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Requena al Presidente de Quito, luego que regresó del Yupurá, de la cual extractamos los siguientes párrafos:

« A la verdad, el trabajo que tengo es superior á mis fuerzas; y con todo, hasta ahora no nos han esperado para ninguna operacion los portugueses, quienes entraron al Yupurá infinitamente mejor aviados que nosotros, habiendo hecho yo solo aquel largo viaje de cinco meses en un agujero ó hueco como una garita que fué mi prision, y con la debida proporcion han padecido los demás que me acompañaron. Pero de nada sirve nuestro sufrimiento para el adelantamiento de las Demarcaciones, porque no hay duda que las injustas pretensiones de estos Comisarios no pueden tener por objeto otro que el de demorarlas mientras dura el estado actual de la Europa, y no quieren pasar á ejecutar nada de lo que sin tergiversacion ni duda prescribe el Tratado, esperando tal vez mejorar de partido, Y NO DESPRENDERSE DEL RIO PUTUMAYO, por el comercio activo que de él hacen para mantener el renglon de zarza en el marítimo del Pará. Miéntras, logran con un procedimiento irregular extraer indios de los terrenos que nos deben ceder, fundar poblaciones en las costas fronterizas, y arruinar las que debian quedar para nuestra Corona con pretextos fútiles é inaveriguables, porque no quieren dar respuestas categóricas á los oficios impulsivos que paso para estorbar este procedimiento tan contrario á las intenciones de SS. MM. y del espíritu del Tratado; de suerte que aunque mande á la Córte los testimonios de todo lo obrado, cuando llegue su determinacion ya han dejado los terrenos desiertos, dependiendo todo de no haber entregado á Tabatinga y su costa adyacente, pues de aquella frontera hubiera hecho que con un destacamento se les observáran sus pasos, y tendria más socorros, pues aunque dejé allí á un sargento, á éste y demás que le acompañaban han hecho estorsiones, de suerte que este Comisario se disculpa con el General del Estado, aquél con el General de las Demarcaciones, y todo conspira á demoras perjudiciales.

>> Yo conjeturo que nos han de dejar pasar al Rio Negro, para que, navegándolo, me coloque con mi partida en aquel punto superior á sus establecimientos en que se ha de trazar la raya, y este sería el modo de adelantar la demarcacion. Bien conocen que no hay paso por el Yupurú á dicho Rio Negro, y que es imposible para todos seguir aquella travesía de tierra; pero verá V. S. que esta

tentacion que adivino me van ya á proponer, no es más que una apariencia de celo, para demorar las demarcaciones. Por mi parte no dejaré de hacerles patentes con mis propuestas, objeciones y reparos, todo lo que deba practicarse para concluir este encargo; pero luego tendré la respuesta de que es necesario consultar á Su Majestad, y éstas tardarán mucho, pudiendo hacerse, si obráran de buena fé, todo aquello que por el Tratado está mandado se haga. Yo espero con impaciencia las PRIMERAS resoluciones de la Córte (¡y hacia dos años que se habian solicitado!) sobre no haber dado á Tabatinga, y pretender nuestras fortalezas de San Carlos y San Felipe del Rio Negro, para saber cómo deba comportarme con estos señores para lo sucesivo (39). »

En repetidas ocasiones y á largos intérvalos, instó Requena para que se continuára el reconocimiento del Apaporis, suspendido por la epidemia que diezmó á las partidas; pero no fué posible conseguir que el Comisario portugués accediera, ni áun á que un comisionado especial con uno de sus astrónomos fuese á rectificar la situacion de ciertos puntos (40).

No podemos pretender ni es nuestro ánimo dar cuenta pormenorizada de los trabajos de Requena en los once años en que permaneció en las márgenes del Marañon solicitando auxilios que no se le daban, y aguardando órdenes que no llegaban. Las notas que pudiéramos incluir y que hoy tenemos á la vista en el lujoso Archivo de Sevilla, no serian sino una repeticion de las que dejamos copiadas, y así únicamente extractarémos dos ó tres fragmentos como comprobantes de la conducta de los portugueses en el asunto de la delimitacion.

