Guirnalda poetica: Selecta coleccion de poesias mejicanas

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J.R. Navarro, 1853 - 293 páginas
 

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Página 151 - ... tu faz serena, y de entusiasmo ardiente mi alma llena. Yo digno soy de contemplarte: siempre lo común y mezquino desdeñando, ansié por lo terrífico y sublime. Al despeñarse el huracán furioso, al retumbar sobre mi frente el rayo, palpitando gocé: vi al océano, azotado por austro proceloso, combatir mi bajel, y ante mis plantas sus abismos abrir, y amé el peligro, y sus iras amé: mas su" fiereza en mi alma no dejara la profunda impresión que tu grandeza.
Página 151 - Torrente prodigioso, calma, acalla Tu trueno aterrador : disipa un tanto Las tinieblas que en torno te circundan ; Déjame contemplar tu faz serena, Y de entusiasmo ardiente mi alma llena. Yo digno soy de contemplarte ; siempre Lo común y mezquino desdeñando, Ansié por lo terrífico y sublime. - Al despeñarse el huracán furioso...
Página 151 - Sereno corres, majestuoso; y luego en ásperos peñascos quebrantado, te abalanzas violento, arrebatado, como el destino irresistible y ciego. ¿Qué voz humana describir podría de la sirte rugiente la aterradora faz? El alma mía en vago pensamiento se confunde al mirar esa férvida corriente, que en vano quiere la turbada vista en su vuelo seguir al borde oscuro del precipicio altísimo: mil olas cual pensamiento rápidas pasando.
Página 38 - Entre hierros, con oprobio gocen otros de la paz; yo no, que busco en la guerra la muerte o la libertad." Vuela, bruto generoso, que ha llegado el momento venturoso de mostrar tu noble brío, y hollar del tirano impío el pendón abominado: en su alcázar relumbrante arrogante pisarás, y en su pecho con bravura tu herradura estamparás.
Página 152 - ¿Por qué no miro alrededor de tu caverna inmensa las palmas, ¡ay!, las palmas deliciosas, que en las llanuras de mi ardiente patria nacen del sol a la sonrisa, y crecen, y al soplo de las brisas del Océano bajo un cielo purísimo se mecen?
Página 248 - Dijo, y Morelos siente enardecido El noble pecho en belicoso aliento; La victoria en su enseña toma asiento Y su ejemplo de mil se ve seguido. La sangre difundida De los héroes su número recrece, Como tal vez herida...
Página 249 - ¡Libre la patria sea!" y fuélo luego que el estrago prolijo atajó y de la guerra el voraz fuego, y con dulce clemencia en el trono asentó la Independencia. ¡Himnos sin fin a su indeleble gloria! Honor eterno a los varones claros que el camino supieron prepararos ¡oh Iturbide inmortal!
Página 246 - No será empero que el benigno cielo, cómplice fácil de opresión sangrienta, niegue a la patria en tan cruel tormenta una tierna mirada de consuelo. Ante el trono clemente sin cesar sube el encendido ruego, el quejido doliente de aquel prelado, que inflamado en fuego de caridad divina, la América indefensa patrocina: "Padre amoroso — dice — que a tu hechura, como el...
Página 246 - Así los hijos de Vandalia ruda Fieros clamaron cuando el héroe augusto Cedió de la fortuna al golpe injusto ; Y el brazo fuerte que la empresa escuda Faltando a sus campeones, Del terror y la muerte precedidos Feroces escuadrones Talan impunes campos florecidos, Y al desierto sombrío Consagran de la paz el nombre pío.
Página 152 - Al rededor de tu caverna inmensa Las palmas ¡ ay ! las palmas deliciosas, Que en las llanuras de mi ardiente patria Nacen del sol á la sonrisa, y crecen, Y al soplo de las brisas del Océano Bajo un cielo purísimo se mecen?

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