Ensayo literario: colección de composiciones sobre bellas letras, ciencias y artes

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Imp. por F.M. Leiva, 1838 - 403 páginas
 

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Página 58 - En todas ellas venía á decir á su amante, con la mayor ternura, que era preciso que se muriesen para ser felices; que se matara ella, y luego él iría á derramar flores sobre su sepulcro, y luego se moriría también y los enterrarían bajo una misma losa Otras veces la proponía que para huir de la tiranía del hombre — «este hombre soy yo...
Página 5 - Si las ciencias esclarecen el espíritu, la literatura le adorna; si aquéllas le enriquecen, ésta pule y avalora sus tesoros; las ciencias rectifican el juicio y le dan exactitud y firmeza; la literatura le da discernimiento y gusto, y le hermosea y perfecciona.
Página 51 - El escritor osado, que acusa a la sociedad de corrompida, al mismo tiempo que contribuye a corromperla más con la inmoralidad de sus escritos; el político, que exagera todos los sistemas, todos los desfigura y contradice y pretende reunir en su doctrina el feudalismo y la república; el historiador, que poetiza la Historia; el poeta, que finge una sociedad fantástica y se queja de ella porque no reconoce su retrato; el artista, que pretende pintar...
Página 51 - ... a las ilusiones de la fantasía; esta palabra que todas las plumas adoptan, que todas las lenguas repiten, todavía carece de una definición exacta que fije distintamente su verdadero sentido.
Página 105 - Cubrióse el trono en centellantes nubes, Y sus rostros velaron los Querubes. Airóse Dios, y en la encendida mano Presto el rayo nació : la ondosa llama En puntas sube, y por el aire vano Brotando entre los dedos se derrama. Iba...
Página 52 - Madrid (de donde había salido puro), y de una en otra pluma, de una en otra cabeza, vino a dar en la cabeza y en la pluma de mi sobrino, de aquel sobrino de que ya en otro tiempo creo haber hablado a mis lectores, y tal llegó a sus manos que ni el mismo Víctor Hugo le conocería, ni el Seminario de Nobles tampoco.
Página 57 - Hallábase a la sazón meditabunda, los ojos elevados al cielo, la mano derecha en la apagada mejilla, y en la izquierda sosteniendo débilmente un libro abierto . . . libro que según el forro...
Página 56 - Un judío. Cuatro enterradores. Músicos y danzantes. Comparsas de tropa, brujas, gitanos, frailes y gente ordinaria. Los títulos de las jornadas (porque cada una llevaba el suyo, a manera de código) eran, si mal no me acuerdo, los siguientes:: 1?
Página 52 - Y he aquí por qué un muchacho que por los años de 1811 vivía en nuestra corte y su calle de la Reina, y era hijo del general francés Hugo, y se llamaba Víctor, encontró el romanticismo donde menos podía esperarse, esto es, en el Seminario de Nobles, y el...
Página 55 - ... concurso su fatídica estrella, sus recuerdos, sus lecturas; evocó las sombras de los muertos para preguntarles sobre diferentes puntos; martirizó las historias, y tragó el polvo de los archivos; interpeló...

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