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incluso Guayaquil, á donde se mandó pasar el batallon Granaderos; y se hicieron otros arreglos análogos. Bien pronto conocieron lo errado de sus creencias: no pudieron comprender que á la grandiosa idea de consumar la independencia de Sud-América, pospondria el héroe San Martin el intervenir con su espada victoriosa á la pacificacion de las Provincias Argentinas. Cuando el Virey y sus Tenientes se convencieron de que la expedicion libertadora tendria efecto, se llenaron de consternacion; se repitieron las órdenes para levantar tropas, circuló proclamas recordando el amor al Rey y excitando á los pueblos que sostuvieran su causa; se mandó al General en Jefe del Ejército del Alto Perú, que entónces lo era en propiedad el Teniente general D. Juan Ramirez y Orozco, que marchara poco á poco, hacia el Norte: salió de Arequipa en direccion á Lima el batallon Victoria, compuesto de 700 plazas y se embarcó en Quilca en las fragatas Esmeralda y Venganza: se replegaban sobre Lima las diseminadas tropas de los puntos inmediatos; y para aumentar las fuerzas del ejército, disminuidas considerablemente por la incesante desercion y los muchos enfermos, se reclutaba en todas las provincias: se mandó requisar todas las bestias caballares y mulares de los puntos inmediatos á la costa por donde se presumia desembarcase San Martin, para dificultarle la movilidad.

LA APURADA situacion en que se encontraba el Virey se aumentó con la noticia de la insurreccion de las tropas Españolas de Andalucia, destinadas para la América, que habian proclamado el restablecimiento de la Constitucion Española de 1812 y con esto se alentó el espíritu abatido de los Independientes. Inmensos eran los buenos resultados que debia reportar de esta noticia la causa de la independencia Americana: no solo le privaba á la España del poder material de ese ejército, suficiente quizá para contrarrestar por mucho tiempo los progresos de las armas patriotas, sino tambien minaba la moral del ejército y sembraba entre los jefes la discordia por opiniones sobre su sistema de Gobierno.

No era ménos apremiante para el Virey el cstado de la hacienda pública. Cerca de 200,000 $ mensuales se necesitaban para cubrir los presupuestos de todas las listas; los recursos naturales se hallaban agotados; los Comerciantes, el Consulado y los ricos propietarios cansados de hacer adelantos contínuos y temerosos del resultado de la próxima contienda, esquivaban sus caudales; pero al fin pudo reunir algunos recursos. En el año de 1819 y parte de 1820, sacó, de solo Lima, la cantidad 1.675,221 $. Merced á la actividad de Pezuela, logró tener á mediados de Agosto de 1820 un ejército de 23,000 hombres distribuidos:

En Callao y Lima...

Pisco, Cañete y Chancay..

Alto Perú.....

Arequipa y su Provincia: Trujillo, Guayaquil, Huamanga

Cuzco, Jauja &a. &a....

[Cat. núm. 7. I. pág. 242.]

Total....

7,815

700

6,000

8,485

23,000

LOS INCESANTES trabajos y la perseverancia del Supremo Director de Chile D. Bernardo O'Higgins, secundados por el espíritu de especulacion y algun patriotismo de los comerciantes, vencieron al fin los obtáculos que por tanto tiempo habian dificultado la falta de recursos para el embarque de la expedicion.

Los comerciantes Solar, Sarratea y Peña se obligaron el mismo dia en que zarpaba la segunda expedicion de Cochrane (12 de Septiembre de 1819) con el Gobierno de Chile "á tener en el puerto de Valparaiso todos los aprestos necesarios para la expedicion; á preparar y pagar los trasportes convenientes para el ejército, su mantenimiento y la de los caballos, por el espacio de cinco meses; á presentar cuatro mil vestuarios completos, con otras várias condiciones, recibiendo en pago 60 $ por cada hombre y comprometiéndose el jefe á interponer sus buenos oficios con el Gobierno que se instalase en el Perú, para que concediesen á los empresarios la deliberacion de los derechos Nacionales y Municipales, en la introduccion de 500 toneladas." [Cat. núm. 512. ] Esta contrata equivalia á pagar por cada hombre 160 $; lo cual era equitativo, atendiendo á lo arriesgado de la especulacion y las fatigas y cuidados que se necesitaban para preparar tantos y tan diversos objetos. Estos empresarios, no consiguieron grandes ventajas, por la dificultad que tuvieron y el largo tiempo que trascurrió hasta que se les abonó el último saldo de sus cuentas, que fueron revisadas por dos Congresos, despues de sometidas al exámen de Contadores y al juicio de árbitros.

