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nistrativos. Una gran Asamblea popular le aclamó Libertador de la Nueva Granada.

Nombró Bolívar á Santander Vice-Presidente de la República, y marchó hácia el Norte con fuerzas considerables. El 26 de Setiembre ya estaba en Puérto Real, al día siguiente en camino para el Socorro, y de allí á Guayana.

Digamos, pues, lo que había ocurrido en el Oriente de Venezuela desde la ausencia de Bolívar. Urdaneta había salido para Margarita á encargarse del mando de las legiones extranjeras, que en realidad no constituían por el número ni por la calidad un auxilio valioso. Ántes al contrário formadas imprudentemente en Europa, habíanse hecho ofertas á los alistados, que la República no podía cumplir, y de ahí los disgustos de muchos al llegar á Margarita. Si á esto se agrega que el general Arismendi se oponía á dar á Urdaneta el contingente de 500 hombres que Bolívar había ordenado, se comprenderá que le fué forzoso á aquel jefe el retardar la campaña sobre las provincias de Barcelona y Cumaná que Bo

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lívar le encomendó á su salida para la Nueva Granada. Ni paró en esto, porque Urdaneta, decidido á hacerse respetar, tomó en sério el asunto, y harto ya de subterfugios y de amenazas hizo presos en un buque de guerra á los sediciosos, y el mismo Arismendi fué preso después y remitido á Angostura para ser juzgado.

Al fin salió Urdaneta para Barcelona con 1,200 ingleses y la escuadrilla; pero careciendo de caballería, y hallándose casi todos los pueblos de la provincia ocupados por realistas, difícil si no imposible habría de serle el comunicarse con Bermudez. Si á esto se agrega que las tropas inglesas disgustadas, y en su mayor parte ébrias, habian comenzado á desertarse, se caerá en la razon de haberse frustrado la expedición de Urdaneta.

Reembarcóse este jefe para Cumaná el primero de Agosto, y después de un imprudente y desfavorable ataque contra la plaza se dirigió á Maturín, donde entregó. el mando de sus fuerzas á Mariño en cumplimiento de una órden del Gobierno de Guayana.

Hemos dicho ya que Bolívar, después de haber libertado la Nueva Granada, se puso en marcha para Guayana. Antes de llegar á Angostura, circularon sus enemigos la noticia de que venía derrotado por Barreiro, solo y fugitivo. El Congreso estaba reunido todavía. Varios diputados partidarios de Mariño y Arismendi pretendieron que se juzgara á Bolívar por desertor, fundándose en que había emprendido sin permiso de aquel Cuerpo, la campaña de la Nueva Granada. Tal proyecto no era sino el pretexto de una conjuración que debía efectuarse más tarde en el seno del Congreso para obtener la renuncia del VicePresidente Zea, su reemplazo con Arismendi que estaba preso, y la proclamación de Mariño como general en jefe del ejército de Oriente.

Á los conspiradores se les logró el deseo á pesar de los esfuerzos de Urbaneja, ministro de lo Interior é interino de la Guerra, enderezados á disuadirles de llevar á término tal proyecto. Arismendi, á quién se libró triunfalmente de la prisión para llevarle al Congreso,

se hizo cargo de la Vice-Presidencia de la

República.

En esto presentóse Bolívar en Guayana, y en vez de castigar á los conspiradores y de restablecer la magestad del Congreso, ultrajada por el motín del 14 de Setiembre, no reconvino siquiera á sus autores, limitándose á expresar su desprecio personal á ciertos amigos que habían tomado parte en aquella trama.

El 17 de Diciembre, á petición de Bolívar, decretó el Congreso la reunión de las provincias de Venezuela y Nueva Granada en una sola República, bájo el nombre de Colombia, dividida ésta en tres grandes Departamentos, Venezuela, Quito y Cundinamarca, cuyas capitales serían Carácas, Quito y Bogotá. Se dispuso que se practicasen en 1820 las elecciones en todo el país para el Congreso constituyente de Colombia, que se reuniría el primero de Enero de 1821 en la villa del Rosario de Cúcuta.

El mismo día 17 el Congreso, por unanimidad, nombró á Bolívar Presidente de Co

lombia y Vice-Presidente á Zea. Santander fué electo para la Vice-Presidencia de Cundinamarca y Roscio para la de Venezuela. Difirióse la elección de Quito hasta que las tropas republicanas entraran en dicha ciudad.

Dos sucesos, á cual más graves, apesadumbraron en aquellos días el ánimo de Bolívar. Fué uno la muerte súbita del bizarro general Anzoategui, ocurrida el 15 de Noviembre de 1819, y fué otro la ejecución de Barreiro y 38 de sus oficiales en Bogotá, por órden del Vice-Presidente Santander: acontecimiento éste que merece execrarse, y que se ha prestado siempre á la crítica de los historiadores.

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