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para lastre de los buques, por lo que buenamente se ofreció.

Lo más raro de todo, y, en efecto, lo que más nos ha llamado la atención es que las rentas nacionales de Colombia apénas alcanzaban á seis millones de pesos al año, y el presupuesto de gastos en los mejores años, excedía de quince millones. Esto no hace en verdad el elogio de los hacendistas de aquel tiempo.

Los desaciertos administrativos muy rara vez quedan aislados; casi siempre un primer paso engendra otros todavía peores; así fué que el Congreso Colombiano, creyendo que la Santa Alianza intentaría apoderarse de América, ordenó una leva de 50,000 hombres. Y como tal proyecto fuera absurdo, porque no había recursos con que equipar y sostener tal éjercito, en vez de abandonarlo, se acudió al expediente de poner en ejecución la Ley de alistamiento de milicias.

La milicia nacional ha sido siempre en los países americanos, por razones que omitimos ahora, una institución impracticable; y los

Gobiernos, ni aún los más temidos pudieron organizarla.

Es el hecho, que los milicianos voluntarios de Carácas, al saber que el cuerpo que habían formado para servir á su pátria (y en concepto nuestro el único posible) iba á ser disuelto y refundido en los nuevos cuerpos de milicias que Paez, comandante general de Venezuela y del Apure, debía levantar en cumplimiento de las órdenes de Bogotá, se alarmaron, y tomando por padrino al intendente del Departamento, Escalona, lograron aplazar, pero no impedir el proyecto. El general Paez cortó el nudo, declarando en Asamblea, ó sea en estado de sitio, sus Departamentos, con el fin de aterrar á las gentes y hacerse obedecer.

Paez había prestado grandes y meritorios servicios á la causa de la Independencia : era, sin duda, uno de los más valerosos Ꭹ desinteresados en la lucha; pero sin instrucción alguna ni más talento que el innato en los hombres de las llanuras, sus actos tenían que resentirse del consejo de sus validos ó de sus

consuetas. y según la honradez cierta ó problemática de éstos, habían de merecer la aprobación ó desaprobación pública. En esta ocasión fué mal aconsejado.

Resuelto á poner en práctica el alistamiento militar, convocó á los ciudadanos de Caracas en el Convento de San Francisco, con el ánimo, segun decía, de hacerles sentir el peso de su autoridad. Al ver que la concurrencia no era numerosa, destacó patrullas armadas por las calles de la ciudad, con órden de llevarle á viva fuerza cuantos hombres encontraran en ellas.

Muchos fueron vejados y ultrajados por los genizaros, otros se ocultaron ó se refugiaron donde pudieron. La ciudad estuvo por muchas horas en la más pavorosa consternación.

Conviene decir que al general Paez se le temía mucho en Carácas; y cada vez que se anunciaba su aproximación á la ciudad ó su entrada en ella, la mayor parte de las gentes pacíficas y honradas cerraban las puertas de sus casas, ó evitaban presentarse en las calles.

El conflicto de aquel día se calmó por la

intervención del intendente Escalona, el cual ofreció á Paez que al día siguiente convocaría á los ciudadanos en San Francisco, como en efecto lo hizo. La reunión fué numerosísima; nadie faltó hasta los inválidos se presentaron con sus muletas, y Paez, que no había querido sino vejar á la sociedad, se dió por satisfecho.

Á

pesar de esto, el Consejo Municipal y el propio Intendente acudieron al Gobierno Supremo quejándose de aquella arbitrariedad. Aunque el Vice-Presidente Santander pretendió desentenderse de la queja, la Cámara de Diputados la tomó en consideración y propuso una acusación contra Paez, que el Senado aceptó por considerable mayoría, suspendiéndole de su empleo, y ordenándole que se presentara en Bogotá á dar cuenta de su conducta.

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Dejaremos aquí al general Paez preparándo la rebelión contra el Congreso de su pátria, para reseñar los acontecimientos en que fué parte principal Simón Bolívar.

XV

Organizada la República de Bolivia, regresó Bolívar al Perú ; el 10 de Febrero de 1826 es; taba ya en Lima. La fortaleza del Callao, único lugar ocupado por los realistas, se había rendido desde el 23 de Enero. La misión de Bolívar en aquel país había terminado: Bolivia quedaba fundada, el Perú redimido, y el héroe en el esplendor de su gloria.

Pero Bolívar, en vez de regresar sin pérdida de tiempo á Colombia, con lo cual habría salvado á su pátria de grandes desgracias, y preservado el brillo de su propia gloria, se dejó seducir por los halagos y encantos de la tierra

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