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del agrado de S. E., espero me lo apruebe con las expresionessatisfactorias que son propias de tales casos. Será para mi la recompensa mas estimable, y el único gaje que me quede de mis fatigas y de los gravámenes y molestias de toda clase que he sufrido.

Dígnese US. elevarlo al conocimiento de S. E., y aceptar los respetos que le reitera su muy atento obediente servidor.

MARIANO A. ALVAREZ.

Al señor Ministro de Estado del despacho de Gobierno y Rela.. ciones Exteriores.

República Peruana

Ministerio de Estado del despacho

de Relaciones Exteriores

Casa del Supremo Gobierno, en Lima, á 8 de enero de 1831..

12.0

Señor:

Aunque la muy apreciable nota de US. del 24 del pasado fué presentada prontamente á S. E. el vicepresidente, y leída con el agrado que correspondía al interés y celo que US. ha hecho brillar en el honroso desempeño de su legación; mas una serie de graves ocurrencias, de que no ha podido prescindir el gobierno, ha impedido su mas pronto contesto, y en él, las expresiones satisfactorias de S. E. por el lleno que US., haciendo uso de su notorio ardiente patriotismo, ha procurado dar á sus confianzas. Esta manifestación que ahora me ordena hacer á US. de los sentimientos que conserva hacia su benemérita persona, debe ser un testimonio de aprobación en que repose la delicadeza de US., mientras que la próxima terminación de unas negociaciones entabladas en el tiempo de su legación, proporciona presentar al público, con todos los documentos

reunidos, la historia de este importante acontecimiento hasta su último resultado adverso ó favorable.

Tengo el honor de ofrecer á US. todos mis respetos y suseribirme su- atento obsecuente servidor.

CARLOS PEDEMONTE.

Señor doctor don Mariano Alejo Alvarez.

República Peruana

Comisión Diplomática

para

negociar tratados cos Bolivia

Arequipa, 4 de febrero de 1831.

Señor Ministro:

Tengo el honor de acompañar á US., en copia, marcada con el número primero, la nota que me ha dirigido el señor Ministro Plenipotenciario de Bolivia, presentando para un tratado de alianza las proposiciones inclusas también bajo el número segundo. Después de haber tenido sobre ellas dos conferencias largas y acaloradas, y de no haber podido disuadir al señor Ministro del proyecto de la alianza triple con Colombia que, aunque en mis instrucciones no se halla prevenido, me parecía inadmisible, he dado, acorde con las instrucciones de S.E. el Presidente, la contestación oficial adjunta bajo el número tercero. No desconfio todavía de que sea admitida la proposición que hago en ella, según he oido al señor Ministro de Bo. livia explicarse en una conversación privada; y por esta razón me parece que estas comunicaciones no deben, por ahora, solo imprimirse, pero ni aun dejarse percibir, puesto que de su publicidad pudieran resultar obstáculos al advenimiento.

no

Ruego á US. ponga esta nota en manos de S. E. el vicepresidente, y acepte los sentimientos de consideración con que me repito de US. atento, obediente servidor.

MANUEL FERREYROS.

Señor Ministro de Estado en el departamento de Relaciones Exteriores.

En un sello

República Boliviana Legación de Bolivia al Perú

Arequipa, 29 de enero de 1831.-21.

Señor:

El infrascrito, Ministro Plenipotenciario de la República de Bolivia, al explicarse, por la primera vez, con el señor Ministro Plenipotenciario del gobierno del Perú, se encuentra conmovido por el dulce sentimiento de que ambos firmarán la inalte. rable paz de dos naciones, cuyos intereses y necesidades las obligan á la armonía. La paz es el grito general de América: lo es mas particularmente de los buenos patriotas que desean la tranquilidad de las instituciones liberales: lo es de los filósofos que contemplan á las nuevas Repúblicas entrando en el templo de la civilización con el cortejo de todas las virtudes; y lo es, en fin, de la especie humana, que difícilmente se indemniza de los males de una guerra. El gobierno de Bolivia la desea, la ha procurado por todos los medios posibles, y la hará con sinceridad y buena fé; pero esta paz, objeto constante de sus votos, debe descansar sobre bases sólidas; y que, colada de una vez al abrigo de consecuencias funestas, no sea jamás insultada por el capricho de un gobierno injusto, por las aspiraciones de la ambición, ó por el poder del mas fuerte. La que ahora celebren los Estados del Perú y Bolivia, que no sea, pues, de las circunstancias y del momento: que sea,

señor ministro, la paz de mil años-la amistad de los siglos. A quien intente turbarla, el sentimiento público lo condene á la execración y al enojo nacional; y que, á presencia de la estatua en que se coloque la imagen de esta paz, las bayonetas se emboten, y el plomo se liquide. Tales son los sentimientos del gobierno de Bolivia. Para realizarlos, ofrece su ministro, al examen del ministro del Perú, las proposiciones de alianza que incluye, y sobre las cuales se puede proceder á tratar con ventajas proficuas á ambas partes.

