Obras completas de D. Esteban Echeverria: El ángel caidoC. Casaralle, impr. y libreria de Mayo, 1870 |
Otras ediciones - Ver todas
Términos y frases comunes
ADELAIDA ahora alegre aliento alli alma amigo amor ANGELA ánimo ardiente armonia baile bella belleza buen busca cabeza calma camino candor cielo corazon creo debe dejado deseo Despues destino divino dolor DOÑA ANA duda encontrar entonces eres esperanza espíritu estaba estoy estraña fatal feliz flores frente frívola galas gloria gozo guarda gusto hablar halla hermosura hija hora hubiera idea ilusion jóven JULIAN labio llama lleno lleva llorar luego LUIS madre máma mejor mente mirada misterio muerte muger mujer mundano mundo nacido nadie natura NEGRO niña noche nombre nuevo ojos olvido orgullo parece pasado pasion Patria pecho PEDRO pensamiento perdido placer Plata Pobre poco poder primera probar pudo puerta pupila puro quedó querida quieres quisiera recuerdo regala rica rostro sabe saber sala sangre sentido sentimiento siente sonrisa sublime sueño sufrir tambien tierno tierra toma vano vela vista vivir
Pasajes populares
Página 224 - Tú a mis ojos representas De la pasión y del hombre El afán y las tormentas Y la convulsión febril; Y el incesante murmullo Y el tesón infatigable, Y de su indómito orgullo La pujanza varonil. Cuando agitado te miro El corazón se me ensancha, Alegre y libre respiro De cuidado mundanal...
Página 153 - ... Llena el alma de bellas ilusiones; La patria de su amor ya no existía, Y encontró en lugar suyo horrenda orgía De feroces y estúpidas pasiones. Sus sueños de idealista, ¿qué se hicie[ron? ¿Dónde tan pronto, sí, dónde se fueron Las esperanzas suyas tan vivaces, Su aspiración al bien ya la grandeza, Las ambiciones de su mente audaces, Tanto afán y labor de su cabeza? . . . Lloró el tiempo perdido, vió desnudas, Mil verdades entonces, harto amargas, Brotaron en su mente horribles...
Página 228 - ... y sueños de virtud. Me places, cual la llanura con su horizonte infinito, con su gala de verdura y su vaga ondulación; cuando en los lomos del bruto la cruzaba velozmente para aturdir de mi mente la febril cavilación. Y te quiero, ¡oh Plata!, tanto como te quise algún día, porque tienes un encanto indecible para mí...
Página 227 - Me place con el pampero esa tu lidia gigante y el incansable hervidero de tus olas a mis pies; y la espuma y los bramidos de tu cólera soberbia, que atolondran mis sentidos, llevan a mi alma embriaguez. Y me place verte en calma dormir, como suele a veces dormitar tranquila mi alma o mi vida material; cuando la luna barniza tu faz de plata, y jugando el aura apenas te riza la melena de cristal. Me places, como el...
Página 229 - La emoción y arrobamiento De un inefable placer, Y mi vida incorporarse Con la tuya turbulenta, Y en inmortal transformarse Mi perecedero ser. Si algo pedirte pudiera, Si me oyeses, en tus ondas Sepulcro encontrar quisiera, Mi cuerpo entregarte, sí; Para que no viese el hombre Sobre lápida ninguna Jamás escrito mi nombre Ni preguntase quién fui.
Página 223 - Y toda vez que el pampero sobre tus espaldas monta y arrojar espuma fiero, bramar te hace de furor ; y te azota, y tú soberbio, tú indomable...
Página 308 - Quien cambie con nosotros simpática mirada, O nos dé al despedirnos un generoso adiós! Dichosa tú que vuelves a respirar la vida Del aura embalsamada que tu cuna arrulló, Y llevas para alivio de congojosas horas Tesoros de recuerdos como el que yo te doy.
Página 225 - ... su indómito orgullo la pujanza varonil. Cuando agitado te miro, el corazón se me ensancha, alegre y libre respiro de cuidado mundanal; y todo olvido, y mi mente en su inspiración sublime abarca, concibe, siente lo infinito y eternal. Acá en la tierra que piso no hallan aire mis pulmones, sólo entre fango diviso las reliquias del no ser; — misteriosa y escondida tú me revelas la fuente del deleite y de la vida que no tiene ni hoy ni ayer; esa inagotable fuente que insaciables, delirando...
Página 229 - Plata!, tanto como te quise algún día, porque tienes un encanto indecible para mí; porque en tu orilla mi cuna feliz se meció, aunque el brillo del astro de mi fortuna jamás en tu cielo vi.
Página 153 - Volvió a su patria, joven todavía, llena el alma de bellas ilusiones; la patria de su amor ya no existía, y encontró en lugar suyo horrenda orgía, de feroces y estúpidas pasiones. Sus sueños de idealista, ¿qué se hicieron? ¿Dónde tan pronto...