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pudiera tener sabor de aristocracia en paladares demagógicos. Bolívar, luégo de haber regresado á su país, suprimió la partícula. Nadie, sin embargo, con más derecho que él á usar adjuntos al apellido signos que expresan el merecimiento personal en los pueblos cultos y civilizados, siendo así que á su familia estaban vinculados el Marquesado de Bolívar, el Condado de Caporete y el Señorio de Aroa.

Tal punto, nimio en apariencia, es de suyo importante porque este y otros dieron pretexto á escritores españoles para azotar el rostro de Bolívar con la acusación calumniosa de aristócrata.

En la mayoría de las Repúblicas de la América española, las ideas democráticas arrastraron en pos desbordamientos de pueblos, hechos de antiguo á servidumbre colonial que envilece, y exaltaron vulgaridades odiosas. La reacción se entronizó. Túvose entónces por incompatible con las nuevas instituciones políticas el uso de títulos y condecoraciones, y el mérito, despojándose de su representación, arrojó condecoraciones y títulos á la hoguera

inextinguible de una igualdad social ficticia, tan mal entendida como practicada. Se confundía malamente la igualdad política que engendra la República, para cubrir con un mismo manto á los ciudadanos todos, con la igualdad social, siempre inasequible, cualesquiera sean las formas de gobierno. Justo y plausible es buscar la igualdad procurando elevarse en alas del mérito á la cumbre donde viven los ciudadanos más distinguidos de un país, pero injusto y censurable despeñar á estos de la altura en que están para que se arrastren abajo, en union de los que no pudieron llegar á ella por falta de merecimientos.

El Gobierno Británico, ligado á España por tratados de alianza, no podia en aquellos momentos hacer un recibimiento oficial á los Comisionados de Carácas, sin faltar á graves deberes internacionales. Por otra parte, deseoso de obtener en América las ventajas posibles para su comercio, no le convenía desairar á los enviados de Venezuela, sino agasajarles para recabar de ellos algún acuerdo mediante

el cual se consiguiera la reconciliación de la Colonia con la madre Patria.

En consecuencia les recibió oficiosamente y les hizo en privado cuantas atenciones habría podido acordarles públicamente, pero sin la solemnidad anexa á tales actos. Convínose entónces en que las negociaciones se emprendieran por medio de memoriales y protocolos no autorizados, y así se hizo.

El siguiente documento contiene las proposiciones de Bolívar y Lopez Mendez al Gobierno inglés.

I'

Londres, 21 de Julio de 1810.

Los comisionados de la Junta Suprema de Venezuela, presentando sus respetos al Excmo. Señor Marqués Wellesley, tienen el honor de indicarle, en virtud de lo que S. E. se ha servido insinuarles en su conferencia del jueves último, las miras de su Gobierno en la misión que les ha conferido.

El primer deber de los comisionados es suplicar á S. E. se sirva ser el intérprete de su profundo y respetuoso reconocimiento á la benévola acogida que S. M. B. se ha dignado dar á los votos del Pueblo y Gobierno de Venezuela.

Impuesto S. E. de los principios que ha tenido la trans

formación política de aquellas Provincias, y del espíritu que anima á la Junta Suprema, no puede ménos de ver en ellos el mejor garante de la sincera disposición de los Pueblos de Venezuela á conservar sus relaciones de amistad, comercio y buena correspondencia con los súbditos de S. M. B.

Las solemnes declaraciones de aquel Gobierno, incluyen además la seguridad de que muy lejos de aspirar Venezuela á romper los vínculos que la han estrechado con la Metrópoli, sólo ha querido ponerse en la actitud necesaria para precaver los peligros que la amenazaban.

Independiente como lo está del Consejo de Regencia, no se considera ménos fiel á su Monarca, ni ménos interesada en el éxito feliz de la santa lucha de España.

Desenvuelta así la posición de Venezuela, se hallan á descubierto sus intereses y los objetos de esta misión.

1.° Venezuela, como parte integrante del Imperio Español, se halla amenazada por la Francia, y desea apoyar su seguridad en la protección marítima de la Inglaterra.

El Gobierno de Venezuela desearía también que por el de S. M. B. se le facilitasen del modo conveniente los medios que puedan serle necesarios para defender los derechos de su legitimo Soberano, y para completar sus medidas de seguridad contra el enemigo común.

2.o La resolución de Venezuela puede ser un motivo de discusiones desagradables con las Provincias que hayan reconocido la Regencia, y este Gobierno Central tratará acaso de hostilizarla directamente, ó de turbar su paz interior, fomentando facciones peligrosas.

Los habitantes de Venezuela solicitan la alta mediación de S. M. B. para conservarse en paz y amistad con sus hermanos de ambos hemisferios.

3. Requiriendo la continuación de las relaciones de amistad, comercio y correspondencia de auxilios entre las Provincias de Venezuela y la Madre Patria, algunas estipulaciones entre los respectivos Gobiernos, el de Venezuela se prestaría con toda confianza á ellas bajo la garantía de S. M. B.

Sería también tan importante como conforme á los deseos de la Junta de Venezuela, que el Gobierno de S. M. B. se sirviese expedir instrucciones á los Jefes de las Escuadras y colonias de las Antillas, para que favoreciesen del modo posible los objetos insinuados, y muy especialmente las relaciones comerciales entre aquellos habitantes y los súbditos de S. M. B. que gozarán de nuestro comercio, como una de las naciones más favorecidas.

Los Comisionados no deben terminar esta exposición sin asegurar á S. E. el Marqués Wellesley que su deferencia corresponderá en todos casos al modo franco y amistoso con que S. E. les ha hecho el honor de tratarlos.

Á estas proposiciones contestó el Gabinete Británico en los términos siguientes:

II

Se dará la protección marítima de la Inglaterra á Venezuela contra la Francia afin de que aquella Provincia pueda defender los derechos de su legítimo Soberano, y asegurarse contra el enemigo común.

Se recomienda con ahinco que la Provincia de Vene

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