Tratado de puntuación y acentuación castellanas

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Imp. de Henrich y. c.a en comandita, 1907 - 156 páginas
 

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Pasajes populares

Página 145 - Estos, Fabio, ¡ay dolor! , que ves ahora campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo Itálica famosa. Aquí de Cipión la vencedora colonia fue: por tierra derribado yace el temido honor de la espantosa muralla, y lastimosa reliquia es solamente. De su invencible gente sólo quedan memorias funerales, donde erraron ya sombras de alto ejemplo.
Página 48 - Que se emplee el que es discreto en hacer un buen soneto, bien puede ser, mas que un menguado no sea el que en hacer dos se emplea, no puede ser.
Página 30 - Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años: era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza.
Página 112 - Venid á ver al hijo de Dios, no en el seno del Padre, sino en los brazos de la Madre; no entre los coros de los ángeles, sino entre viles animales ; no asentado á la diestra de la magostad, en las alturas, sino reclinado en un pesebre de bestias ; no tronando y relampagueando en el cielo, sino llorando y temblando de frio en un establo.
Página 93 - Lo que enturbie la pureza de la moral, lo que trabe el arreglado pero libre desarrollo de las facultades individuales y colectivas de la humanidad, y — digo más — lo que las ejercite infructuosamente, no debe un gobierno sabio incorporarlo en la organización del estado.
Página 47 - Pero nada bastó para desalojar al enemigo, hasta que se abrevió el asalto por el camino que abrió la artillería; y se observó que uno solo, de tantos como fueron deshechos en este adoratorio, se rindió a la merced de los españoles (SOLis, Historia de Nueva España, III, 7).
Página 61 - En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.
Página 77 - CONEJOS. Por entre unas matas, Seguido de Perros, No diré corría, Volaba un Conejo. De su madriguera Salió un compañero,. Y le dijo: tente, Amigo, ¡ qué es esto? ¿ Qué ha de ser? responde: Sin aliento llego.... Dos picaros Galgos Me vienen siguiendo.
Página 72 - Pero no he podido yo contravenir a la orden de la naturaleza; que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación?
Página 90 - Aquí llegaba Zapaquilda, cuando Marramaquiz, celoso, que mirando Estaba desde un alto caballete Tan gran traición, colérico arremete, Y echa veloz, de ardiente furia lleno, Una mano al papel y otra al relleno.

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