El Repertorio americano, Volumen1

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Bossagne, Barthés i Lowell, 1826
 

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Página 55 - ... presa que entre el rebaño mal segura pace? ¿Quién el que ya desciende pronto y apercibido a la pelea? Preñada en tempestades le rodea nube tremenda : el brillo de su espada es el vivo reflejo de la gloria: su voz un trueno, su mirada Un rayo. ¿Quién aquel que al trabarse la batalla, ufano como nuncio de victoria, un corcel impetuoso fatigando discurre sin cesar por toda parte...? ¿Quién, sino el hijo de COLOMBIA y MARTE?
Página 7 - Tú das la caña hermosa, de do la miel se acendra, por quien desdeña el mundo los panales; tú, en urnas de coral, cuajas la almendra que en la espumante jicara rebosa...
Página 9 - ... y para ti el maíz, jefe altanero de la espigada tribu, hincha su grano; y para ti el banano ° desmaya al peso de su dulce carga: el banano, primero de cuantos concedió bellos presentes Providencia a las gentes del Ecuador feliz, con mano larga. No ya de humanas artes obligado el premio rinde opimo; no es a la podadera, no al arado, deudor de su racimo: escasa industria bástale, cual puede hurtar a sus fatigas mano esclava: crece veloz, y cuando exhausto acaba, adulta prole en torno le sucede.
Página 17 - ¡Ah! Desde el alto asiento En que escabel te son alados coros Que velan en pasmado acatamiento La faz ante la lumbre de tu frente (Si merece por dicha una mirada Tuya la sin ventura humana gente), El ángel nos envía...
Página 12 - ... quiso Naturaleza bondadosa! Romped el duro encanto que os tiene entre murallas prisioneros. El vulgo de las artes laborioso, el mercader que necesario al lujo al lujo necesita, los que anhelando van tras el señuelo del alto cargo y del honor ruidoso, la grey de aduladores parásita, gustosos pueblen ese infecto caos; el campo es vuestra herencia: en él gózaos.
Página 18 - ¡Oh jóvenes naciones, que ceñida Alzáis sobre el atónito occidente De tempranos laureles la cabeza! Honrad el campo, honrad la simple vida Del labrador, y su frugal llaneza. Así tendrán en vos perpetuamente La libertad morada, Y freno la ambición, y la ley templo.
Página 16 - Bendecida de ti se arraigue y medre Su libertad: en el más hondo encierra De los abismos la malvada guerra. Y el miedo de la espada asoladora Al suspicaz cultivador...
Página 11 - ¿Y será que se formen de ese modo los ánimos heroicos denodados que fundan y sustentan los estados? ¿De la algazara del festín beodo, o de los coros de liviana danza, la dura juventud saldrá, modesta, orgullo de la patria, y esperanza?
Página 15 - Que a numerosa tropa Largo tiempo fatiga: Batido de cien hachas, se estremece, Estalla al fin, y rinde el ancha copa. Huyó la fiera; deja el caro nido, Deja la prole implume El ave, y otro bosque no sabido De los humanos va a buscar doliente . . . ¿Qué miro? alto torrente De sonorosa llama Corre, y sobre las áridas ruinas De la postrada selva se derrama.
Página 9 - ... la fiebre insana templará a Lieo, para tus hijos la procera palma su vario feudo cría, y el ananás sazona su ambrosía; su blanco pan la yuca, sus rubias pomas la patata educa; y el algodón despliega al aura leve las rosas de oro y el vellón de nieve. Tendida para ti la fresca parcha en enramadas de verdor lozano, cuelga de sus sarmientos trepadores nectareos globos y franjadas flores; y para ti el maíz, jefe altanero de la espigada tribu, hincha su grano; y para ti el banano desmaya al...

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