Imágenes de páginas
PDF
EPUB

sentado que los proyectos de monarquía existían realmente (proyectos que ese diario combatió con gran fuerza de razón), decía:

66

.Podemos, al triplicar los gastos de la guerra de Crimea, formarnos una idea de lo que nos costaría una guerra que, aun obteniendo la victoria, nada resolvería en 'nuestro favor y que sería un aplazamiento, pues las fuerzas de las cosas y de las situaciones estaría contra nosotros.

"Si es el Véneto el que se quiere conquistar en Méjico, valdría cien veces más conquistarlo en Italia. Algunos meses de campaña, 500 á 600 millones, bastarían para el negocio. Una expedición semejante no acarrearía los gastos ni los desastres comerciales que serían el inevitable resultado conflicto con la América del Norte."

de un

El mismo diario. fecha 10 de mayo, había dicho ya: “Nosotros somos los muy humildes servidores de S. A. I. el archiduque Maximiliano; pero si él tiene deseo de un trono en América, por qué no va él mismo á conquistarlo?

Por qué no devolver al arado los soldados á quienes exponemos en esta inútil expedición? ¡y cuánto deploraremos los millones que vamos á gastar! Habrían figurado tan bien en las columnas de nuestro presupuesto! Ellos nos habrían eximido de pagar más caro el azúcar y la sal. Si era absolutamenté preciso el gastarlos, habrían bastado para duplicar durante diez años el presupuesto de la instrucción primaria. para el cual Mr. Rouland no se atreve á pedir al Cuerpo Legislativo, asustado con tantos inútiles gastos, el dinero necesario."

Lo dicho pone fuéra de duda que los proyectos de monarquía han existido realmente. Desde que el archiduque Maximiliano tuvo la generosidad de renunciar al trono, como el vizcaino de las fábula, los fundadores oficiales y extra-oficiales de monarquía han discutido si no le sentaría bien la corona de Montezuma, ya al conde de Flandes, ora al príncip heredero de Baden.

Pero dejemos hablar á este respecto á un corresponsal la Gironde, de Burdeos. Dice así:

"Uno de nuestros amigos nos escribe que no ha habido modificaciones en el proyecto de levantar un tronó n. Méjico; · pero que sí parece prepararse un cambio de candidatura. El príncipe Luis de Baden, que va á tomar parte en la expedición en calidad de voluntario, es hermano del gran duque reinante de Baden y sargento mayor en el ejército prusiano, en el cual entró, joven aun, como cadete. La familia de Baden está aliada á la familia Bonaparte por la princesa Estefanía, nacida Beauharnais, que contrajo matrimonio con un margrave de Baden.

"Todos saben la intimidad que existe entre el emperador Napoleón III y su parienta la princesa Estefanía. Nuestro corresponsal hace mérito de estos pormenores, y termina preguntando si el príncipe Luis de Baden no será, acaso, un futuro candidato para el trono de Méjico."

En fin de cuentas: el gobierno. francés mantiene la ocupación de Roma, á fin de que el pueblo no vote contra el poder temporal del Pontífice; dá cuerpo á su expedición contra Méjico, á fin de que el pueblo vote contra el gobierno que él mismo se ha dado. En uno y otro caso, la libertad se otorga amplia y entera: allí para no hacer; aquí para votar por la monarquía. Felices tiempos estos que alcanzaprincipios de 89, el sufragio universal y la doctrina de la no intervención! Ellos se practican lealmente.

mos, en que imperan los

Son falsas muchas de las reclamaciones francesas y exageradas la mayor parte de las admitidas.

Para ser justo debo decir que bien se necesitaba tener calma, y ser inalterable como Ramírez, para leer y tratar sobre las reclamaciones de los franceses: uno pedía treinta mil pesos porque había abandonado sa giro á causa de la prolongación de las guerras civiles; otro catorce mil por efectos robados en el camino; quién tres mil por la enfermedad de una francesa causada porque se había asustado en una revolución; otros reclamaban cerca de trescientos mil pesos pagados ya por el anterior tratado con Francia. Muchos se habían propuesto hacer fortuna grande y de un golpe con injustificables ó exageradísimas reclamaciones; así es, que á pesar de taberse acogido por la comisión francesa varias que no eran

muy fundadas, sólo ascendieron hasta el veinte y siete de junio . á 3.169.171 las admitidas: las desechadas ascendían á 7.920.939.

1865

Mutuas quejas de Maximiliano y el gobierno francés.

Desde el principio de las negociaciones y

antes de que estuviera arreglada la suma del capital se trató de los intereses que había de gozar. El gobierno francés había aceptado el 3 por.100 en la deuda de nación á nación; pero en la de sus ciudadanos pedia el 6 por 100, pues en algunas reclamaciones de súbditos británicos se les abonaba el 12 en virtud de convenciones especiales, y 6 por 100 es el interés más módico que se paga en Méjico. De ahí empezaron los disgustos de Maximiliano y Ramírez con M. de Montholon: disgustos que aumentaban con las quejas que le daba el gobierno francés de la mala voluntad con que Ramírez trataba á los franceses, mientras que Maximiliano echaba la culpa á Bazaine, de que no acabaran de desaparecer las guerrillas republicanas por su falta de actividad, lo cual era cierto.

No había derecho para que apoyara el ministro francés algunas de las

reclamaciones.

