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por la fuerza y restituidos á sus antiguos buques, atropellando á las autoridades del puerto, en cumplimiento de las órdenes del Almirante: era ya imposible restablecer la concordia entre estos dos Jefes, y la moral del ejército y marina perdida. El escándalo producido por el atentado de Lord Cochrane fué demasiado grande y muy conocida su actitud hostil. Manteniendo bloqueado el puerto trataba de tomar á la goleta Montezuma á su entrada al Callao, porque traia víveres para la Escuadra patriota. Para evitar mayores males tuvo á bien el Protector acompañarle, en 26 de Septiembre, cópia de las instrucciones del Gobierno de Chile. las que se le autorizaba para disponer del todo ó parte de la Escuadra, como General en Jefe de la expedicion libertadora del Perú; y en su virtud le ordenó que saliera inmediatamente para los puertos de ese Estado con los buques de su mando, devolviendo ántes el dinero y pastas de particulares, pues no habia siquiera asomo de pretexto para retenerlos. En 28 del mismo se le reiteró la órden para que entregase el resto de plata y pastas del Estadot á dos oficiales de la Casa de Moneda y al Comisario de guerrra, supuesto que con el dinero de que se habia apropiado estaria pagada la Escuadra, á lo que contestó [el 26] que no era él quien debia ser reconvenido sino los marineros, los cuales no daban crédito á palabras, despues de haber sido una vez engañados. [Cat. núm. 8. I.]

En lugar de obedecer la terminante órden, del 25, de salir del Callao, y ni aun contestarla, se formó en línea, frente al puerto, en actitud hostil, alarmando al Gobierno y poniendo en consternacion al pueblo. Para terminar tan indefinible situacion se le repitió la órden, en 3 de Octubre, de dejar el puerto, recordándole sus malos procedimientos desde que salió de Valparaiso en el año pasado. [Cat. MS. núm. 251]

Poco despues los comisionados de San Martin elevaron sus quejas al Gobierno de Chile por la conducta de su Almirante; pero éste se habia tambien dirigido al mismo gobierno, dando explicaciones de su conducta, acompañando cuentas y comprobantes: quiso publicar en el acto un manifiesto que aclarára sus procedimientos, para desvanecer las feas imputaciones que se le hacian; mas ese Gobierno se opuso diciéndole que no era prudente dar publicidad á una cuestion tan desagradable. San Martin y Cochrane elevando sus quejas al Gobierno de Chile, son dos enemigos que bajan de un alto puesto para vilipendiarse ante el mundo entero, con los epítetos mas denigrantes y fuertes que es posible imaginar: en ese campo son dos luchadores que usan de toda arma reprobada para echarse lodo cubriendo con tan repugnante manto sus glorias y servicios. ¡Ojalá pudiera borrarse de la historia cuanto escribieron el uno contra el otro; pero hay una notable diferencia: San Martin desde que deja el mando no vuelve á mover sus labios contra Cochrane ni ninguno de sus enemigos; en su pecho quedan sepultados todos los resentimientos de su vida pública y laboriosa; Cochrane, por el contrario á orillas del sepulcro, ya anciano, á los 84 años de edad, vomita invectivas, repite las calumnias, propaga las injurias y las enrostra con el mismo ardor y pasion que cuarenta años

ántes; es cierto que el uno solo es héroe en las escenas sangrientas: el otro fue mas grande en su gabinete y ante la historia, sin haber dejado de ser bravo en el campo de batalla. Cochrane consiguió que el Gobierno de Chile aprobara, en lo público ú oficialmente sus actos, para salvar ó cubrir su responsabilidad, aunque en lo privado lo calificaba con notas degradantes y como el hombre mas perverso que existia sobre la tierra. [Cat. MS. núm. 243.] San Martin no há necesitado que sus actos sean cubiertos por la aprobacion oficial; el mundo entero le hace justicia.