Pasaban los meses sin que nada se adelantára en tan grave asunto, pues no sólo los hechos importantes sino hasta los pareceres se volvian motivo de disputa para la formacion de un expediente que se remitia á España y á Portugal en consulta. Entre tanto, Requena se ocupaba en el arreglo de sus manuscritos y en la formacion del mapa, que al fin logró enviar al Virey en 28 de Abril de 1783. A propósito de este envío se suscitó un nuevo punto de discordia, pues que el Comisario portugués se abrogó el derecho de conceder pasaporte á los españoles que transitaban para Maynas en servicio de la 4.a Par

(39) Carta de Requena fechada en Ega á 28 de Agosto de 1782. (40) Comunicacion de 29 de Noviembre, 1782.

tida, cuyo jefe era al mismo tiempo Gobernador de aquella Provincia. Imposibilitado Requena por una grave enfermedad para dirigirse al Virey, lo hizo el segundo Comisario, dando cuenta de lo ocurrido en estos términos: «Yo, como segundo (Comisario), paso »á prevenir á la superioridad de V. E. Ilma. sobre el expediente » seguido con el primer Comisario de Su Majestad Fidelísima en >> razon de pretender éste extemporáneamente librar pasaportes á »> nuestros oficiales y dependientes españoles de esta Partida, que »>transitan de aquí para nuestra Provincia inmediata de Maynas, » despues de cuasi dos años en que nuestro Comisario principal >>se mantuvo en la posesion de expedirlos por sí solo..... Compe>> lido de la fuerza y coaccion que nos impone el citado Comisario >>portugués negándonos expresamente todos los auxilios de víveres » que por sus pueblos del tránsito se le pidieron, para el oficial nuestro que conduce el presente correo por Maynas á Quito, y » gente licenciada que lleva en dos botes; protestando que ya de >>ninguna suerte no nos impartirá en lo sucesivo auxilios algunos >>en semejante caso, sin que precisamente nuestras embarcaciones >> vayan proveidas de pasaportes suyos; y en tanto grado de ex>tricta formalidad que se le ha de hacer ver y constar el número >> cierto de embarcaciones, y de qué calidad, el sugeto que las »manda, y el número y calidad de pasajeros que en ellas van, » para que, sujetas á registro, fondéo y visita de los Comandantes >>portugueses, suframos los perjuicios y desaires que se dejan in> ferir contra la benignidad y franqueza que inspiran los Tratados »en este punto (41). »

El segundo Comisario anuncia que se han hecho las protestas del caso; pero que se aguardan órdenes perentorias del Virey para decidir lo que habrá de hacerse en lo sucesivo « suspendiendo hasta >> tanto enteramente la comunicacion con las Provincias de Quito >>y Maynas. >>

Como se ve, el asunto era grave y requeria una pronta resolucion. Hé aquí la que dictó el Virey con fecha 19 de Octubre de 1783: «He visto la oposicion del Comisario portugués á per>>mitir el libre tráfico de los indivíduos de esa partida sin sus pa>>saportes, y demás negaciones que hacen para facilitar los auxi>>lios que necesiten, si no sacasen aquel documento, en cuyo punto

(41) Nota de don Felipe de Arechua y Sarmiento. Ega 28 de Abril de 1783.

>> pide Vmd. mi resolucion. Verdaderamente es una solicitud bien >>extraña la de los portugueses, cuando hasta ahora no han ne>>cesitado nuestras gentes de sus pasaportes; pero como ya está » conocida su determinacion, se hace preciso, si con maña no puede » Vmd. acordar se observe la práctica hasta aquí seguida, dar » cuenta á S. M. por el Pará y Carácas para que determine lo >> que fuere de su mejor Real agrado, pues por mí ninguna otra >> resolucion puedo tomar sin exponer la autoridad de mi empleo »á que quede desairada (42). »

Si los Tratados eran de suyo de difícil ejecucion, mucho más tenian que serlo desde el momento en que la Partida demarcadora no estaba provista de todo lo necesario, y que para la solución de cualquiera duda tenía que recurrir hasta España, enviando los pliegos por conducto de los mismos que dejaban conocer tan decidido empeño en demorar los trabajos.

