Escritores del siglo XVI, Partes2-37

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M. Rivadeneyra, 1855
 

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Página 1 - El aire el huerto orea, y ofrece mil olores al sentido, los árboles menea con un manso ruido, que del oro y del cetro pone olvido.
Página 1 - Despiértenme las aves con su cantar sabroso no aprendido; no los cuidados graves de que es siempre seguido el que al ajeno arbitrio está atenido. Vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo, a solas, sin testigo, libre de amor, de celo, de odio, de esperanza, de recelo.
Página 8 - Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, escuro, con soledad y llanto, y tú rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro...
Página 1 - Que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio moro, en jaspes sustentado. No cura si la fama canta con voz su nombre pregonera, ni cura si encarama la lengua lisonjera lo que condena la verdad sincera.
Página vii - ... y aun cuenta, a veces, las letras, y las pesa y las mide y las compone, para que, no solamente digan con claridad lo que se pretende decir, sino también...
Página 12 - Aquí la envidia y mentira me tuvieron encerrado. Dichoso el humilde estado del sabio que se retira de aqueste mundo malvado, y con pobre mesa y casa en el campo deleitoso, con sólo Dios se compasa, ya solas su vida pasa ni envidiado ni envidioso FRANCISCO DE LA TORRE Pocos datos biográficos.
Página 1 - A mí una pobrecilla mesa de amable paz bien abastada me baste, y la vajilla de fino oro labrada sea de quien la mar no teme airada. Y mientras miserablemente se están los otros abrasando con sed insaciable del no durable mando, tendido yo a la sombra esté cantando.
Página xi - ... sólo por mostrar que nuestra lengua recibe bien todo lo que se le encomienda, y que no es dura ni pobre, como algunos dicen, sino de cera y abundante para los que la saben tratar.
Página 5 - ¿No ves cuando acontece turbarse el aire todo en el verano? el día se ennegrece, sopla el gallego insano, y sube hasta el cielo el polvo vano; y entre las nubes mueve su carro Dios ligero y reluciente, horrible son conmueve, relumbra fuego ardiente, treme la tierra, humíllase la gente. La lluvia baña el techo, envían largos ríos los collados; su trabajo deshecho, los campos anegados miran los labradores espantados.
Página 5 - De dó manan las fuentes; quién ceba y quién bastece de los ríos las perpetuas corrientes; de los helados fríos veré las causas, y de los estíos. Las soberanas aguas del aire en la región quién las sostiene; de los rayos las fraguas; dó los tesoros tiene de nieve Dios, y el trueno dónde viene. ¿No ves cuando acontece turbarse el aire todo en el verano?

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