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20 millones, hipotecados, es verdad, sobre las rentas algo confusas de la aduana de Montevideo !

Decididamente, el proyecto de arreglo de los asuntos del Plata, tal cual está revelado por el Siècle, ha debido ser concebido en algún café, entre dos partidas de dominó, en el momento en que el mozo traía la media taza y la copita de consumación, y tal proyecto no ha podido hacer fortuna sino en el espíritu de los diplomáticos de semejante escuela.

Lord Howden

en la cámara de lores.

Hablando lord Howden en la cámara de lores sobre los motivos que habían promovido la ingerencia extranjera en los negocios interiores del Río de la Plata, dijo: que no intentaría hacer retroceder á sus señorías al origen de estas transacciones, porque no había podido saber jamás dónde se habían originado. Ambos países (Francia é Inglaterra) desechaban en vez de reclamar el honor de su origen. En el primer bloqueo de Buenos Aires por los franceses, el general Oribe fue depuesto de la presidencia de Montevideo, porque no quiso permitir que se vendiesen presas argentinas en el puerto de Montevideo; en otras palabras, porque rehusaba permitir que la propiedad de un aliado fuese vendida y confiscada en aquel puerto..

Pocos de sus señorías, imaginaba lord Howden, sabían lo que significaban las palabras "bloqueo del Río de la Plata." No bloqueábais con él á Buenos Aires; no bloqueábais á los buques que calaban poco; pero bloqueábais los buques de Londres y Liverpool. Bloqueábais también innumerables buques de los Estados Unidos de América. Además el modo como se ejecutaba este bloqueo, lo hacía el bloqueo más extraordinario conocido en la historia de las naciones. Se aseguraba que era un bloqueo político y no un bloqueo comercial; distinción que él (lord Howden) se confesaba incapaz de entender y que comentó por algún tiempo. Sin embargo para llevar á efecto esta nueva idea, se dispuso que á todos los buques dispuestos á pagar una suma á la aduana de Montevideo sería permitido ir á Buenos Aires, el puerto bloqueado. El no podía llamar esto más que una contribución pirática esta

TOMO V

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blecida sobre buques ingleses para apoyar la reunión de comerciantes de empréstitos de Montevideo, que habían devorado los recursos de aquel estado y reducido sus habitantes á la mayor miseria. La guarnición de aquel país no consistía en sus habitantes nativos, sino en extranjeros, principalmente franceses é italianos, mandados por Garibaldi.

Después de algunas otras observaciones para el mismo efecto, recordó su señoría que había un sentimiento que fermentaba en todos los gobiernos de Sur-América, y era el odio á los dictados extranjeros y á la intervención europea en los negocios trasatlánticos.

Apreciaciones de lord Colchester en la cámara

de lores.

Lord Colchester observó en una de las discusiones de los negocios argentinos en la cámara de lores, que Montevideo era una ciudad muy fortificada y estaba guarnecida por franceses, italianos y españoles, que continuarían sosteniéndola contra Oribe ó Rosas, ó cualquier otro general, mientras las murallas no cayesen por sí solas. Cuando Francia é Inglaterra intervinieron por primera vez, Montevideo estaba sitiado por tierra por las tropas de Oribe, y bloqueado por Rosas con una fuerza naval. La fortificación hubiera caído, á no haber sido por Inglaterra y Francia que dijeron á Buenos Aires, no que: "no obráis según la ley de las naciones", sino que, "no habeis de obrar según la ley de las naciones", y á consecuencia de la intervención de las fuerzas británicas y francesas, se levantó el bloqueo.

La Confederación Argentina y la Gran Bre

amistad.

Finalmente, el tratado firmado en Buenos taña celebran tratado de Aires en noviembre de 1849 entre la Confederación y el plenipotenciario de S. M. B., puso fin á toda ingerencia inglesa en los asuntos del Río de la Plata.

Por el artículo 1 se suspendía el bloqueo, se devolvía á Buenos Aires la isla de Martín García y se comprometía la Gran Bretaña á devolver los buques de guerra argentinos que tenía en su poder, y á saludar con veintiún cañonazos la bandera argentina.

Por el 2o se obligaban ambas partes contratantes á de

volver á sus dueños los buques mercantes que habían detenido ó. capturado.

Por el 3o se convenía en que las tropas auxiliares argentinas repasasen el Uruguáy cuando el gobierno francés hubiese desarmado la legión extranjera.

Por el 4 reconocía Inglaterra que la navegación del Paraná estaba sujeta solamente á las leyes y reglamentos de la Confederación.

Por el 5 se reconocía á Buenos Aires el derecho que tiene toda nación independiente para hacer la guerra ó declarar la paz, según las circunstancias.

Por el 6

ral Oribe, el

se sometía el tratado á la aprobación del genecual lo aprobó.

Por el 7 quedaba restablecida la paz entre los dos go

biernos.

He aquí, pues, el término de este asunto, sin otro resultado que la destrucción del comercio y las inquietudes de la guerra durante largo número de años, habiendo causado gastos enormes á las potencias interventoras sin dañar costosamente los intereses de la Confederación.

Francia trató de idéntica manera con el gobierno argentino, con las mismas bases, y todo quedó concluido sin que la civilización y la justicia francesa cambiasen en nada la situación de las cosas, ni influyesen en la prosperidad de la república Argentina.

Pues la misma asamblea legislativa francesa, en sesión pública, declaró que rehusando toda ingerencia en esas cuestiones americanas, se debía aprovechar la ocasión de honrar el gran principio de no intervención, único que podían proclamar, aquí más que en ninguna otra parte, sus intereses comerciales y una sana política.

Pero ya veremos, en las conclusiones que acompañarán el tomo VI cuán pronto olvidó Francia la costosa experiencia adquirida en el Plata, y cómo se decidió algunos años después, á probar fortuna en otra república americana que la castigó tan duramente en 1866 como acaban de castigarla los chinos en Langson, en 1885.

FIN DEL TOMO QUINTO.

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