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tución en Enero de 1822 á disgusto de todos, porque señalaba á Bogotá como capital de la República, á tiempo que el general Soublette era nombrado director de la Guerra é Intendente del Departamento de Venezuela, y Paez, comandante general del mismo. Entre ambos jefes debían surgir ciertas desavenencias, hijas de la naturaleza misma, á veces incompatible de sus respectivos cargos.

Sucedió, pues, que habiendo dejado La Torre, antes de encerrarse en Puerto Cabello, varias fuerzas en el Tocuyo, y enviado en su auxilio á Morales, dispuso Soublette batirlas, y ya se ejecutaban sus órdenes cuando Paez ordenó que se suspendieran los movimientos. Esto fué causa de que Soublette se trasladara á Valencia, para celebrar allí una entrevista con Paez, la cual no tuvo resultado favorable, puesto que fuerza fué que cediera la voluntad del director de la guerra quien regresó desairado á Carácas. Faltó, pues, concierto entre las dos autoridades principales, y Soublette se trasladó en persona al teatro de la guerra.

La hacían por Coro y Maracaibo los rea

listas, y contra ellos marchó el coronel Piñango con dos mil infantes y 200 jinetes ligeros. Hubo en la provincia de Coro algunos encuentros parciales que, unidos á las marchas, bastaron para cansar la tropa de Piñango que se retiró á Carora, para reunirse á Soublette.

Las tentativas realistas contra Maracaibo se frustraron por entonces, pues la fuerza que al mando de Ballesteros había desembarcado cerca de la ciudad, se rindió, después de crudísimo combate, al cuerpo republicano que salió á batirla, y la otra columna que amenazaba por Perijá, capituló con el general Lino Clemente, comandante general del Zulia, y se rindió con 562 hombres.

Soublette logró á duras penas reorganizar la fuerza de Piñango y salió de Carora el 18 de Mayo hacia Coro con 864 hombres. EI resto de aquella división se componía de enfermos que fué preciso dejar.

El 25 derrotó una columna realista al mando de Sicilia, y el 7 de Junio libró nueva acción cerca de Dabajuro contra Morales que

tenía fuerzas mucho mayores, y aún alguna artillería. Recio fué el combate, y muy dignamente sostenido por el jefe republicano. Cierta habría sido la victoria, á ser mejor la calidad de sus tropas; pero apénas había en la división 400 veteranos; los demás eran bisoños, y Soublette tuvo que retirarse á Carora á donde llegó el 13. Rehecho más tarde, ocupó la provincia de Coro el 25 de Julio con más de 2,000 hombres; pero Morales se había retirado ya á Puerto Cabello, por lo cual Soublette encomendó la defensa de aquella provincia á Torrellas y se dirigió rápidamente á Valencia.

La Torre, nombrado capitán general de Puerto Rico, había llamado á Morales para entregarle el mando; y el nuevo capitán general de Venezuela tenía que hacer algo extraordinario que acreditara su autoridad. El plan no le salió mal al principio, pero al fin fué desastroso para su causa, porque la independencia de Venezuela quedó para siempre consumada.

Fué el hecho quo Morales engañó á los republicanos con una salida que desde Puerto

Cabello hizo el 11 de Agosto, con 1,800 hombres, en dirección de Valencia, haciéndoles creer que iba á librarles combate; y después que supo que el ejército patriota se había concentrado allí para batirle, regresó á Puerto Cabello y se embarcó el 24 con 1,200 hombres para la Costa de la Goagira, con el propósito, realizado sin mayor dificultad, de apoderarse de Maracaibo, que ocupó el 7 de Setiembre, después de haber derrotado la víspera á Clemente que trató de impedirle la entrada en Salina Rica. El castillo de San Carlos Ꭹ las baterías de la barra se rindieron cobardemente al jefe realista.

La ocupación de Maracaibo por Morales no podia durar mucho tiempo, porque Soublette y el Vice-Presidente Santander, no perdieron tiempo en dictar las más oportunas órdenes para destruir al jefe realista. La primera división de 1,000 hombres al mando de Sardá, enviada por Montilla desde Cartagena, se perdió, porque este jefe, violando las instrucciones que traía, se internó en Sinamaica, y fué derrotado completamente por Morales el 12 de

Noviembre; triunfo éste que le permitió ocupar seguidamente la provincia de Coro, y aún intentar algunos movimientos sobre las de Trujillo y Mérida, regresando poco después á Maracaibo.

Precisaba, pues, desalojar á Morales de Maracaibo, y para esto era indispensable organizar una escuadra que forzara la barra, y resistiendo á los fuegos del castillo, se apoderara del Lago. Esto fué lo que se hizo bajo la muy hábil dirección del general Montilla, y lo que tuvo el mejor éxito, premiando así el inaudito arrojo del coronel Padilla, comandante general de la flota y de todos sus dignos y valerosos compañeros. Sus bajeles pasaron la barra sin temer á los fuegos enemigos, y se apoderaron del Lago el 8 de Mayo. Poco tiempo después, el 24 de Julio, tuvo lugar el combate formal entre la escuadra de Morales, compuesta de tres bergantines, doce goletas, y diez y seis buques menores, contando 67 piezas de artillería, algunas de á 18; 500 marineros y 1000 hombres de tropa, y la escuadra de los patriotas, al mando de

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