Separado el continente americano, por la fuerza de las armas, de un coloniaje humillante, y proclamadas en Repúblicas sus diferentes secciones, nada era tan urgente á su seguridad y á la particular independencia de cada Estado, como aliafse. Así presentaba á la Europa un cuerpo robusto de resistencias, ponía un dique á las aspiraciones privadas, y conservaba intacto el depósito de sus leyes. Desgraciadamente, sin oir los consejos de la razón, é indeferente á sus mismas necesidades, se ha encontrado la América expuesta no solo á sufrir segunda vez la mancha de un yugo ignominioso, sino también á los horrores de una guerra civil, al furor de las pasiones encarnizadas, y á la disolución, fruto necesario de la anarquía. No ha existido un tribunal, juez árbitro en las contiendas internacionales, ni menos un mediador que se arrojase en medio de los partidos para calmarlos con las reflexiones de la razón sostenidas por una ingerencia amistosa. Después que ha pasado el vértigo revolucionario, y, habiendo dado la experiencia sobradas lecciones á la América en la escuela de sus prolongadas desgracias, se permite el gobierno de Bolivia la iniciativa en el importante asunto de formar un pacto de quintuple alianza entre las Repúblicas de Colombia, el Perú, Chile, Río de la Plata y Bolivia. Las utilidades que, á primera vista, presenta este laudable proyecto no pueden ocultarse á la ilustración del sabio gabinete peruano y su digno ministro plenipotenciario. Sin embargo, uno y otro le permitirán al que suscribe hacer algunas ligeras observaciones que son de gran peso á su modo de juzgar.

Hasta aquí una de las causas mas influyentes en las grandes calamidades de América ha sido la desa venencia de sus gobiernos, la guerra fraticida y sus consecuencias dolorosas en el interior. Obstáculos, con este motivo, á la estabilidad de las instituciones, por el choque de los partidos sostenidos de manejos del exterior, ataques violentos á las autoridades constituidas hasta cambiarlas con toda una administración, aumento de la fuerza armada para estar siempre en guardia combatiendo el gérmen precioso de la población y de la riqueza pública, haciendo gemir al pueblo con impuestos insoportables, y, lo que es mas, arrancando á la producción y á la industria su principal vitalidad. Si estos males fueran reparables, no los

lloraríamos con lágrimas eternas. Dejan trazas que á cada instante ofrecen un inconveniente á las mejoras del espiritu del siglo; pero que no es posible recuperar. En los pueblos pobres no hay garantías ni libertad, porque no existe la fuerza moral que contrapesa al poder, ni los gobiernos la tienen para defender las de los ciudadanos. En un tal estado es indispensable el desorden que tiene su origen en las desconfianzas internacio nales, falta de límites de arreglos naturales, conservación de ejércitos que no se pueden mantener sin consumos improductivos, gravamen, y ruina de los pueblos que, al desenlace de la causa que defendieron, se encuentran sin un bien real, sin una garantía sólida y sin un goce positivo.

La quintuple alianza, propuesta por el gobierno boliviano, será la nave que salve á la América en su gran tempestad revolucionaria: formará el derecho internacional de las nuevas repúblicas; é impidiendo la guerra exterior, y mediando en la civil, abrirá las fuentes de su engrandecimiento, porque destruirá para siempre los obstáculos que se oponen á su dicha. Un consejo de sabiduría y de poder, donde solo triunfe la razón y la justicia, y un tribunal de hermanos que por la amistad ponga término á sus diferencias, ó una mediación á sus enojos, es, sin duda, la mas bella invención del genio y de la filosofía que la ha apoyado. La República peruana, tan virtuosa y tan patriota en sostener la independencia de la América, se apresurará, sin duda, á prestar sus votos por una medida que, asegu rando para siempre su política, le haga gozar de los beneficios reales de la civilización. Su gobierno sabio y paternal encontrará en la alianza indicada cuanto respeta el de Bolivia los derechos internacionales; y como quiere asegurarlos de toda tentativa injusta ó caprichosa, respondiendo con los hechos su digno jefe a acusaciones de usurpación que jamás su alma abrigó.

Si esta alianza, reglada por tratados que comprendan su fin y cuantas relaciones sean necesarias para hacerlas vigorosas y útil á las partes contratantes, ha de producir los bienes que el infrascrito ha expresado, no será menos proficua si se extiende la vista á la Europa, y se miran sus pretensiones. !nfatigable la España en su bárbaro proyecto de esclavizar un mundo, no se cansa en buscar cómplices que secunden su plan. Es una desgracia ciertamente que haya en gabinetes de pueblos ilustrados ministros tan corrompidos é imbéciles que se presten á formar cadenas de opresión y resortes de envilecimiento. Verdad es que ahora poco se organizaba una fuerte expedición contra México y otros puntos, fomentada por algunos gabinetes europeos. Si la causa de la especie humana y la de los principios acaba de triunfar en Francia, no es por eso menos expuesta á grandes contratiempos en el formidable combate que le hacen la aristocracia, la ignorancia y las preo

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