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gobierno respetan i tienen por su relijion la católica, apostólica, romana (3). »

Las que le dió el jeneral San Martin eran mucho mas precisas i conformes con las necesidades de la guerra, porque le dejaban libertad para proceder en el sentido que lo creyera conveniente, dentro del plan que habia sido adoptado, i con este objeto se le revestia del mando de los pueblos i autoridades existentes en los lugares que ocupara. Teniendo en vista que la espedicion llegaria a las provincias del Bajo Perú o sea a la actual república de Bolivia, que entónces formaba parte nominalmente de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, San Martin recomendaba a Alvarado que mantuviera ese territorio «ileso i en su respectiva integridad», i que en caso de libertarlo completamente, convocara un Congreso jeneral de esas provincias, o a lo menos una convencion preparatoria de un Congreso, i que pusiese a disposicion de uno u otra el ejército de los Andes para que pudiese resolver sobre la suerte de ese territorio con completa independencia i libertad (4). Las de la Junta de Gobierno le dejaban gran latitud de facultades.

El ejército ascendia el 31 de julio de 1822 a 7,500 hombres (5). Despues se aumentó con la division que vino de Colonbia, compuesta de tres batallones de infantería, la que segun un estado oficial de diciembre del mismo año tenia 1,612 plazas (6).

La organizacion de un ejército tan numeroso habia sido un gran esfuerzo hecho por el jeneral San Martin para indemnizar a la causa revolucionaria del desprestijio que le habia acarreado la derrota del jeneral Tristan en Ica en abril de ese año, i para contrarrestar al del virrei, que se aumentaba diariamente en la sierra.

El plan que ideó era atacar simultáneamente la línea enemiga por su estremo derecho que se apoyaba en la poblacion de Guancayo, donde tenia su residencia el jeneral Canterac,

(3) PAZ SOLDAN, Perú Independiente, 2.o período, páj. 25.

(4) Estas instrucciones han sido publicadas íntegramente por el señor Barros Arana en el tomo XIII, páj. 685 de la Historia de Chile.

(5) Estado oficial publicado por Paz Soldan, primer período, páj. 326 del Perú Independiente.

(6) Id. id., tomo II, segundo período, páj. 56.

con un ejército de 4,000 hombres mandados por Arenales, que saldria de Lima en esa direccion; amagar su estrema izquierda, que se estendia hasta la línea actual de frontera entre Bolivia i la República Arjentina, con un ejército ausiliar que fué a solicitar de las Provincias Unidas el coronel don Antonio Gutierrez de la Fuente; i cortar el centro de las formidables posiciones contrarias con el ejército de 4,000 hombres que mandaba el jeneral Alvarado, i que desembarcaria en alguno de los puntos de la rejion del Perú que se conocia con el nombre de Intermedios, para marchar rápidamente a situarse en Puno o en el Cuzco.

Este vasto plan de guerra necesitaba el concurso de los paises limítrofes. Era preciso que Chile lo secundase proporcionando víveres i algunos refuerzos militares. Con este objeto San Martin envió a Chile como ministro diplomático a don José Cavero i Salazar a solicitar estos ausilios. Aunque el ministro Cavero i Salazar llegó a Santiago en los momentos mas desfavorables, tanto por la pobreza en que se encontraba el pais, como porque el público estaba cansado de los sacrificios incruentos i aparentemente estériles que habia hecho en favor del Perú, sin embargo, no tocó en vano la cuerda del patriotismo en el corazon del Director O'Higgins, quien le ofreció proveer de víveres al ejército espedicionario, i le envió desde luego un cuerpo de Dragones de caballería de 300 plazas i 100 hombres de infantería para reemplazos (7).

(7) El señor Paz Soldan, Perú Independiente, 2.o período, páj. 23, afirma que Chile se negó en esta ocasion a prestar ausilios al Perú. Hai en esto un error. Ademas de enviar 400 soldados, el Director O'Higgins probó su buen espíritu dejando constancia de que no hacia mas solo por falta de recursos. <Todo aquello que no haga Chile, decia, en favor de sus hermanos los peruanos, no será falta de los desecs que tiene de verlos disfrutar de toda aquella tranquilidad i gloria que debe resultarles despues de haber restaurado su independencia, sino por la imposibilidad de poder hacer mayores esfuerzos despues de los que ya ha hecho para que alcance los objetos de los anhelos de todo buen americano.» I el gobierno peruano, que sabia que estas escusas eran justas se creyó obligado a agradecer al gobierno de Chile lo que habia hecho, en una nota de Guido, fechada en Lima el 27 de noviembre de 1822.

La decision del Director está plenamente confirmada en las cartas de él

Al mismo tiempo que San Martin acreditó a Cavero i Salazar para jestionar estos ausilios ante el gobierno de Santiago, envió a las Provincias Unidas al comandante Gutierrez de la Fuente a solicitar el concurso de ellas en la parte respectiva del plan. Este cumplió su comision con celo, pero sin fortuna, porque no halló en los gobernadores de Mendoza, de San Juan i de Córdoba sino buenas palabras o espectativas que pudieron engañarlo un momento, pero que no tardaron en disiparse. En Buenos Aires no encontró eso siquiera, i decepcionado de su viaje volvió al Perú por la via de Chile, i a su paso por Santiago dió cuenta verbalmente de su comision al jeneral San Martin, que se encontraba aquí de vuelta del Perú, i dijo al ministro Cavero i Salazar que no debia esperarse nada de Buenos Aires (8).