Las Partidas permanecieron ociosas en Ega aguardando órdenes; y lo único notable que ocurrió en aquel año (1783) fué la destitucion del Comisario portugués Chermont, por el hecho de haber consentido en el reconocimiento del Apaporis y firmado el convenio interino relativo á este Rio. Fué reemplazado por don Enrique Wilckens.

De esta fecha en adelante solo habíamos podido tener á la vista tres ó cuatro comunicaciones de Requena, que dan escasa luz sobre lo que pasaba, y hubimos de atenernos á los fragmentos del Diccionario corográfico, histórico, &.a, de don Lorenzo da Silva Araujo, publicados en los <<Documentos relativos á los límites entre Brasil y Venezuela», no obstante los errores que hemos hecho notar. Hoy podríamos hacer gala de los documentos hallados en el Archivo de Indias; y no tememos dejarlos de lado, ya que habrán de servirnos en el estudio consagrado especialmente al Brasil.

Vemos que, al fin, en 1784, se recibió alguna órden referente á la entrega de Tabatinga, pues en dichos fragmentos hallamos el siguiente párrafo:

>>La sustitucion de Chermont nada adelantó los trabajos de la >> comision, cuyos miembros permanecieron ociosos en Villa de Ega. >>El Comandante Eusebio Antonio Ribeiro rehusó entregar la forta>>leza de Tabatinga, que por el establecimiento del marco divisorio

(42) Comunicacion del Virey á don Felipe de Arechua. 19 de Octubre de 1783.

>> en el Avatiparaná, ya se comprendia en las posesiones de España. >> Aun arrestado, se negó á contestar á nadie sino al General Pleni>> potenciario; lo que junto con la órden de la Córte recibida por éste, >>lo determinó á trasladarse á Ega, á conferenciar de viva voz con >>Requena, que desatendió todas las razones relativas á la demar>>cacion en el Yupurá; en virtud de lo cual se extendió una protesta » que hizo suspender los trabajos, hasta ulteriores determinaciones >> de las respectivas Córtes» (43).

Aunque suspendidos los trabajos del trazo de la línea, Requena no permanecia inactivo, así que, en 1785, remitió al Virey la descripcion de la Provincia de Maynas (44).

Una rara casualidad hizo que llegára á nuestro poder la Memoria de Requena, cuya pérdida ó desconocimiento era digno de lamentar. Del manuscrito original extractamos los párrafos que siguen; y no nos amedrenta el volver la vista siglos atrás, cuando se trata de una cuestion histórica, y cuando en la lucha del derecho y de la conveniencia que puede modificarle, sólo el esfuerzo es el representante del estudio, al cual nunca se ha denegado la oportunidad.

Por eso dice así Requena en su precioso manuscrito:

«Despues del primer descubrimiento del grande Rio Marañon, hecho por el capitan Francisco Orellana, que se separó de la tropa que salió de Quito, con Gonzalo Pizarro, el año de 1539, dejando burlado á su Jefe, y llegó hasta el mar del Norte, desde donde pasó á España, se olvidó enteramente el conocimiento de los países que dicho Rio baña, y naciones que poblan sus orillas, hasta que casi un siglo despues, en 1616, unos soldados de la ciudad de Santiago de las Montanas, situada en parte superior del célebre Pongo de Manseriche, arrebatados casualmente por la corriente de aquel paso, descubrieron la nacion Mayna, en el alto del Marañon, con cuya noticia, el capitan don Diego Baca de Vega, vecino de la ciudad de Loja, capituló con el Virey del Perú don Francisco de Borja y Aragon, Príncipe de Squilache, la conquista de este país, concediéndosele la gobernacion de todo lo que conquistase (45).

(43) Documentos citados, ps. 91 y 92.

(44) Nota remisoria fechada en Ega á 1.o de Junio de 1785.

(45) Descripcion del Gobierno de Maynas y misiones en él establecidas, en que se satisface á las preguntas que se hacen en la Real órden de 31 de Enero de 1784.-Autógrafo de don Francisco Requena.

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