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caldes mayores, hasta los alguaciles eran elementos de accion gubernamental y elementos útiles y vigorosos; tenian fuerza moral y consideracion pública, y en consecuencia servian útilmente y enrobustecian la accion central del supremo gobierno.

Este artificio, por defectuoso que se le suponga, era sin embargo un sistema de administracion independiente hasta cierto punto de las formas de gobierno. Tan imperfecto como se quiera, marchaba, tenia el apoyo que le daban el tiempo que contaba de existencia y su identificacion con los usos y las costumbres públicas. Conservábase ademas el mas fuerte elemento de gobierno cual era el principio religioso alimentado y sostenido por el influjo y poder no quebrantado del clero, cuya existencia y poder estaba identificado con el de la corona. Todo esto destruido ¿con qué se ha reemplazado? Con nada que tenga trabazon y armonía: aquel sistema malo ó bueno no se ha sustituido con ningun otro. A aquellos ayuntamientos pasivos y tranquilos despues que Cárlos V hundió el poder municipal con el peso de su espada, se han sucedido otros no creados sobre el tipo español ni con el antiguo artificio en el que entraban hermanados desde Alfonso XI, la autoridad real representada por los corregidores, jueces y presidentes que aquel soberano introdujo en los con

cejos, convencido de la necesidad de contener el principio democrático sin menoscabo de las libertades municipales que no sucumbieron hasta Villalar, al mismo tiempo que desapareció la aristocracia castellana. La constitucion del año 1812 creó indiscretamente una institucion nueva y sin armonía con el resto del artificio constitucional, dando á los cuerpos municipales una especie de existencia como poder político, y que no fué sino un obstáculo para el gobierno. Ademas las diputaciones provinciales constituidas como están, son tan solo un poder político que ejerciendo sobre los pueblos una verdadera tiranía y un despotismo local, contra el que no tienen ningun poder legal que los proteja ni ampare, son en vez de una rueda útil de administracion, un obstáculo de gobierno. Este es el fondo del mal: mientras estos obstáculos no se remuevan, es de todo punto imposible la organizacion del estado. Que en su aplicacion las reglas de administracion se acomoden á las bases de un gobierno constitucional ó de un gobierno absoluto, nada influyen en el fondo de la necesidad, siempre idéntica, porque sin gobierno no hay organizacion social posible. La diferencia se reduce á las bases que es preciso estén en armonía con la constitucion del estado, y no solo en armonía, sino (lo que es vital para la suerte de las naciones) en

perfecta analogía el artificio de la constitucion con el artificio de la administracion. Si el poder moral y material de la corona es escesivo, como lo es casi siempre en los gobiernos absolutos, con menos fuerza en la administracion basta. Si es flojo y débil, como en los constitucionales, es forzoso que la administracion sea fuerte para que satisfaga el objeto social de todo gobierno, de hacer efectiva la obediencia, el respeto á la ley y la proteccion de todos los intereses legítimos. El error clásico en que hemos incurrido siempre en España ha sido el que, cuando el gobierno era absoluto todo concurria á hacerlo mas bárbaramente opresor, y cuando ha habido gobierno constitucional se han hacinado con indiscrecion elementos de libertad, por recelos de su mas leve menoscabo, sacrificando á ella los elementos de gobierno. Por otra parte el artificio de los gobiernos representativos estriba en gran manera en la centralizacion del poder ejecutivo. La superioridad de importancia y de influencia moral y material de las capitales sobre el resto de los pueblos de la monarquía, fué una creacion necesaria para el acrecentamiento de la fuerza y del poder supremo. Mas esta accion se embaraza de hecho siempre que cada ayuntamiento y cada diputacion provincial se constituyen en poderes políticos frecuentemente rivales del

poder supremo. Cuando esto se verifica, la centralizacion del poder supremo desaparece, y sin ella el gobierno representativo se convierte en un cúmulo de embarazos invencibles y que hacen semi-imposible todo gobierno. Tal es hoy la situacion de la España.

Las oposiciones constitucionales, la imprenta li— bre, son útiles elementos de libertad y progreso : son bases cardinales é inseparables del artificio de los gobiernos representativos: son freno contra los desmanes del poder. Las constituciones establecen estos derechos políticos en principio como base constitucional; pero en todos los paises regidos por formas representativas se ha reconocido la indispensable necesidad de leyes especiales para contener sus estravíos. En todo caso, es una verdad eterna, es la condicion sine qua non que todos los gobiernos, representativos como absolutos, todos son imposibles, siempre que las leyes tengan menos fuerza que las pasiones. Un siglo ha trascurrido desde que el mundo se agita en hacer práctico el dogma de la soberanía nacional. Debatiendo la abstracta cuestion de donde residia la soberanía, hoy los hombres mas liberales é ilustrados han venido á convenir que no reside ni en los pueblos, ni en los reyes. La idea absoluta de la justicia es la única soberana. legítima de la sociedad, y todo poder humano desaparece ante la sola legítima sobera

nía de la justicia. En todo caso, la cuestion de donde reside la soberanía es una cuestion inútil, una verdadera abstraccion: lo que importa es la manera de ejercerla en favor de los pueblos para la formacion de sus leyes: esta es la principal y mas útil aplicacion. Hasta que se santifique esta doctrina y hasta que se ponga fuera de controversia la indispensable necesidad de reconocer como axioma, que adopten por tal todos los pueblos, que una injusticia es un atentado social, cométala el rey ó el pueblo: hasta que la ley sea acatada y observada por todos, y siempre como el verdadero centro de accion de la soberanía, hasta entonces no habrá constitucion que sea verdad, no habrá libertad, no puede haber mas que una sociedad, que disuelta de hecho se agitará sin cesar y en vano tras de un bien que no podrá alcanzar nunca, y que en vez de Gobierno que impulse y dirija la prosperidad del pais, será este víctima de unos cuantos hombres atrevidos y ambiciosos que se ocupen solo en su propio provecho.

Al establecer definitivamente nuestra vecina Francia el gobierno representativo á la caida del imperio en 1814, vencido halló el grande obstáculo. El brazo de hierro del Emperador habia hecho del pais que cogió reducido á cenizas por la accion destruc

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