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do y tercer órden, sin las que no es posible fomentar el tráfico ni los consumos. Los gobernadores, comprendiéndolo así, deben dedicarse con todo esmero à la propagacion de estas vias, haciendo que fas provincias de su mando se crucen en todas direcciones. Pero deben cuidar tambien que el interés de algunos no grave injustamente a las provincias haciendo que vias puramente locales se costeen por la provincia en perjuicio de los fondos provinciales.

85. Los caminos especiales que ponen en contacto dos ó mas centros productores, sean de una o dos provincias, son y deben ser de la mayor importancia. En un suelo como el nuestro, desigual en la nivelacion, calidad y produccion, estos caminos son grandemente interesantes. La autoridad no debe descansar en que el interés local podrá impulsarlos, ya porque al Gobierno y sus agentes toca ilustrar á los pueblos sobre sus verdaderos intereses, ya porque obligacion sagrada es de los mismos reunir las voluntades, formar el espíritu laborioso y activo de los pueblos y estimular á todo lo útil y provechoso para los mismos. Visiten los gobernadores las provincias, estudien sus producciones y necesidades, conozcan las relaciones de Jos pueblos y pongan en movimiento todos los resortes capaces de excitar á sus habitantes à obtener unos beneficios que, ó desconocen o creen de difícil consecucion, allanando al mismo tiempo obstáculos y superando inconvenientes.

be circunscribirse respecto á intereses materiales al planteamiento de lo ya la corconvenido ó acordado; pero la preparacion se hará mas fácilmente por respondencia semi-oficial, y hasta por la confidencial muchas veces.

85. Gran fuerza de resistencia han de encontrar los gobernadores en la construccion de los caminos vecinales, porque en proporcion que se circunscriben las prestaciones, así se atiende mas á la importancia del sacrificio que se' exige que al beneficio que se reporta.

A esto se agrega la mayor necesidad que las pequeñas poblaciones tienen de que la autoridad las auxilie con la ilustracion conveniente sobre sus mismos intereses, combatiendo preocupaciones, rivalidades y discordias, que son las mas veces el grande obstáculo para las mejoras.

86. Grande atencion deben prestar los gobernadores à la construccion de los caminos. Los inmensos capitales que en estos se invierten, cuando no llenan su condicion de seguridad y celeridad en los trasportes, son perdidos ó por lo menos estériles. El Gobierno, penetrado de lo excesivamente costoso de este servicio, se ocupa de un plan general de conservacion económico y seguro; pero en él entra por mucho la vigilancia de los gobernadores, sobre los cuales principalmente recaerá la responsabilidad del mal estado en que puedan encontrarse las carreteras que crucen las provincias de su mando.

CAPITULO II.

gacion y riego..

84. A este fin y para dar impulso á todos los ramos de la riqueza pública, los gobernadores deben sostener una De los rios flotables y canales de navecorrespondencia semi-oficial con los de las provincias limítrofes sobre los puntos de interés comun entre las mismas para ilustrarse recíprocamente, allanar obstáculos, remover inconvenientes, favorecer la union de miras, alejar rivalidades y excitar á las obras de interés comun entre provincias diferentes. Esta correspondencia es utilisima; y sin los inconvenientes que ces produce la puramente oficial, tiene las mismas ó mayores ventajas. Esta de

á vc

87. Despues de los caminos de hierro no hay otras vias de comunicacion tan importantes como los canales de navegacion: en algunos puntos aun son preferibles á los primeros. Los rios flotables en que buques de gran porte pueden subir desde el mar con comodidad y seguridad, conduciendo las mercaderias al interior del país y exportando desde el mismo sus frutos y productos,

Hevan grandes ventajas á todos los me- | La severidad ó imprudente rigor de las condiciones es un mal que detiene à las empresas, y el Gobierno no incurrirá en un error tan antieconómico como perjudicial.

dios de comunicacion. Ellos prolongan el mar á la tierra firme; y sin las penosas operaciones de carga y descarga continúan sus viajes desde los puntos mas remotos al interior del reino. Escasos son por desgracia los rios susceptibles de esta explotacion en España; pero los que pueden serlo están abandonados lamentablemente, y el Gobierno tiene un gran deber que cumplir impulsando estas útiles obras.

89. Aunque de menor importancia. que la navegacion de rios, la tienen y muy grande, los canales de navegacion. Cuanto se ha dicho respecto á aquellos es aplicable à estos, y el Gobierno espera que la autoridad que le representa en las provincias fomentara por los mismos medios este ramo importante de

comunicaciones interiores.

