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levantamiento popular. El coronel de milicias de Curicó don José Antonio Mardones, engañado de esa manera, fué reducido a prision por haber celebrado el triunfo de la patria, i estuvo sometido a un juicio que duró cerca de cuatro meses.

La poblacion de Santiago fué despertada con la noticia de estos graves sucesos en la mañana siguiente (6 de febrero, lúnes de carnaval). La vista de dos cadáveres cubiertos de heridas, arrojados a la plaza pública desde los balcones de la cárcel, i colgados en seguida a la espectacion pública; el inusitado movimiento de tropas; el rumor mas o menos confuso de lo que habia ocurrido en la cárcel; flas prisiones que seguian ejecutándose, i la reserva misteriosa que guardaban el gobier no y sus ajentes, produjeron desde luego un sombrío terror que durante algunos dias mantuvo a las jentes en el mayor sobresalto, esperando por momentos ver repetirse las prisiones, si no las matanzas que se habian iniciado en la cárcel de Santiago. Solo tres dias despues hizo dar el gobierno una manifestacion destinada a restablecer de algun modo la confianza. "Amaneció este dia verdaderamente triste para Chile, decia la Gaceta de gobierno refiriéndose a estos acontecimientos. Dejáronse ver dos horrorosos cadáveres (los de Concha y de Moyano) pendientes del palo de la plaza principal, sobre cuyas cabezas se leia esta inscripcion; "Por conspiradores contra el rei i perturbadores de la pública tranquilidad". Al punto se llenó esta capital de varios rumores... Cada uno pintaba y exajeraba el suceso como mejor le parecia. Nuestro sabio gobierno guardaba el mas profundo silencio hasta cer ciorarse cabalmente de todo el fondo de un negocio que merecia examinarse con tanta circunspeccion como justicia. Entretanto, en los campos, unos finjen a todo el pueblo conjurado. Aquél supone que ha habido un combate en que murieron muchos de ámbas partes: uno asegura que hai muchos personajes i aun sacerdotes de ámbos cleros mezclados en el complot: otros que en la cárcel han sufrido el justo. castigo los mas malos. A estas voces no hai quien no tema por su suerte, o la de las personas que mas ama. Ni aun la mayor inocencia satisface a los tímidos vecinos... Por tanto, el superior gobierno tiene a bien noticiemos al público que se formó una conspiracion, que ésta se halla evidenciada, i que sus planes eran los mas crueles. Pero sus autores eran solo algunos malvados prisioneros capaces de todos los crímenes. Los dos cadáveres eran los de los primeros delicuentes, que resistiendo a su prision se anticiparon la pena que tenian por mil delitos merecida. El público i nobles vecinos no solo resultan inocentes, sino que la indignacion que han mostrado contra los traidores los hace mas

apreciables al gobierno." I despues de recomendar al pueblo que tuviera confianza en la jenerosidad de sus gobernantes, la Gaceta termi. naba aquella reseña oscura i evasiva, con las palabras siguientes: "Sirva esto para consuelo del público por ahora: otras individualidades se publicarán luego que se concluya el proceso (38).i