Para apoyar algunas de las reclamaciones, olvidaba el plenipotenciario francés que la ley de 14 de marzo de 1842, que permitió que los extranjeros adquirieran fincas rústicas y urbanas, decía en los artículos quinto y sexto: "Los extranjeros que en virtud de dicha ley adquieran propiedad, quedan absolutamente sujetos en cuanto á ella á las leyes vigentes ó que rijan en la república sobre traslación, uso, conservación y pago de impuestos, sin que puedan alegar algún derecho de extranjería, acerca de estos puntos." "En consecuencia todas las cuestiones de esta naturaleza que puedan suscitarse, serán terminadas por las vías Ordinarias y comunes de las leyes nacionales con exclusión de toda otra intervención, cualquiera que sea."

Reclamación de Jecker. Curiosos descubrimientos relativos à ella. Prueba de la intervención de Eloin. Cómo trataba Eloín á los ministros.

No se comprendía en estas reclamaciones la más importante, la de Jecker, de quien hablé en la página 20. Desde el principio de la expedición se dijo en Méjico y en Francia, que estaba interesado en esta reclamación M. de Morny y que eso influía tanto para el establecimiento de la narquía. No lo creí entónces: me figuraba que M. de Morny

por

mio

era partidario de la expedición por míras políticas como el emperador; pero sí me llamó la atención más tarde saber que la legación francesa se ocupara con mucho empeño de este negocio por recomendación de su gobierno, y que se tratara por separado de los demás. El tiempo y la revolución en Francia han puesto en claro los hechos: entre los papeles encontrados en las Tullerías, que se han publicado, está la carta siguiente dirijida por Jecker á M. Conti, secretario de Napoleón.

"París: 8 de diciembre de 1869.-Muy señor mío: No extrañe usted que con preferencia á otro me dirija á usted, teniendo que tratar de un asunto que concierne particularmente al emperador.

"Bastante habrá usted oído hablar de mi negocio de los bonos, para tener algún conocimiento de él: pues bien; me parece que el gobierno lo mira con demasiada indiferencia, y que, si no le presta atención, podría traer consecuencias penosas para el emperador.

[ocr errors]

Ignora usted, sin duda, que yo tenía de socio en este negocio al señor duque de Morny, que se había comprometido, mediante el treinta por ciento de las utilidades, á hacer que lo respetara y pagara el gobierno mejicano, como lo había sido desde el principio: sobre el particular hay una correspondencia calumniosa seguida con su agente M. de Marpon.

"En enero de 1861 me fueron á ver en Méjico, de parte de estos señores, para tratar del negocio. El arreglo se hizo cuando ya se encontraba en liquidación mi casa, de suerte que todo lo concerniente al negocio corresponde á ésta.

"En cuanto se hizo el arreglo, me sostuvieron perfectamente el gobierno francés y en Méjico su legación: hasta había asegurado ésta á mis acreedores en nombre de Francia que se les pagaría por completo, y había pasado notas muy fuertes al gobierno mejicano sobre el cumplimiento de mi contrato con él, hasta el punto de que el ultimátum de 1862 exigía la ejecución lisa y llana de los decretos. Desde entonces he estado expuesto constantemente al odio del partido exaltado, que me arrojó á una prisión y me desterró en seguida confiscándome mis bienes.

El negocio quedó en tal estado hasta que ocuparon á Méjico

:

los franceses. Bajo el imperio de Maximiliano y á instancias el gobierno francés, se ocuparon de nuevo en el arreglo de mi negocio en abril de 1863 logré, ayudado por agentes franceses, celebrar una transacción con el gobierno mejicano. En, la misma época falleció el señor duque de Morny, de modo que la protección ostensible que me había acordado el gobierno francés cesó completamente. El ministerio francés de Hacienda permitió que se pagaran las primeras letras, que me había dado sobre París el gobierno mejicano para cubrir una parte de lo que se me debía; pero los agentes franceses en Méjico se opusieron, según las instrucciones que habían recibido, á que se me entregaran las letras por valor de diez millones de francos, saldo de mi transacción, aunque yo había llenado perfectamente las condiciones, y el gobierno mejicano estuviera dispuesto á pagarme, teniendo en París en aquella época más de treinta millones de francos.

"Como el gobierno francés había declarado en las Cámaras que se había opuesto al cumplimiento de este contrato, y que se había aplicado á sí mismo lo que hubiera debido pagarseme, me ví obligado como liquidador de mi casa y después de haber agotado los medios de conciliación, á promoverle un juicio ante el Consejo de Estado; desgraciadamente este paso no ha producido ningún resultado, porque este tribunal acaba de declararse incompetente, según la indicación que me ha hecho en su defensa el ministro de Hacienda.

"También era yo uno de aquelios á quienes se había acordado mayores indemnizaciones: la comisión mixta establecida en Méjico me había reconocido la cantidad de seis millones de francos que redujo á quinientos mil poco más ó menos. He dirijido una instancia sobre la diferencia al ministro de Negocios Extranjeros, que no se ha dignado aún contestarme; mas espero de antemano que me conteste negativamente como ha hecho el ministro de Hacienda respecto del negocio de los bonos.

"Algunos acreedores viendo que nada lograba del gobierno por mis reclamaciones principales, han embargado en la caja de depósitos y consignaciones lo que tengo que recibir de esos quinientos mil francos, de suerte que sólo he podido disponer de una suma pequeña para las atenciones apremiantes de mi casa.

« AnteriorContinuar »