.

San Martin habia solicitado de todos los Gobernadores de las Provincias Argentinas auxilios para levantar un ejército que atacara por tierra el Alto Perú. El gran influjo de que gozaba San Martin en esos pueblos y la garantia que les daba para el pago, allanaron muchos obstáculos; pronto' tuvo espedito un gran auxilio el patriota Gobernador de Salta. (*)

(*) El Excmo. Señor General D. José de San Martin en oficio de 8 de Junio último (1820) dice lo siguiente: Al Gobernador de Tucuman. "Deben marchar sin demora mil soldados, al ménos, del ejército auxiliar del Perú estacionado en Córdoba, hácia los deslindes del Perú con Salta; y á su tránsito por esa Provincia valerosa y enérgica del mando de V. S. necesita de algunos auxilios. Sería superfluo invocar la patria y la necesidad comun para mover la generosidad de los Tucumanes: ellos imitarán á su jefe en desprendimiento y espíritu público. Ademas yo salgo garante del efectivo pago que se haga de todos cuantos auxilios se presten á ésa division del ejército de observacion, desde luego de nuestros primeros desahogos en el Perú, así como los demas que se hagan á cualesquiera de las divisiones que lo compongan." En oficio del 16 del citado Junio, agrega que "sin que sea necesario ser político, ni entendido, se ofrece naturalmente en perspectiva á todo hombre de un mediano sentido comun, que batidos que sean los cuatro mil hombres enemigos, en Salta, se ha abierto, por consecuencia, para siempre el Perú; que batir á ese número en un territorio montuoso, en el cual los hijos del país tienen infinitas ventajas para ofenderle sin temor de ser ofendidos, es una cosa que óviamente se concibe fácil; y que ademas de estas ventajas se pueden reunir cuatro mil hombres de línea; de Córdoba los dos mil, de San Juan del Tucuman y Salta, los otros dos y la inmensa valerosísima caballería de esas dos últi

Terminados las aprestos y todos los arreglos del ejército, el Director anuncia al Perú, en una elocuente proclama, la marcha de la expedicion. (Apéndice de Documentos núm. 1.) Las tropas libertadoras se reunieron en Valparaiso el 16 de Agosto de 1820 y el 19 y 20 del mismo se embarcaron los cuerpos.

PREPARADO el ejército expedicionario pretendió Cochrane el mando en jefe. Estaba enorgullecido con los repetidos triunfos obtenidos en la mar y se creia bastante capaz para iguales proezas en tierra: en el exceso de su orgullo y vanidad olvidaba que el vencedor en Chacabuco y Maypú, el libertador del Sur habia promovido el plan de ataque contra el Perú y organizado ese ejército para realizar sus ensueños de ser el Libertador de otra Nacion. Delicada pero no dudosa era la situacion del Director; debia conservar á Cochrane, cuyo solo nombre bastaba para vencer en el mar, pero tampoco debia ni podia posponer á San Martin; por otra parte el Gobierno estaba fatigado con el aire altanero y de cierta superioridad con que Cochrane pedia todo y su conocida pretension de influir decisivamente en todos los negocios: es cierto que Cochrane valia una Escuadra; mas su persona podia ser reemplazada con el bravo capitan Guisse y así se lo hicieron comprender. La sagacidad de O'Higgins pudo conciliarlo todo y al fin Cochrane se conformó con ser el Almirante de la Escuadra y que San Martin fuera el General en Jefe del Ejército. Sin embargo el

mas Provincias." El Excmo. Señor Supremo Director de la República de Chile en oficio de 10 del citado Junio al mismo Gobernador dice: "Solo me falta agregar que el Gobierno de Chile sale garánte á VS. del modo mas solemne de que serán religiosamente cumplidas todas las promesas que hubiese hecho ó hiciere á VS. el General en Jefe de la mencionada expedicion, Excmo. Señor D, José de San Martin."

RAZON de todo lo que á los doce dias de recibido el oficio del General San Martin estaba pronto para la expedicion del Perú, de solo la Provincia de Salta.

Dos mil hombres de línea Gauchos, escojidos los mas valientes, subordinados y honrados, sin contar con las tropas y Gauchos de la vanguardia, todos armados y la mayor parte municionados.