A pesar de este espontáneo ofrecimiento, la Gaceta del gobierno de Chile no volvió a hablar de aquel suceso. Las primeras declaraciones que se recojieron, demostraron que la conspiracion de la cárcel no tenia nada de serio, i que sin las dilijencias de Morgado i de San Bruno para estimular las ilusiones de los presos, nadie habria soñado siquiera, èn esas circunstancias, en levantarse contra las autoridades. Los patriotas que residian en Santiago, i aun todos los hombres de bien entre los mismos realistas, vieron en aquellos hechos un verdadero crímen cometido por los ajentes de la autoridad para producir el terror. Osorio i sus consejeros parecieron avergonzarse de haber autorizado una matanza tan inícua i tan innecesaria; i no pudiendo reparar los males hechos, quisieron al ménos encubrirlos en lo posible. El proceso pasó sucesivamente por mano de tres fiscales, que en vez de tratar de terminarlo, parecian empeñados en que se alargase indefinidamente. La autoridad fué haciendo salir poco a poco de Santiago a los delatores de la conspiracion, i a los soldados que habian hecho la guardia de la cárcel en aquellos dias, embarazando así la marcha del proceso, e imposibilitando el esclarecimiento de los hechos. Algunos de los presos procesados por el delito de conspiracion, habian, entretanto, alcanzado su libertad. Por fin, cerca de cuatro meses mas tarde, el dia que Osorio hacia celebrar con gran pompa la fiesta de San Fernando en honor del rei de España, firmaba en la última pájina del espediente a que hemos aludido, el decreto que sigue: Santiago, 30 de mayo de 1815.-Cór

(38) Gaceta del gobierno de Chile, núm. 13, de 9 de febrero de 1815.

Por decreto de 17 de diciembre de 1817, suscrito por el director delegado don Luis de la Cruz i el ministro don Hipólito Villegas, se mandaron entregar por la tesorería jeneral de Santiago "200 pesos de contado al comisario de ejército don Juan Gregorio Lemus, como podatario de doña Walda Sosa, vecina de la villa de la Concepcion de Rio Cuarto i viuda desgraciada de don José Clemente Mcyano, oriundo de San Juan, asesinado en la cárcel por el sanguinario Vicente San Bruno, i colga. do despues en el rollo a pretesto de una conspiracion que supuso. Desde el 1.o de enero, agregaba el decreto, la socorreran por mano de su apoderado con doce pesos mensuales para su alimonia i de su familia, previniéndola que cuando su hijo Juan Manuel esté en estado de servicio, lo presente a esta academia militar para educarlo e incorporarlo a su tiempo en clase de oficial en alguno de los cuerpos veteranos "

tese este asunto: póngase en libertad a los comprendidos en él. A Romo i a Mardones, que fijen su residencia fuera de la capital el primero, i de Curicó el segundo. Hágaseles entender a todos que esta gracia la deben a nuestro augusto soberano, en cuyo real nombre la hace - Osorio. Nadie, sin embargo, vió en ese decreto un acto de gracia, sino un procedimiento poco eficaz para encubrir un crímen que habia de producir sangrientas represalias (39).

(39) Los asesinatos cometidos en la cárcel de Santiago en febrero de 1815, fueron referidos en sus rasgos principales por el doctor don Juan Egaña en El Chileno consolado, tomo I, página 88, i al parecer fundándose en los informes verbales del doctor don José Antonio Rodriguez Aldea, que ocupaba entónces una alta posicion cerca del gobierno. Esa relacion, aunque sumaria e incompleta, fué reproduci la en 1835 por el padre Guzman en la leccion 53 de su Chileno instruido en la historia de su pais. Ninguno de aquellos dos escritores conoció los documentos judiciales que se refieren a esos sucesos. Quince años mas tarde, don Miguel Luis i don Gregorio Victor Amunátegui, habiendo descubierto el espediente casi completo del proceso que siguieron las autoridades realistas a Romo i a los otros presos que salvaron la vida en aquella emerjencia, i contando ademas con los informes verbales que padieron suministrarles algunos de los contemporáneos, lograron formar una relacion completa e interesante de esos hechos en la seccion II de La Reconquista española. Nosotros hemos conseguido adelantar algo mas la investigacion, no para modificar esa relacion, sino para confirmarla, completándola con algunos accidentes. En el archivo del ministerio de la guerra encontramos el espediente de un proceso seguido militarmente en abril de 1817 a Francisco Quiros, uno de los ajentes de Morgado i de San Bruno en la preparacion que de aquella injustificable atrocidad. Era Quiros un hombre de cuarenta años, natural de Santiago, que se habia ocupado en acompañar los pasajeros que reclamaban sus servicios para viajar entre Chile i Mendoza. Despues del desastre de Rancagua, Quiros se habia marchado a Mendoza; pero de allí volvió pocos dias despues con correspondencia de algunos emigrados para poner a salvo sus intereses; i cometió la felonía de entregar esa correspondencia a las autoridades realistas, prestándose a desempeñar algunas comisiones contra los patriotas.