90. Al tratar del estado de nuestra

88. Todo trozo de rio susceptible de navegacion que no se aproveche, que no se ponga en estado de explotacion, es una pérdida positiva para el pais, el des- agricultura exponiendo sus necesidades, perdicio de una riqueza importante, del se ha demostrado que la primera y princual no tendrá disculpa la Administra-cipal de que se aqueja es de la falta de cion si poseyendo medios no acude con riegos, escasez tanto mas deplorable presleza á utilizar tan inapreciable bien. cuanto que en muchas provincias se ven correr perdidas las aguas sin aprovePero si este es general, y por lo tanto chamiento alguno. Los canales de riego el Estado debe acudir á este servicio, son el mayor bien que la autoridad pueno permitiendo las circunstancias del de procurar á sus administrados y al Tesoro acometer por ahora estas empre- Estado mismo, que aumentando su ri sas, la autoridad debe hacer conocer á los pueblos inmediatamente beneficia queza es por consiguiente mas fuerte y dos la utilidad que reportarian de estas poderoso. Los medios propuestos para mejorar los rios y canales de navegacion obras, excitándoles á emprenderlas por deben emplearse para estas obras que, asociaciones, á reintegrarse con los pro- siendo menos costosas y en mas pequeductos de las mismas. Y no den por ex-ña escala, no admiten disculpa los agencusa los gobernadores que en sus pro- tes del Gobierno que no las promuevan vincias no hay capitales bastantes para sufragar tales costos, porque si llegasen Y procuren asegurar su ejecucion. á difundir y excitar el expíritu de acometerlas, si desenvolviesen la actividad que reclaman estas obras importantes, los capitales concurririan viendo interesado al pais y dispuesto á ejecutarlas. 91. Duele seguramente comtemplar. Cuando los extranjeros ven que los na- el estado de nuestros puertos, sobre el turales dudan, temen y no se les asocian que no cabe seguramente exageracion para tales empresas, no las acometen ni alguna. Pareció en lo antiguo que este pueden ayudarlas. Vean estos al comer-importante servicio era puramente de cio y á los capitalistas del pais intere-localidad y se abandonó á ella, aunque sarse en estas y seguramente les segui- en diferentes formas, sia abrazar un rán, porque no pueden encontrar en plan que pudiera colocar nuestros puerparte algupa un interés tan subido altos en una situacion conveniente, cual dinero como el que España les ofrece. reclama su importancia. A cargo en El Gobierno, dispuesto a favorecer es unos puntos de las juntas de comercio, tas empresas, será tan decidido protec-á tor de las mismas, que no le quedará medio alguno que pueda conducir al fin apetecido que no ponga en movimiento.

CAPITULO III.

De los puertos y muelles.

las municipalidades en otros, y á la Hacienda pública en algunos, ni era po sible la regularidad en los impuestos, ni la exactitud en el servicio. Hizose una

302 innovacion en 1841 destruyendo lo que, existia, poco conveniente en verdad, pero no se sustituyó por un sistema. Los vicios del antiguo subsistieron, y este servicio acabó de sufrir todas las contrariedades de que venia mas o menos amenazado. Las consecuencias de este mal se han hecho sentir demasiado para que el Gobierno se mostrara indiferen te. Presentóse un proyecto de ley á las Córtes, la que, deseando como el Gobierno el mejor acierto, procuran ilustrarse en materia tan grave, y reunen los datos que un dia producirán el efecto apetecido.

barques por gabarras á falta de muelle, que en Valencia; en Málaga y otros puntos sirva de paseo público el lugar en que no ha muchos años fondeaban navíos ó buques de alto bordo. Menester es que desaparezca esto, y que los gobernadores de las provincias marítimas trabajen con celo ardiente por hacer que las obras de los puertos se ejecuten con la brevedad que reclama el interés público y el de las mismas provincias.

93. El servicio de los puertos seria muy incompleto si el Gobierno se limitara á procurar únicamente las obras de seguridad y las que faciliten los embarques y desembarques de efectos. El alumbrado de las costas es de una nece