OBLIGADO Cochrane á dejar las aguas del Perú, envió algunos buques á Chile, y con los restantes, la O'Higgins, Independencia, Valdivia y Araucano, se dirigió (6 de Octubre) al Norte, en persecucion de las deseadas fragatas Prueba y Venganza. Estos buques Españoles, despues de haber dejado en Cerro Azul, á fines de Diciembre de 1820, á dos batallones de la division Canterác, hicieron rumbo al Norte y de allí desaparecieron, en virtud de órdenes é instrucciones secretas, de que solo el Virey Pezuela tenia conocimiento. Nadie conocia el destino de estas dos fragatas, Cochrane las habia buscado por el Sur, cuando fué con la division de Miller, pero en vano: entónces se dirigió primero á Guayaquil [18 de Octubre] para reponer el mal estado de sus buques y adquirir noticias de sus codiciadas presas. En esta ciudad fué recibido con entusiasmo; repuso lo mejor posible sus buques, y aunque no adquirió ninguna noticia, continuó con rumbo al Norte. En Panamá supo que efectivamente estuvieron allí las fragatas españolas. Siguió rumbo al Norte: arribó á Tehuantepec, [6 Enero de 1822] á Acapulco el 29, y otros lugares. La Independencia y Araucano continuaron su viage hasta California, para proveerse de víveres y adquirir noticias, con instruccion de reunirse en Guayaquil. La caza fué incansable, todas las bahías fueron visitadas: el 5 de Marzo tocaron en la bahía de Tocames [costa de Esmeralda] y allí supieron que la Prueba, Venganza y la corbeta Alejandro se habian ido á Guayaquil desde Panamá, habiendo conseguido en este último puerto que se les diera víveres, con la condicion de no hostilizar la ciudad. Las tres naves españolas llegaron efectivamente á Guayaquil en Febrero. En esta ciudad se hallaba el General D. Francisco Salazar, Agente Diplomático del Perú, y el General D. José de La Mar, ya incorporado en el ejército patriota. Los tres buques permanecieron algunos dias al ancla en la isla Puná. Las autoridades de Guayaquil lograron que los jefes de los buques entraran en capitulacion, haciéndoles creer que estaban perdidos y que caerian en manos de Cochrane, y en tan aflictiva situacion juzgaron mas ventajoso entregarse al Perú, sabiendo que así conciliaban sus intereses y se burlaban de su incansable perseguidor. El Ministro Salazar y el General La Mar procedieron con actividad é inteligencia, y al fin lograron que el 15 de Febrero se entregaran las dos fragatas Prueba, Venganza y la corbeta Alejandro; siendo las principales condiciones que se les pagara todos los haberes atrazados, desde Octubre de 1820; que los que quisieran servir al

Perú continuarian con un ascenso mas en sus clases, y los que no regre sarian á su país, costeándoles el viage. Los buques irian al Callao mandados por sus mismos oficiales. [Cat. MS. númz. 271 y 281.]

CUANDO COCHRANE llegó á Guayaquil (13 de Marzo de 1822) en persecucion de sus presas, tan buscadas y perseguidas, se instruyó, con tanta rábia como admiracion, que desde el 15 del mes anterior pertenecian al Perú, por haberse entregado voluntariamente, segun convenio, y que la fragata Prueba se habia dirigido al Callao. Cochrane no era hombre de guardar respetos ni consideraciones estando por medio su interes y vanidad: de hecho ordenó al capitan Crosby que con suficiente fuerza se apoderara de la Venganza y que izara el pabellon Chileno al lado del Peruano. [14 de Marzo] En vano la Junta de Gobierno de Guayaquil le manifestó lo violento de sus procedimientos y que debia respetar la bandera peruana y el territorio donde se hallaba el buque: el mismo La Mar pasó á bordo á manifestarle lo irregular de su conducta; su contes tacion fué negativa, fundándose en que esos buques erán su presa legítima, por cuanto las habia perseguido en todo el Pacífico; y que si se refugiaron en Guayaquil no fué por su voluntad, sino por la imposibilidad de hacer otra cosa. El pueblo se puso en movimiento, temiendo que los excesos de Cochrane fueran mas adelante; las fuerzas sutiles, y las pocas y casi desarmadas baterias se alistaron: al fin convino, 17 de Marzo, en entrar por arreglos sacados con la boca de sus cañones, en que la fragata Venganza quedaria como perteneciente á Guayaquil, con su propia bandera, bajo la garantia de cuarenta mil pesos, en caso de que fuera entregada á otra nacion, mientras los Gobiernos de Chile y el Perú no resolvieran la cuestion: la corbeta Alejandro debia ser devuelta á sus antiguos dueños; en fin dictó la ley como la dicta el vencedor, y se acepta bajo la presion de la fuerza. [Cat. MS. núm. 351.] Si á Cochrane se le juzgara por sus actos de violencia ó abusos repetidos en las diferentes veces que arribó á las playas del Perú, su nombre seria excecrado y puesto al lado del de Dark y otros; pero felizmente las glorias de la Esmeralda y sus portentosos hechos cubren sus faltas.