En 1817 fué puesto en prision por órden del gobierno patrio, i acusado de los hechos siguientes: 1.o Haber denunciado a don Manuel Salas i don Felipe Monasterio para que fueran apresados por las autoridades realistas en noviembre de 1814, cuando Se dirijian a Mendoza por el camino de Maipo: 2.o Haber descubierto entónces mismo el paradero de una suma de dinero del emigrado chileno don Timoteo Bustamante para que fuese embargada por las autoridades realistas, entregando ademas algunas cartas que habia traido de Mendoza; i 3.o Haber tenido parte en la preparación de los asesinatos perpetrados en la cárcel de Santiago. Quiros se defendió del mejor modo que le era posible de todos estos cargos, sin llegar a justificar su conducta. Refiriéndose especialmente a los asesinatos cometidos en la cárcel de Santiago, Quiros dice que él no los presenció, porque Villalobos lo habia encerrado esa noche en otro calabozo; pero que poco mas tarde volvieron a sacarlo. "Condujeron al confesante, dice este mismo en el proceso, con veinte hombres, segun cálculo, hasta el ca

9. Instalacion de la real audiencia i recibimiento de Osorio en el puesto de gobernador i capitan jeneral interino

del reino.

9. Estos sucesos no alcanzaron, sin embargo, a disminuir el prestijio de Osorio. Se hallaba éste entónces en el apojeo de su crédito, i recibia por todas partes las manifestaciones del mas rendido respeto, así como las lisonjas mas envanecedoras. El cabildo de Santiago habia representado con el mayor acatamiento al virrei del Perú que el nombramiento de Osorio para gobernador de Chile era el mas ardiente deseo de este pueblo. Abascal, por su parte, creyendo hacer una obra de estricta justicia i recompensar debidamente los valiosos servicios de ese jefe, espidió en su favor el título de gobernador interino del gobierno de Chile, i solicitó del soberano que se sirviera confirmarlo.

labozo en que antes habia estado. Alcanzó a tocar en la puerta, i asombrado de ver los cadáveres que allí aparecian, casi perdió el sentido en aquel momento, sin que tuviese valor para entrar a inspeccionar mas a fondo aquella trajedia. Que de allí fué conducido al cuartel de Talavera, donde la tropa se hallaba formada. Villalobos levantó la voz i se espresó de esta suerte: "Mi mayor, aquí tiene usted a Quiros.„ Que de aquel punto le llevó el propio oficial (Villalobos) escoltado por veinticinco o treinta hombres a la misma casa del que confiesa, en la cual se hallaba el coronel don José Antonio Mardones; i que puesto en ella, lo obligaron a que gritase: "¡viva la patria!, Lo hizo con voz baja, i por esto iba el oficial comandante a descargarle un golpe mertal con el sable. Fué compelido a que levantase la voz, usando siempre de la misma espresion. El temor le obligó a hacerlo; i entónces Mardones habló desde adentro diciendo al confesante: "Compañero, ¿qué es lo que hai?, Asustado en aquel lance tan estrecho, le replicó el que confiesa: "No sé, no he visto nada. El oficial iba a partirlo en aquel acto de un sablazo; con todo, se contuvo i estrechó al confesante a que dijese a Mardones que la mitad de los Talaveras estaban muertos en la plaza; así lo ejecutó. Don José Antonio preguntó en seguida si la artillería se hallaba en la plaza. El confesante, compelido con la misma violencia, i porque su vida peligraba, le dijo que sí, i que ya no quedaba ningun enemigo. Que concluida esta maniobra fraguada por los que lo conducian, lo tomó el oficial de un brazo i lo puso a la puerta del cuarto de Mardones en circunstancias de que ya el peon de éste habia abierto la puerta. Se hizo prender luz, porque todavia no amanecia. Amarraron a don José Antonio. Se practicó un reconocimiento de los muebles de su pertenencia. Alli le pegaron una bofetada. Un soldado dijo al oficial que no se lastimase las manos, que él le daria con una cosa mas blanda. Trató de herirlo, i el confesante como pudo lo libertó. Que, por último, en aquella hora llevaron preso a Mardones al cuartel de Talavera, dejando al que confiesa al cuidado de los intereses de aquel, etc. etc. Estas escusas no concordaban con las acusaciones que se hacian & Quiros, que, segun parece, era ajente firme i resuelto de los realistas i les sirvió para preparar estas pérfidas asechanzas contra los patriotas. Por eso, la justicia militar de 1817 que condenó a muerte a San Bruno i a Villalobos principalmente por los asesinatos de la cárcel de Santiago, aplicó a Quiros otras penas inferiores, i entre ellas la de confi

