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Caracas ocupada por Morales á consecuencia de la retirada de Bermudez, quedó á cargo del realista coronel Pereira por haber regresado aquel jefe á incorporarse con La Torre en Valencia..

De Pereira no podian mofarse impunemente los republicanos, y si bién es cierto que una columna mandada por uno de sus tenientes fué destruida por las fuerzas de Bermudez, combinadas con las del valeroso coronel Parejo, también lo es que alentado el jefe Oriental con aquel triunfo, embistió á Carácas, donde le aguardaba Pereira en posiciones sobre el Cerro del Calvario. Trabóse allí la batalla, y el resultado fué tan funesto para Bermudez, que de sus fuerzas que ascendían á 1500 hombres, apénas pudo salvar 200 que despavoridos huyeron al Rodeo. Y no quedó en esto el desquite, sino que la fuerza realista derrotó á Padrón en la Guaira, y persiguiendo á los patriotas por el camino de Guarenas, les hizo correr hasta Uchire.

Pero Bolívar, reunido ya á Paez en San Carlos avanzaba sobre el campo de Carabobo, donde

debía conquistarse la independencia de Venezuela. Solemne era el momento, y todo presagiaba un grave suceso.

La fuerza realista ascendía á 6000 hombres. Las de Colombia á otro tanto. La infantería española era excelente, pero el ejército carecía de unidad, porque Morales, hasta cierto punto mal avenido con La Torre desde que éste quedó como sucesor de Morillo, léjos de ser un apoyo con su caballería, más bien era un obstáculo, y acaso una traición.

De todos modos la acción era ya inminente porque Bolívar avanzaba con su ejército resuelto á librar la batalla redentora. El 24 de Junio una avanzada patriota al mando del coronel Laurencio Silva, derrotó completamente la descubierta enemiga. Este feliz suceso permitió al ejército republicano penetrar por el desfiladero al campo de Carabobo y observar alli la fuerza realista. Componíase aquel de tres grandes divisiones; la primera al mando de Paez, constaba de los batallones Británico y Apure y además 1500 jinetes. La segunda á las órdenes de Cedeño, se componía de los

batallones tiradores Boyacá, Vargas, y el escuadrón Sagrado, guiado por Aramendi. La tercera división á cargo del coronel Ambrosio Plaza, se formaba con los batallones Rifles Granaderos, vencedor en Boyacá, Anzoategui y un regimiento de caballería á las órdenes del Coronel Rondón.

Difícil era para Bolívar penetrar de frente, y por esto ordenó á Paez que entrara por un atajo que guiaba á la derecha de los enemigos. Trataron estos, al saberlo, de impedir aquel paso por donde no aguardaban el ataque, pero sin éxito alguno, porque Paez pasó cuando llegó el batallón Británico en su auxilio, el cual sostuvo con una serenidad inaudita la posición conquistada, hasta que se encontró allí la primera división patriota, y las fuerzas españolas de infantería fueron desalojadas de sus puestos. Si Morales con su caballería les hubiera socorrido, tal vez habrían evitado el desastre, pero sucedió que sus jinetes se desbandaron, y desde aquel momento quedó en completo desórden el ejército de La Torre.

Los patriotas ocuparon sin resistencia en

tónces el campo de Carabobo, y la batalla se hizo general. La caballería realista quedó casi toda prisionera ó en fuga. Las fuerzas de infantería perecieron en su mayor parte. El batallón Barbastro se rindió á Paez y el de Valencey replegó hacia Valencia precipitadamente, logrando con dos cuerpos más llegar hasta el pié de la cordillera de Puerto-Cabello.

Los patriotas tuvieron pocos muertos, pero desgraciadamente fueron del número el general Cedeño, y el coronel Ambrosio Plaza, jefes ambos de indomable valor y de un patriotismo á toda prueba.

Bolívar ofreció á Paez en el campo de batalla el grado de general en jefe, á nombre del Congreso de Colombia. Esta victoria fué decisiva para la causa de la independencia de la República.

La Torre se retiró á Puerto-Cabello con los restos de su fuerza. Bolívar ocupó á Valencia, dejó en dicha ciudad el ejército á cargo de Mariño, y se puso en marcha para Carácas junto con Paez y algunas fuerzas con el fin de atacar á Pereira, á quien suponía ocupando la

ciudad. Este jefe tuvo á bién no esperarle, sino trasladarse preventivamente á la Guaira con el fin de embarcarse para Puerto-Cabello. Faltáronle los buques, y en consecuencia tuvo que rendirse á Bolívar, quien, atento á su buena fé y demás prendas militares, le acordó una generosa capitulación el 4 de Julio.

Aprovechó el Libertador su corta residencia en Caracas para concertar con el Vice-Presidente Soublette varias medidas, tanto en el órden político como en el militar de la República, y regresó á Valencia el 1.o de Agosto, con el propósito de seguir á la Nueva Granada, haciendo escala en Maracaibo. Entre aquellas medidas son dignas de mencionarse por su importancia el decreto que restableció en Caracas la capital de Venezuela, y otro que dividió al país en tres grandes distritos militares á cargo de los generales Paez, Mariño y Bermudez.

La suerte había coronado los esfuerzos de los patriotas en Carabobo á tiempo que sus armas en Coro no eran igualmente felices. Aunque Urdaneta había invadido dedse Maracaibo aquella provincia y sometidola fácil

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