigando el vicio y la sedicion en donde quiera que se encuentren, tal es la norma que reglará mis acciones mientras esté colocado á la cabeza de esta nacion.

Conviniendo pues, á los intereses del país, la instalacion de un gobierno vigoroso, que lo preserve de los males que pudiera producir la guerra, la licencia y la anarquia: Por tanto declaro que, quedan unidas desde hoy en mi persona, el mando supremo político y militar de los departamentos libres del Perú bajo el título de Protector.-José de San Martin.

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