92. Pero el Gobierno, en su deber de procurar el desarrollo de los intereses materiales del pais, no puede aban-sidad tan apremiante como la de la limdonar este servicio en el ínterin la ley pia de puertos, y el Gobierno se ocupa no determina los medios de su fomento, sin levantar mano de cubrir este serviy encargar debe á los gobernadores de cio. La ley de 11 de abril del año próximo anterior ha facilitado los récursos las provincias marítimas, que atiendan necesarios para obtener un alumbrado con particular esmero este importante ramo de la riqueza pública, que à la par que satisfaga las necesidades de la maes medio de Gobierno é influye sobre rina. Nombrada una comision al efecto, manera en la consideracion que debe te- ha presentado esta y aprobado el Goner nuestra nacion entre las otras de bierno un sistema completo de alumbraEuropa. En los apuros del Tesoro no es do para todas las costas de España, y se posible con la asignacion hecha á este estan construyendo varias torres en que ramo acudir á las obras que necesitan han de colocarse los aparatos que se estodos nuestros puertos. Pero así como peran del extranjero, porque en este el Gobierno que se limite á estos recur- punto es menester que nos coloquemos sos para atender á las necesidades pú-a la altura de las naciones mas avanzablicas no llenaría sus deberes de administrador, tampoco los gobernadores cumplirán con él si se ciñen únicamen te á ejecutar las obras que puedan efectuarse con las consignaciones que se hagan. La autoridad tiene grandes medios siempre, y mas en un país que principia á entrar en el movimiento del desar rollo material. Si en el comercio se hace desenvolver el espíritu de actividad y patriotismo, él se prestará gustoso en cada localidad á hacer las obras necesarias siempre que se le dé una garantía de reintegro, y ninguna mas segura que los derechos del mismo puerto. Exciten pues los gobernadores al comercio, y seguramente responderá á los deseos del Gobierno. Mengua es que en Cádiz se estén haciendo los desembarques y em

das. Un servicio importante pueden ha cer los gobernadores al Estado y á las provincias de su mando. Conocidos ya los rendimientos del impuesto para el servicio de faros, teniendo este un destino especial, y por lo tanto no pudiéndose distraer para otra atencion pública, las empresas tienen una garantía segura, una hipoteca que no puede faltarles en las contratas que celebren para la construccion de faros. Excitando al comercio de las plazas marítimas respectivas, posible será y aun probable que el de cada una proponga la contrata del alumbrado de su distrito en bases equitativas y á reintegrarse con los rendimientos del impuesto.

94. Los gobernadores civiles deben tener entendido que la opinion del pais

en las provincias están por ahora agrupadas estas en distritos, en cada uno de los que hay un ingeniero jefe superior de todos los destinados en él, y tambien hay en cada provincia otro subordinado al gobernador respectivo. La instruccion de 10 de octubre de 1845 es la que actualmente determina las relaciones de la autoridad con los ingenieros civiles. Sin embargo, el distinto carácter que ha recibido la magistratura civil en la reforma que se acaba de plantear exige modificaciones en aquela instruccion, que el Gobierno se apresurará á publicar para evitar con

está ya formada; que á la apatía ha sucedido la actividad, à la indiferencia el espíritu de movimiento; que todos los pueblos grandes y pequeños, fabriles ó agrícolas, claman por obras pú blicas, penetrados justamente de que sin ellas no es posible que prospere nuestra riqueza, que nuestros frutos encuen tren mercados, ni nuestra industria produzca. Todos claman por obras; y si es cierto que á este clamor no responde siempre la disposicion á contribuir á ellas, y que quisieran que el Estado las costeara sin cuidarse de los recursos, este sentimiento, sobre ser natural, no es absolutamente resistente, depen-flictos. En el ínterin esto sucede, los diendo las mas veces del giro que la autoridad da á la opinion, ó del escaso joflujo que en esta ha sabido grangearse. Créese alguna vez por la autoridad que, favoreciendo esas miras locales de resistencia, gana popularidad y adquiere prestigio, con lo que, lejos de ser aquella el resorte de la accion del Gobierno, se convierte en su contra apoyando esas miras contrarias á los intereses de los pueblos. Se engañarán seguramente los que así piensen. La medida que el Gobierno ha de tener para apreciar el mérito y los servicios de la autoridad ha de ser el bien que produzcan á sus administrados las obras que ejecuten, el movimiento vivificador que inspiren en sus provincias.

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gobernadores deben tener presente que son los representantes del Gobierno en las provincias de su mando, que como delegados del Ministerio de Comercio, Instruccion y Obras públicas deben ejercer toda la autoridad é inspeccion que el buen servicio reclame. Corresponde pues á los mismos velar porque los ingenieros sean laboriosos, asistentes á las obras que les estén encomendadas, puntuales y activos en los trabajos de que se ocupen, exactos en el cumplimiento de sus deberes y agenos à las pasiones y miras interesadas de los particulares, así como deben vigilar porque se conserve la moralidad de un cuerpo al cual el Estado confia sus intereses mas importantes. Prevenir y cor regir deben todos los males que puedan ocasionarse; y si alguna medida no estuviese en la esfera de su accion, ponerlo deben en conocimiento del Gobierno, seguros de que el remedio será tan pronto como eficaz.

