Páginas literarias: Isabel la católica, Bolívar, fr. Bartolomé de las Casas, La religión de la patria

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El Cojo, 1884 - 172 páginas
 

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Pasajes populares

Página 68 - ¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
Página 139 - ... los Cielos llega, surge cada oración distinta y clara; en el gótico altar inmoble y fijo el santo Crucifijo, que extiende sin vigor sus brazos yertos, siempre en la sorda lucha de la vida, tan áspera y reñida, para el dolor y la humildad abiertos; el místico clamor de la campana que sobre el alma humana de las caladas torres se despeña, y anuncia y lleva en sus aladas notas mil promesas ignotas...
Página 140 - ¡Y ese Dios no eres tú! No tu serena faz, de consuelos llena, alumbra y guía nuestro incierto paso. Es otro Dios incógnito y sombrío: su cielo es el vacío, sacerdote el error, ley el Acaso.
Página 60 - Tomemos de Atenas su areópago y los guardianes de las costumbres y de las leyes; tomemos de Roma sus censores y sus tribunales domésticos; y haciendo una santa alianza de estas instituciones morales renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta con ser libre y fuerte sino que quiere ser virtuoso.
Página 25 - Tuyos somos, rey poderoso y ensalzado; estas son, señor, las llaves de este paraíso; esta ciudad y reino te entregamos, pues así lo quiere Alá, y confiamos en que usarás de tu triunfo con generosidad y clemencia.
Página 139 - Dios mis ojos soñando en las venturas celestiales. Hoy que mi frente atónito golpeo y con febril deseo busco los restos de mi fe perdida, por hallarla otra vez, radiante y bella como en la edad aquella, ¡desgraciado de mí! diera la vida.
Página 45 - ... de los inocentes y el freno de los malvados: no sé que haya habido heroína en el mundo, ni en los antiguos ni en los modernos tiempos, que merezca ponerse en cotejo con esta incomparable mujer.
Página 140 - La ciencia audaz, cuando de ti se aleja, en nuestras almas deja el germen de recónditos dolores. Como al tender el vuelo hacia la altura, deja su larva impura el insecto en el cáliz de las flores. Si en esta confusión honda y sombría es, Señor, todavía raudal de vida tu palabra santa, di a nuestra fe desalentada y yerta: — ¡Anímate y despierta! Como dijiste a Lázaro: — ¡Levanta!
Página 139 - ... vida, tan áspera y reñida, para el dolor y la humildad abiertos; el místico clamor de la campana que sobre el alma humana de las caladas torres se despeña, y anuncia y lleva en sus aladas notas mil promesas ignotas al triste corazón que sufre y sueña; todo elevaba mi ánimo intranquilo a más sereno asilo : religión, arte, soledad, misterio..., todo en el templo secular hacía vibrar el alma mía, como vibran las cuerdas de un salterio.
Página 61 - Yo no soy Napoleón, ni quiero serlo : tampoco quiero imitar a Cesar, menos aún a Itúrbide. Tales ejemplos me parecen indignos de mi gloria. El título de Libertador es superior a todos los que ha recibido el orgullo humano. Por tanto me es imposible degradarlo.

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