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« EMPLEADOS DE LA CUARTA PARTIDA DE LÍMITES POR PARTE DE SU
MAJESTAD CATÓLICA.

Primer comisario, Don Francisco de Requena, Gobernador de
Maynas y Capitan de ingenieros.

Segundo id., Don Felipe de Arechua, Capitan de milicias de

Quito.

Tesorero y Proveedor general, don Juan Mannel Benites, Te-

niente de milicias de Quito.

Secretario, Don Gaspar Santistevan, Cadete habilitado de oficial.
Ayudante, Don Juan Salinas, id. id.

Comisario general de 3.a y 4.a partida, Don Juan Pereyra Caldas,

Capitan general de Matogroso.

Primer comisario, Don Teodosio Constantino de Chermont, Te-

niente-coronel de artillería.

Segundo, Don Enrique Wilckens, Sargento mayor de ingenieros.

(Don Eusebio Sosa, Sargento mayor de ingenieros.
(Don Pedro Alexandrino, Capitan de ingenieros.

Ingenieros.

Astrónomos

(Don Josef Juachin Bitorio .(DD. en la Universidad
(Don Josef Simon Caraballo.) de Coimbra.

Proveedor, Don Antonio Coitiño, Capitan de milicias.

Secretario, Don Sebastian Josef Prest, Subteniente de infan-

tería.

(Don Ramon Lorenzo.

Capellanes.. Fr. Domingo del Rosario.

Cirujano, Don Francisco Gómez Almeida.

Segundo, Don Josef Ferreira.

Escribano, Don Custodio Matos, ayudante de milicias.

Guarda-almacen, Don Cleto Márquez, id. de id.

Comandante de la tropa, Don Francisco Silveira, teniente.

Don Francisco Coitiño, subteniente,

Dos sargentos, dos cabos y cuarenta y cinco soldados.
Doscientos veinte indios bogas y artesanos de todos oficios
para el servicio de esta partida.

Tabatinga, 8 de Junio de 1781.

FRANCISCO REQUENA. »

Pero dejando estas dudas para patentizarlas más adelante, permítasenos rectificar la aseveracion que equivocadamente hace el señor Silva Araujo, en su Diccionario tantas veces citado, acerca de la composicion de las partidas 3.a y 4.a, cuando hace figurar en ellas como primer Comisario de la española á don Ramon García de Leon y Pizarro, agregando que se reunieron en la Villa de Ega en Mayo de 1781 (24). Con vista de los documentos originales hemos dicho que la reunion tuvo lugar en Tabatinga el 2 de Abril de 1781, siendo jefes de las respectivas partidas don Francisco Requena y don Teodosio Constantino de Chermont. Leon y Pizarro desempeñaba desde un año ántes la Presidencia de Quito, y no llegó á ir al Marañon; como tampoco lo hizo Pereira Caldas, quien, aunque era Comisario general, permaneció siempre en Barcellos, desempeñando la Capitanía del Rio Negro. A Ega no llegaron los Comisarios reunidos ya, sino hasta el 28 de Setiembre.

Por ningun motivo querríamos que á esta sencilla rectificacion se le diera visos de correccion á una obra tan importante como la del señor da Silva Araujo, juzgando por lo que de ella conocemos; pues nuestro único intento al hacerlo es prevenir una contradiccion posible apoyada en aquella obra.

Aunque poseemos la «Memoria de las demarcaciones de límites en la América, » que formaron don Vicente Aguilar y Jurado y don Francisco Requena, preferirémos, hasta donde sea posible, referirnos á los documentos originales, extractando de ellos los pormenores importantes que no se encuentran en la Memoria, y sólo copiarémos de aquel documento los párrafos que llenen los vacíos que encontremos por falta de notas auténticas.

Llevaban ya los Comisarios tres meses de detencion en Tabatinga, aguardando á que estuvieran concluidos los marcos que debian fijar en la desembocadura del Yavarí y en la del Yupurá. Creian que pronto podrian dar principio á los trabajos, cuando se presentó la primera exigencia, anuncio de las que se suscitaron luego para hacer imposible la delimitacion intentada. El Comisario general, Pereira Cáldas, arrepentido del ofrecimiento que tan perentoriamante habia hecho para la entrega de Tabatinga,

(24) Documentos relativos á la cuestion de límites entre Venezuela y el Brasil, p. 90.

en cumplimiento del Tratado, y buscando pretexto para diferirla, ya que no podia tener razon para ello, exigió que Requena expidiera las órdenes necesarias para que se les entregáran las fortalezas de San Carlos, San Felipe y San Agustin, en el Rio Negro; y éste, que carecia de órdenes porque no era posible haber previsto tales pretensiones, dirigió inmediatamente la consulta al Virey por conducto del Presidente de Quito, quien la envió á quien debia decidir tan importante asunto. En la nota en que Requena anuncia haberla remitido, agrega: «En dicho pliego acom»pañado con un mapa, demuestro, á mi parecer, lo injusto de la >>solicitud, comentando así las expresiones del artículo 12 del úl>>timo Tratado de 1777, como el 9 del anterior de 1750, para que > examinadas aquellas pruebas por la superior inteligencia de >»>V. E. se sirva mandarme lo que he de ejecutar (25).»