96. Uno de los servicios sobre que deben ejercer mas exquisita vigilancia es en la administracion de los portazgos. El Gobierno no desconoce que esta es una carga como lo son todos los impuestos; pero tambien tiene presente que esa carga no rinde ni con mucho lo absolutamente indispensable para la conservacion de los caminos, por la que con razon claman los transeuntes y tragineros. Además, los portazgos son un servicio que mantiene la policía de los

304 caminos, dirigiendo el acarreo en la forma mas conveniente. Las dificultades con que la Administracion ha luchado para moralizar la recaudacion de este impuesto, las que se tocan en la inter vencion de estos productos, y los malos resultados que ha dado en algunos portazgos y pontazgos la recaudacion por comisionados especiales, ha exigido esta intervencion, quizá inconveniente hasta cierto punto, de los ingenieros, y el sistema de arriendos introducido, aunque supletoriamente.

97. El arriendo de toda renta ó servicio es un mal reconocido; pero el de una renta que se recauda en despobla do á tragineros aislados que no pueden sostener reclamaciones, que por lo mismo toda vejacion ilegítima puede pasar desapercibida á la autoridad, es doblemente perjudicial y puede influir en la decadencia del comercio interior. La vigilancia de los gobernadores respecto á la racaudacion; su celo por este servicio será el que ponga el Gobierno en situacion espedita para hacer que cesen los arriendos, y que la Administracion se haga cargo de este impuesto sin menoscabo de las rentas públicas. Medios eficaces tienen los gobernadores para ello, y el Gobierno espera que su celo será tan esquisito como se necesita en

este ramo.

- 98. Diferentes medios se han empleado hasta hoy en la construccion de obras, señaladamente en las de caminos; y previendo el Gobierno los obstácu Jos que habrán de ofrecer los unos y los inconvenientes que los otros ofrecen, no ha adoptado alguno como sistema exclusivo. El justo afan de los pueblos por obtener con la brevedad posible las carreteras de que carecen, y la marcha necesariamente tardía que llevan las obras ejecutadas por la Administracion, lentitud que seria mayor si se resolviese à ejecutarlas todas por este método, inclinaron al Gobierno á las contratas que en lo general no han dado los mejores resultados. Cierto es que las crisis monetarias y mercantiles que han afligido al pais y á la Europa entera en es

tos últimos años ha sido un mal, cuyos
efectos se han hecho sentir necesaria-
mente en las empresas de cierta mag-
nitud, dando origen á esos inconve-
nientes.

99. Sin embargo, hay males que
son inherentes á estos conciertos cuan-
do ellos recaen en obras fáciles de sub-
dividir, como sucede en los caminos. La
opinion pública denuncia muchas de
estas contratas como cedidas de empre-
sario en empresario hasta ejecutarse
por el que es cesionario, despues de ha-
berse satisfecho cuatro ó cinco primas,
exaccion inmoral, y que al fin cede en
perjuicio de las obras, por esquisita que
sea la vigilancia de la Administracion.
Y si al menos las contratas se cumplie-
sen, los perjuicios serian menores, y los
pueblos reportarian las ventajas de la
mas pronta construccion. Pero tampoco
ha sucedido esto, si bien otra contrata
desgraciadamente frustrada, la del an-
ticipo de los 200 millones de reales pa-
ra caminos, ha influido poderosamente
en este retardo. Sea como quiera, el
Gobierno debe aprovechar las lecciones
de la experiencia para no comprometer-
por imprevision los intereses públicos.
Este está resuelto, y los gobernadores
civiles deben ayudar a la realizacion de
su pensamiento, á que las obras de ca-
minos se subasten por pequeños trozos,
rematándose en la misma localidad o
provincia, para que se interesen los pue-
blos en estos conciertos, á fin de que la
utilidad quede en los mismos, al paso
que reciban las obras el impulso con-
veniente, como le recibirán, habiendo
de ejecutarlos aquellos á quienes mas
interesa la pronta ejecución. Grandes
espera el Gobierno que sean las venta→
jas de este sistema, no siendo indife-
rente la de habituar á los pueblos á es-
te género de obras para que puedan
hacer sus caminos vecinales con inteli-
gencia y economía.

100. Pero todos los esfuerzos del Gobierno serán infructuosos si la Administracion provincial no corresponde á sus deseos. Las provincias en lo general se han prestado tan completamente

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