Diez dias despues dió la vela [27 de Marzo] dirigiéndose al Callao á sembrar de nuevo el sobresalto y ocasionar mas dificultades. En el acto de llegar [25 de Abril] reclamó como sus presas la fragata Prueba, que ya llevaba el pabellon Peruano, bajo el nombre de la Protector. Exigió con palabras insolentes, el pago de los sueldos de la Escuadra, sin querer aplacar su altaneria, á pesar de que el mismo Ministro Monteagudo pasó á visitarlo á su misma fragata la O'Higgins. Los atentados de Cochrane en Guayaquil, sabidos con anticipacion, hicieron necesario tomar precauciones para que no se repitieran en el Callao: al efecto se colocó la Protector en un lugar donde no seria fácil sorprenderla, sin que de ello se apercibiera Cochrane, para no darle importancia. [Cat. MS. núm. 365.] Estas medidas produjeron buen efecto, porque no se atrevió á repetir con la Protector lo que habia hecho en Gua

yaquil con la Venganza; pero muy pronto (8 de Mayo) encontró nuevo motivo de injuriar al pabellon peruano. La Montezuma que antes perteneció á Chile, entró al Callao con bandera peruana: en el acto mandó abordarla; á los oficiales los mandó á tierra, le quitó la bandera peruana y la sostituyó con la de Chlile. [Cat. núm. 8. I.]

Para precaver de nuevos ultrajes al pabellon peruano, se dieron órdenes al Comandante de la Protector que si Cochrane se daba á la vela con direccion á otros buques que debian llegar, él tambien se diera á la vela y si empleaba la fuerza la rechazara con la fuerza, salvando de todo ultraje el pabellon de Chile; felizmente no fué necesario ocurrir á este lance extremo, porque á los dos dias [1. de Mayo] dejó para siempre las aguas del Perú. [Cat. MS. núm. 268.]

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Este bravo marino, es sin duda el mas arrojado y valiente de cuantos han tocado en estos mares, y á él se debe en gran parte el triunfo y la libertad de Sud América, habiendo aniquilado el poder marítimo de España en el Pacífico, facilitando asi la marcha de la expedicion de Chile y las otras de Colombia. Olvidemos sus abusos, su altivez, su vanidad, y si se quiere todos sus otros defectos, y recordemos únicamente al héroe de la Esmeralda, y de la toma de Valdivia, hechos que parecen fabulosos y que llenaron de terror la armada española. Reconociendo el Congreso del Perú tan distinguidos servicios le dió una solemne accion de gracias [27 de Septiembre de 1822] que no satisfizo á Cochrane, porque no estuvo acompañada de donaciones pecunarias.

LORD TOMAS COCHRANE, de distinguido nacimiento, gozaba de gran reputacion en Europa; porque en la guerra de la Inglaterra contra Francia y España, á principios del siglo, y á los 25 años de edad, mandando el bergantin ingles Speedy de 14 cañones y 50 hombres de tripulacion, atacó al abordaje y tomó á la fragata Gamo, que montaba 32 cañones, con 300 hombres de tripulacion: despues continuó sus correrias, logrando apresar en 10 meses 33 naves y 533 hombres. Su altaneria, y quizá la falta de pureza en el manejo de caudales le atrajeron una cruel persecucion, que fué de felices resultados para la causa de la América, porque ella nos facilitó los servicios de ese hombre prominente, como hemos visto.

Retirado del servicio de Chile, pasó al Brasil, en donde como Almirante de esa Escuadra tambien asombró por su valor; pero siempre altanero fué separado del servicio, y acusado de impureza en los caudales que manejó. Pasó en seguida á prestar sus servicios á Grecia en favor de la independencia. Despues de tantas y tan inmortales aventuras regresó á su patria, en donde consiguió la rehabilitacion de sus honores, obteniendo el título de Conde de Dundonald, caballero de la órden del Baño y Almirante del pendon rojo.

Cochrane tenia ese génio extraordinario que inmortaliza á los hombres: valiente hasta la temeridad, incansable en el trabajo y muy intelijente en su profesion; todo lo reunia para ejecutar sus planes; y como

sabia pagar con prodigalidad á la gente que lo ayudaba en sus empresas, para conseguir dinero nunca dudó emplear medios que á veces afectaban su honor; por esto lo vemos en Ancon asaltar los buques en que el Protector depositó los caudales del Perú y de los particulares: hizo lo mismo en el Brasil, dando asi fundados motivos para que, sus émulos ó enemigos, denigraran su nombre con el infamante epíteto de ladron, que no merece ciertamente. Cuanta plata extrajo, por la razon ó la fuerza, la repartió entre sus tripulaciones; y aunque al hacerlo fáltaba á las formas, en el fondo cumplia con sus compromisos, pagando á los que le ayudaban á llenar de gloria el pabellon de la independencia que defendia. Su vanidad, su orgullo y altaneria, las pagó bien caro con su honra. (Véase Apéndice de Documentos Manuscritos númerc 4. y Apéndice de Documentos número 4.)

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