Este vasto plan de campaña era bueno para ser desarrollado en un texto de estratejia, porque tiene apariencias de sencillez i de grandiosidad capaces de entusiasmar a un alumno de estudios militares; pero en la práctica ofrecia los mas sérios inconvenientes i las mas insuperables dificultades.

Estimando las posiciones del ejército español como una línea militar, i contando con la superioridad que daba a la causa patriota el dominio del mar, se creyó posible cortarla por medio de ataques simultáneos sobre diferentes puntos. Se consideraba al ejército real como una cadena estendida sobre la sierra del Perú, cuyos principales eslabones eran los campamentos militares. La campaña tenia por objeto aislar las divisiones e impedir que se reunieran en un esfuerzo comun.

a San Martin que ha publicado el señor Barros Arana en la páj. 539 del tomo XIII de su Historia de Chile.

(8) El señor Paz Soldan ha publicado los documentos de esta negociacion en el Primer período de su Perú Independiente, en el apéndice número 7 de los documentos.

Cavero i Salazar le escribió a su gobierno el 15 de noviembre de 1822. <<Restituido a esta capital el teniente coronel don Antonio Gutierrez de la Fuente, comisionado de ese supremo gobierno cerca de Buenos Aires i provincias de su antigua union, para ajenciar el envío de una espedicion que aumentara las fuerzas de nuestro ejército, ha informado verbalmente a S. E. el jeneralísimo i a mí de la renuncia formal del gobierno de Buenos Aires a cooperar por su parte a un tan interesante proyecto, etc.>

El ejército era el martillo que debia romper los eslabones de la cadena de hierro que ataba la libertad del Perú. Concebida así, la operacion parece sencilla. La causa de la Patria podia utilizar la via del mar que el jenio de lord Cochrane le entregó para siempre, i amagar a su antojo el punto mas débil del enemigo; pero en la práctica ofrecia inconvenientes de otro órden que habrian frustrado el esfuerzo de jenerales mucho mas hábiles que Alvarado.

Es cierto que la línea militar del enemigo era mui estensa; pero como estaba situada en la sierra, que está separada de la costa por un glácis de arena de 10 a 20 leguas por término me. dio i por una muralla almenada de 4,000 metros, la línea del ejército español debia considerarse como posicion fortificada. Para llegar hasta ella habia que atravesar el desierto de la costa i escalar la cordillera; el desierto, que es la sed, la arena en que se atascan los bagajes i la artillería, la falta de víveres; i la cordillera, que es la puna, el cansancio, el frio. Antes de que los patriotas pudieran llegar a los campamentos realistas, éstos, corriéndose sobre su centro, se concentrarian en el punto amenazado, i entónces todo el plan se trastornaba, porque el ejército real reunido, combatiria en detalle a las divisiones independientes en el órden en que fueran llegando.

Exijia ademas una coincidencia tan perfecta como rara vez se realiza aun en los ejércitos mejor preparados: se requeria que Alvarado, las fuerzas arjentinas i Arenales obrasen simultánea i matemáticamente. En esta eventualidad podia suceder o que Canterac desamparase a Guancayo para defender el Cuzco i salir en masa al encuentro del enemigo que vendria fatigado de la costa, o que defendiese su posicion. En el primer caso entregaba a los contrarios la parte del pais que ocupaba, i dejaba descubierto i amenazado el flanco del ejército del Cuzco. En el segundo habria un combate entre Arenales i Canterac, sin que pudiesen venir en ausilio de éste las fuerzas del Cuzco, porque tendrian sobre sí las de Alvarado, de frente.

En cualquiera de estas eventualidades habia condiciones de inferioridad para el ejército patriota, porque el paso de la cordillera lo colocaba en situacion desventajosa respecto de las

tropas reales que lo aguardarian descansadas i provistas de todo en sus campamentos.

Habia ademas que contar con otros inconvenientes basados en las condiciones peculiares del ejército enemigo. Las tropas reales se componian, en su inmensa mayoría, de soldados peruanos con jefes i oficiales españoles (9), i especialmente de indios reclutados en la altiplanicie, despues que el ejército realista fué casi disuelto en el paseo espléndido, pero caro e inútil, que hizo con Canterac a la plaza del Callao en 1821. El hombre de la altiplanicie es el mas andador del mundo.

Su costumbre secular de viajar a pié por las montañas, al lado de las llamas a quienes sigue pacientemente i cuyo carácter se ha asimilado por adaptacion, ha desarrollado en él aptitudes fisiolójicas diversas de las del hombre de las llanuras. Un ejército compuesto con soldados de esta clase i mandado por jefes emprendedores i valientes como los jenerales españoles, podia burlar con su ajilidad planes militares que se fundaban en la concordancia matemática de movimientos, ejecutados con hombres de otros climas i ménos familiarizados que ellos con el pais en que debian maniobrar.

La Junta de Gobierno de Lima se encontró con que todo estaba preparado para que esta espedicion saliera a campaña i, como ya lo dijimos, una de sus primeras atenciones fué despachar al sur el ejército de Alvarado.

III

La Junta de Gobierno del Perú, a semejanza de todos los demas gobiernos independientes, tuvo que luchar con las dificul

(9) Este hecho está confirmado con toda clase de testimonios. Lo dice García Camba, que servia en ese ejército. Memorias, tomo II, pájs. 22, 35 i 38. Ademas, se comprobó completamente en la capitulacion de Ayacucho. En 1823 viajaba en el Perú don Manuel Renjifo, i escribiéndole a don Diego Portales le decia: Las huestes enemigas no son invencibles: se componen de indíjenas comandados por españoles. Basta recordar cómo i dónde se formó este ejército para saber que esa masa no podia sino ser peruana o boliviana.

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