nacion.

TOMO X

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En la noche del 10 de diciembre (1814), dice la Gaceta del gobier no de Chile, llegaron al señor coronel del real i distinguido cuerpo de artillería, jeneral en jefe del ejército real don Mariano Osorio, los despachos de brigadier, gobernador i capitan jeneral interino de este reino i presidente de su real audiencia. Un festivo i jeneral repique de campanas, avisó tan plausible noticia al público, que la recibió con singulares demostraciones del mas sincero regocijo. El mui ilustre ayuntamiento vió cumplidos sus justos i ardentísimos deseos. Por lo que i por que el Todopoderoso conceda a nuestro digno jefe cumplido acierto en su gobierno, se cantó el dia 15 en la santa iglesia catedral, un solemne Te Deum con el santísimo patente, i con asistencia de los cuerpos militares, políticos i relijiosos, los que, concluido este acto, acompañaron a su señoría hasta la sala de palacio, en donde los despidió con aquella urbanidad i respetuosa afabilidad que en todas ocasiones lo acompaña (40). Osorio recibió todavia otras manifestaciones de aprecio dirijidas a felicitarlo por haber obtenido aquellos títulos.

Osorio ejercia de hecho, desde su entrada a Santiago, las funciones que el virrei acababa de confiarle. Habia estado, ademas, revestido de la suma de poderes militares i administrativos que daba la victoria, i que parecia exijir el restablecimiento del antiguo réjimen i de la tradicional quietud de la colonia. La reorganizacion cabal del gobierno, exijiendo la planteacion de todos los servicios gubernativos, venia en cierto modo a limitar las facultades de Osorio; pero en cambio lo descargaba de un cúmulo considerable de trabajo i de una enorme responsabilidad. Esperando tener restablecida la administracion en todos sus ramos, aquel jefe dejó todavia subsistente ese réjimen provisional por tres meses mas.

De todas las instituciones que era urjente reorganizar, la mas importante i la que mas falta hacia, era la real audiencia, tribunal superior de justicia civil i criminal, que los revolucionarios habian disuelto en abril de 1811, reemplazándolo por otro que a su vez habia desaparecido con el restablecimiento del gobierno antiguo. En Chile habian quedado dos de los miembros de la estinguida audiencia, don José de Santiago Concha i don José Santiago Aldunate. El virrei Abascal hizo venir del Perú a don Félix Baso i Berri, que vivia allí desde cuatro años atras, privado del destino que habia desempeñado en Chile, i confió el cargo de oidor interino al doctor don José Antonio Rodriguez Aldea, que habia desempeñado el cargo de auditor de guerra i de

(40) Gaceta del gobierno de Chile, número 8, del 5 de enero de 1815.

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