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parte de los hombres notables de nuestra pátria, obligados á cortejar casi siempre las multitudes, á cambio de efímeros empleos y de dudosos triunfos.

Hechas estas salvedades, nos concretaremos á los proyectos de monarquía en Colombia que tanto ruido hicieron desde 1826. Varios historiadores han publicado una carta que Bolívar escribió al general Paez en aquel año, en respuesta á otra que éste le dirigió por conducto del Señor Guzman, proponiendo una monarquía en Colombia.

Es cierto que Guzman fué al Perú, y que de allí regresó á Venezuela en comisión de Bolívar; però hasta la fecha nadie sabe si Paez hizo realmente tal propuesta, porque la carta no se ha publicado, y se ignora quién la tenga.

El general Paez escribió en su Auto-biografía, lo siguiente (Véase, t. 1.°, pág. 490):

<«< En años posteriores se ha publicado una carta que dicen me dirigió Bolívar en respuesta de ésta, en la cual se habla de que Colombia no es Francia, ni el Libertador es Napoleon, etc. Dicha carta que no recuerdo haber

recibido nunca, y que no se halla entre los documentos de la vida pública de Bolívar, tiene más visos de un manifiesto á la nación que respuesta á una comunicación privada.

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Hay quien ha escrito que el Señor Antonio Leocadio Guzman fué comisionado por mí para llevar la carta en que se dice que yo proponía al Libertador el establecimiento de una monarquía en Colombia. Afortunadamente, vive aun el Señor Guzman, que se jacta de ser mi enemigo, y á cuyo testimonio apelo, sin embargo, para que diga si yo le entregué la susodicha carta, y si de mi propio peculio ó de la Tesorería de Venezuela recibió jamás fondos para ir en comisión al Perú, donde se hallaba el Libertador, y si su viaje tuvo por objeto proponer á éste algún plan de monarquía. >>

El Señor Guzman haría ciertamente un servicio á la historia contemporánea revelando la verdad de lo ocurrido, puesto que ya no existen los actores principales, ni se trata de mancillar su memoria.

No puede negarse que el pensamiento de

establecer monarquías en América fué acariciado por los hombres más prominentes de la revolución, y que entre los amigos más íntimos de Bolívar el proyecto se concretó á ofrecerle la Corona, rechazada siempre por éste con energía y sin vacilar un instante.

Podrá juzgarse de las razones que entonces se alegaban en favor del proyecto, por la siguiente carta dirigida á Bolívar por uno de sus amigos más fieles, el valeroso honrado general Diego Ybarra á quién aquel distinguió en todas ocasiones con su más acendrado afecto.

y

<< Si Usted echa una ojeada sobre el término de las Repúblicas, á excepción de muy pocas, todas ellas han concluido por elevar un trono de hierro, después de haberse despedazado interiormente. La nuestra, compuesta de partes tan heterogéneas y en peor caso que todas las demás, camina á pasos agigantados á un fin mas trágico; y no veo sinó en Usted el remedio de cortar todos estos males que nos amenazan. Usted no crea que ha hecho nada con haberla

defendido 15 años, si ahora, cuando está haciendo crisis el mal, Vd. no atiende al clamor general y nos abadona sin poner un remedio á tantos males como los que nos amenazan y sin permitir que llegue el caso de que nos comenzemos á degollar, pues todo esto irá solo bajo la responsabilidad de Vd., y Vd. no podrá contestar otra cosa sino lo que me dijo en Guayaquil: «Que no era ya patriota, sino amante de su gloria, » esta respuesta no hará á Vd. honor, ni podrá responder al mundo con ella. Voy a dejar este asunto, porque sería nunca acabar y mi cabeza la tengo un poco débil, y mala todavía de resultas de la caída. El portador de ésta, impondrá á Vd. de todo, todo, y mucho mejor de lo que yo podría hacerlo aun cuando le escribiese más largo de lo que escribió Voltaire : él está muy al cabo de todo, y acaba de ver la gente del país y aún tratar mucha parte de ella, por lo que está más desengañado que nadie.

Adios, mi querido general; páselo Vd. bien; no nos deje Vd. naufragar en este mar

revolucionario, y cuente siempre con su invariable amigo que lo ama de corazón, y desespera por darle un abrazo viéndolo coronado. » D. YBARRA.

Como esta cuestión reaparece más tarde en Colombia bajo la forma oficial, diferiremos el tratarla para cuando llegue el momento oportuno.

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