En la misma fecha, 12 de Junio, dirigió al Virey una carta particular en la cual le refiere algunos pormenores de la expedicion. Extractarémos los principales.

<< Este primer Comisario, dice Requena, hablando de Chermont, » despues de guardar la mejor armonía, parece desea evacuar >>cuanto antes la comision, y hacerla conforme al sentido literal >>de los Tratados, y así creo que lo ejecuta de buena fé, y aunque >> tiene tan inmediato al Excelentísimo señor Caldas, no puede obrar »>nada sin su conocimiento; por esto me persuado que nuestra de>> mora en la boca del Yupurá será grande, si insiste aquel general >>en los dos puntos en que estriba la consulta que hago á V. E. en >>esta fecha sobre que se les dé á San Carlos y San Felipe, pues >>el señor Chermont, aunque conozca injusta la demanda, no puede »por sí resolver. »

Tuvo por entonces noticia pormenorizada de la sublevacion de los indios del Cuzco, á órdenes del infeliz Tupac-Amarú. Temió que la insurreccion se hiciera extensiva á la provincia de Maynas, y mucho más desde que uno de sus tenientes le anunció la algazara de todos los indios con la noticia de que ya tenían Rey Inca, que vendria pronto á libertarlos de la servidumbre de los españoles.

Esta insurreccion que podia impedir los trabajos de las partidas, era una nueva preocupacion para Requena, pues que, como Gober

(25) Nota de Requena. Tabatinga, 12 de Junio de 1781.

nador de Maynas, tenia que velar por la tranquilidad de la provincia que se le habia confiado. En consecuencia, tan luégo como lo supo lo comunicó al Presidente de Quito, pidiéndole el inmediato envio de alguna fuerza; pues que en caso de no suministrársele tendria que apelar á los portugueses, y solicitarla de ellos, en virtud del artículo del Tratado que estipula la garantía de los respectivos territorios (26). El Presidente se contentó con trasmitir esta nota al Virey (18 de Octubre) y en ella sólo hemos hallado esta resolucion marginal: «Enterado, y dése cuenta á la Córte. »

Persuadido Requena, como no podia dejar de estarlo, de que tanto Tabatinga como aquellos territorios se le entregarian, no sólo ordenó la construccion de habitaciones en aquel lugar, y fomento de sementeras, sino que solicitó de los misioneros algunas familias para poblar aquellas aldeas que se le dejarian vacías, y se dirigió al Gobernador de Quito pidiendo que se le remitieran cincuenta familias blancas. Desgraciadamente, no encontraba apoyo en nadie: el Virey se limitaba á dar órdenes para que se le remitiera dinero y recomendaciones de que evitára cualquier desagrado con los portugueses (27), consultando á la córte en los casos de duda, pues comprometida como estaba España en la guerra contra la Gran Bretaña, se queria evitar cualquier pretexto para que Portugal saliera de su conveniente neutralidad (28). El Presidente de Quito cumplia las instrucciones de remitirle dinero, pero se excusaba de enviarle pobladores. Y los misioneros no sólo no le apoyaban sino que algunos, como el de Omáguas, hasta rehusaban el permiso para que salieran las mujeres de los indios que iban sirviendo en la expedicion (29), lo que obligaba al comisario á solicitar su separacion de aquellas misiones.

Una de las exigencias que se hacian para la entrega de Tabatinga consistia, como hemos visto en la nota de Requena, en el pago de una casa de campo, habilitada de Palacio, que se decia prepiedad de una casa de comercio del Pará. Requena, que carecia de instrucciones para un gasto de esta especie, formó los planos y valuaciones y los envió al Virey como complemento de su nota de 8 de Junio de 1781; pero tanto respecto de este asunto como de todos los otros que

(26) Nota de 1.o de Mayo de 1781.

(27) Nota de 21 de Noviembre de 1781, fechada en Cartagena.
(28) Orden de 24 de Marzo de 1780, muchas veces repetida.
(29) Nota del Presidente de Quito, 22 de Junio de 1781.

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