Dos mil mulas de silla.

Mil y quinientos caballos, los mas de estos se hallan engordando por sus mismos dueños, con maíz.

Quinientas mulas de arria, con sus correspondientes aparejos y arrieros.

Mil cuatrocientos burros de carga.

Doscientas arrobas, de Galleta,

Dos mil cargas de burro de granos y harina.

Mil quinientas cabezas de ganado vacuno y algunas de lanar.

Quinientos quintales de charque y algunos almudes de agí, porotos y cebollas.

Mil quinientas chiguas y quinientas cargas de sacos.

Cuatro mil mazos de tabaco.

Efectos como para vestir cien hombres.

Mil pesos en plata y otros útiles de poco monto.

Todo esto se ha aprontado sin costo alguno por parte del Estado, pues no tienen estas cajas un solo peso, en circunstancias de haber sido atacada la Provincia por los enemigos y destruida en cinco años, que sola ella ha trabajado por la causa en general, abandonada de los demas.-Toribo Tedin (Secretario.) [Cat. MS, núm. 52.]

corazon del Inglés conservaba vivo el recuerdo de su ambicion frustrada y esperaba mejor ocasion para hacerlo sentir á San Martin y Guisse. [Cat. núm. 4 pág. 431 núm. 10. pág. 177.]

Otra de las dificultades que hubo para realizar la expedicion y no de las mas pequeñas, fué la rivalidad que de tiempo atras habia entre Cochrane y el Capitan Guisse: Cochrane como todo hombre grande tenia defectos pequeños para su elevado puesto. Desde la primera expedicion sobre las costas del Perú hubo mas de un disgusto entre estos dos marinos y su emulacion aumentaba al presumir que era el llamado á reemplazarle. Ya hemos dicho que Guisse vió con disgusto la elevacion de Cochrane como Almirante de la Escuadra Chilena y que se sometió á su obediencia por el ejemplo que dió el Almirante Blanco, con una modestia que siempre le honrará. La bravura de Guisse y su incuestionable mérito lo sostuvieron en su puesto á pesar de la mala voluntad de Cochrane; pero este no perdiá ocasion para desairar á aquel. [Cat. núm. 10. pag. 179.]

Iguales motivos de odio tenia Cochrane contra el capitan Spry: este fué nombrado Comandante de la O'Higgins, sin prévia noticia de Cochrane y sin advertir que era el buque que montaba como Almirante. El olvido, ya fuera casual ó intencional, no podia ser mas grave y Cochrane no permitia que se ajáran sus fueros. Reclamó del nombramiento, considerándolo depresivo de su autoridad, haciendo entender que no permitiria que se le pusiera un capitan, en el buque en que el estaba, sin su acuerdo y en caso de insistencia, dijo que se considerara por renunciado su puesto: el Gobierno cedió en el acto y nombró de Capitan de la O'Higgins á Crosby que merecia el personal aprecio del Almirante.

Poco despues, pretestando que el Capitan Guisse habia faltado varias veces á la obediencia y desempeñado sus deberes con negligencia, lo puso en arresto y pidió al Gobierno que lo sometiera á juicio: bien conocia Zenteno, Ministro de Guerra y Marina, la mala voluntad que Cocharne profesaba á Guisse y por esto no consintió en el juicio; tal negativa fué bastante para que Cocharne, aprovechando de las difíciles circunstacias en que se hallaba el Gobierno y conociendo que sus servicios eran mas importantes que nunca, elevó segunda renuncia, considerando la negativa como desaire personal y manifestando á la vez que así se relajaba la disciplina, (16 de Julio) y terminó pidiendo su pasaporte. Al mismo tiempo formó una especie de complot para que todos los Capitanes y Comandantes de buques le elevaran una representacion, manifestando que habian visto con harto sentimiento su renuncia y que si ella se efectuaba, todos tambien dejarian sus puestos, "pues no podian servir mas á un Gobierno que olvidaba tan pronto los importantes servicios que Cocharne acababa de prestar y por ello habian resuelto que el honor, la seguridad y el interes de la armada de Chile dependia enteramente de la habilidad y destreza de su Comandante en Jefe: que como prueba de sus respetos y de la ilimitada confianza que le tenia, la cual no podia trasmitirse á otro, habian resuelto renunciar sus puestos." Ciertamente Guisse y Spry, no firmaron semejante

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