Obras completas de D. Esteban Echeverria: Poémas varios

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C. Casaralle, impr. y libreria de Mayo, 1870
 

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Página 39 - El crepúsculo, entretanto, con su claroscuro manto, veló la tierra; una faja, negra como una mortaja, el occidente cubrió; mientras la noche bajando lenta venía, la calma que contempla suspirando inquieta a veces el alma, con el silencio reinó.
Página 37 - Sólo el genio su grandeza Puede sentir y admirar. Ya el sol su nítida frente Reclinaba en occidente, Derramando por la esfera De su rubia cabellera El desmayado fulgor. Sereno y diáfano el cielo, Sobre la gala verdosa De la llanura, azul velo Esparcía, misteriosa Sombra dando a su color.
Página 74 - Pie en tierra poniendo la fácil victoria, Que no le da gloria Prosigue el cristiano lleno de rencor. ' Caen luego caciques, soberbios caudillos, Los fieros cuchillos Degüellan, degüellan, sin sentir horror. Los ayes, los gritos, clamor del que llora, Gemir del que implora, Puesto de rodillas, en vano piedad, Todo se confunde: del plomo el silbido, Del hierro el crujido, Que ciego no acata ni sexo, ni edad. Horrible, horrible matanza hizo el cristiano aquel día; Ni hembra, ni varón, ni cría...
Página 36 - Gira en vano, reconcentra Su inmensidad, y no encuentra La vista, en su vivo anhelo, Do fijar su fugaz vuelo, Como el pájaro en el mar, Doquier campos y heredades Del ave y bruto guaridas, Doquier cielo y soledades De Dios sólo conocidas Que él sólo puede sondar.
Página 98 - Aran la corriente unidos, Como dos cisnes queridos Que huyen de águila cruel, Cuya garra, siempre lista, Desde la nube se alista A separar su amor fiel. La suerte injusta se afana En perseguirlos. Ufana En la orilla opuesta el pie Pone María triunfante, Y otra vez libre a su amante De horrenda agonía ve.
Página 49 - En grandes vacías echan, Y, tendidos de barriga En derredor, la cabeza Meten sedientos, y apuran El apetecido néctar, Que bien pronto los convierte En abominables fieras. Cuando algún indio, medio ebrio Tenaz metiendo la lengua. Sigue en la preciosa fuente Y beber...
Página 59 - Ella marcha, y sus miradas vagan en torno azoradas, cual si creyesen ilusas en las tinieblas confusas mil espectros divisar. Ella va; y aun de su sombra, como el criminal, se asombra; alza, inclina la cabeza; pero en un cráneo tropieza y queda al punto mortal. Un cuerpo gruñe y resuella, y se revuelve, mas ella cobra espíritu y coraje, y en el pecho del salvaje clava el agudo puñal.
Página 135 - ... -Allí está la cruz. Y revuelve atrás la vista como quien huye aterrado, creyendo se alza el airado, terrible espectro de Brián. Pálido, el indio exorcista el fatídico árbol nombra; ni a hollar se atreven su sombra los que de camino van. También el vulgo asombrado cuenta que en la noche...
Página 42 - ... espacio veloz. El fiero ímpetu no enfrena del bruto que arroja espuma. Vaga al viento su melena, y con ligereza suma pasa en ademán atroz. ¿Dónde va? ¿De dónde viene? ¿De qué su gozo proviene? ¿Por qué grita, corre, vuela clavando al bruto la espuela, sin mirar alrededor?
Página 104 - Brián sigue inmoble; y María, En formar se entretenía De junco un denso tejido, Que guardase a su querido De la intemperie y calor, Cuando oyó, como el aliento Que al levantarse o moverse Hace animal corpulento, Crujir la paja y romperse De un cercano matorral. Miró, ¡oh terror!, y acercarse Vio con movimiento tardo, Y hacia ella encaminarse, Lamiéndose, un tigre pardo Tinto en sangre ; ¡ atroz...

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