Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Existia, pues, una situacion profundamente irregular. Los cuerpos chilenos se componian de peruanos, i los batallones de los Andes i del Perú tenian muchos chilenos. La caballería peruana era tal solo en el nombre. El coronel Pinto decia, despues de Moquegua, que no habia mas de 100 soldados chilenos en los cuerpos de Chile, i el coronel Borgoño escribia lo siguiente a O'Higgins: «No hai uno (se refiere a los batallones del Perú) que no cuente con multitud de chilenos en sus filas, i en los nuestros son ya raros los que quedan de éstos; notándose el singular fenómeno de que en los cuerpos del Perú i los Andes es donde solo se ven soldados de Chile, así es que el Perú tiene la mejor caballería, compuesta esclusivamente de chilenos, i el ejército de la República solo, ahora, cuenta con 300 hombres de aquella arma (23).»

Casi es innecesario decir que este ejército no servia contento. Estaba quejoso de la preferencia que se daba a las demas banderas. Suponia que existia el plan de subordinarlo a los otros,

en cambio de otros tantos peruanos de infantería para el servicio de la division chilena.» Nota al gobierno del Perú. Santiago, mayo 6 de 1823. Ademas, puedo citar este otro caso: en 1830, el gobierno peruano quiso enganchar en Chile soldados para su caballería, hecho de que da cuenta don Miguel Zañartu, que era a la sazon ministro de Chile en Lima. «El que suscribe, dice, ha leido orijinal una contrata celebrada por don R. Talavera, hijo de ese pais i residente en ésta, con el señor Ministro de la Guerra don José de Rivadeneira, como apoderado del gobierno, por el cual se obliga el primero a traer de Chile, para el servicio de la caballería de esta República, 1,000 chilenos de talla, sanos i robustos, que deben enrolarse por el término de 6 años, obligándose el segundo a pagar a este digno empresario, 50 pesos por cada hombre.»

(23) Lima, febrero 10 de 1823.

Se refiere a los 300 dragones enviados recientemente de Chile.

A propósito de estos soldados i en comprobacion de lo que digo en el texto, recordaré el hecho siguiente: Los dragones, como es natural, debian haber marchado a Intermedios acompañando al ejército de Chile, para prestarle los servicios que la caballería está obligada a prestar en campaña a la infanteria. Ademas, en el plan de la campaña entraba la marcha de esta fuerza al sur, i una parte de ella debia acompañar al batallon número 2 a Tarapacá, para proporcionarle reclutas i víveres. No habién dolo hecho, el resultado del viaje de este batallon a Tarapacá fué doble mente inútil, porque ni se completó ni concurrió a los combates. El jeneral Cruz reclamó los dragones chilenos i no se le enviaron.

i que con este objeto se le escatimaban los recursos deliberadamente.

El jeneral San Martin i la Junta de Gobierno se empeñaron en organizar cuerpos peruanos, lo que era natural i una necesidad de las circunstancias, como tambien lo era que las autoridades peruanas tuvieran alguna predileccion por los batallones de su pais.

Esta necesidad por una parte i la escasez de fondos por la otra, esplican el desamparo en que se encontraba nuestro ejército. Los batallones chilenos carecian de uniforme decente para presentarse en público, i ni siquiera lo tenian los oficiales, que huian de Lima para que no se les viese en la ciudad en una situacion indecorosa (24).

Como sentia malestar lo trasmitia, i así como los oficiales chilenos miraban con encono al pais que no apreciaba debidamente sus servicios, los peruanos sentian odio por esos ausiliares quejumbrosos. Los chilenos, recordando sus glorias pasadas i la grandeza de sus sacrificios en favor del Perú, herian el orgullo nacional del pais i destemplaban la cuerda de la armonía i de la confraternidad.

En este estado salió el ejército de Chile a la campaña de Intermedios.

Carecia de todo lo que constituye la fuerza de un ejército: no tenia disciplina, cohesion, ni orgullo nacional. La bandera era el emblema de la Patria solo para unos cuantos soldados i oficiales; para el resto era un símbolo mudo que no hablaba a su cariño ni a su patriotismo.

Si hai algo digno de compasion en este cáos de nacionalidades, son los oficiales, que tenian que pelear a su frente i que estaban obligados a representar a su pais en suelo estraño (25). Es esto lo que nos ha hecho decir mas arriba que el ejército

(24) En dos cartas de Pinto a O'Higgins de 12 i 30 de diciembre se encuentra este curioso dato: que en 5 meses recibieron los cuerpos a razon de 4 reales por hombre, i en dos años de campaña, paño para una chaqueta, una gorra, i dos pantalones de brin.

(25) Seria imposible hacer una pintura mas aterradora de la situacion del ejército chileno en el Perú, que el informe que dió sobre él el coronel Pinto, que lo mandaba, al gobierno de Chile; i aunque este informe fué

salió vencido de Lima, i que las derrotas de Torata i de Moquegua fueron la coronacion lójica de los tristes antecedentes del ejército.

VI

Hemos referido las discusiones que tuvieron lugar en el Congreso respecto de Bolívar i la desconfianza con que acojia cualquiera insinuacion suya. Contamos que habiéndole ofrecido el Libertador un ausilio estraordinario de 4,000 hombres, le respondió rechazándolo casi desdeñosamente. Dimos a conocer las opiniones que se manifestaron sobre los ausiliares, i el anhelo vivísimo que revelaba el Congreso. por librarse de ellos. Recordamos estos hechos para que el lector se coloque en la realidad del momento en que tuvieron lugar las dificultades entre la Junta de Gobierno i el jefe de las fuerzas colombianas.

Dijimos que las mandaba el jeneral don Juan Paz del Castillo i que se componian de cuatro batallones de infantería, comprendiendo el Numancia, que se llamaba ahora Voltijeros. Segun un estado oficial, su fuerza total ascendia a 2,230 hombres. La division colombiana sabia lo que se decia en el Congreso, i

escrito despues de la derrota de Moquegua, se refiere a hechos anteriores a él.

RESERVADO

Bella-Vista, Febrero 23 de 1823.

«Desde que el ejército de Chile zarpó de las playas de Valparaiso, se ha mantenido constantemente a discrecion del jeneral San Martin i de otros jefes, cuyo interes ha sido presentarlo al Perú en un pié tan insignificante i subalterno, que siempre por la nulidad de sus fuerzas todo el mundo le ha considerado como una parte accesoria al ejército de los Andes i destinado a llenar con sus soldados los vacíos de las filas de los otros ejércitos. Jamas se han dado reclutas suficientes a los cuerpos de Chile ni aun para mantener dos batallones completos, mientras que sus vacantes resultaban de los soldados que se estraian para el ejército de los Andes i el del Perú. «Una conducta depresora, tan constantemente sostenida, un olvido i ninguna proteccion a las fuerzas de Chile, al mismo tiempo que se prodigaban grados i distinciones a los que servian bajo cualquiera otro pabellon, ha contribuido en gran parte a que los chilenos, para poder hacer carrera, de

naturalmente sentia un alejamiento instintivo i rencoroso por los directores de la política peruana. Aun sin haber conocido esas discusiones, tenia a la vista un ejemplo de la suerte que se le aguardaba si no establecia de un modo claro su situacion respecto del Perú. Ese ejemplo era el ejército de Chile, que estaba en harapos, privado de moral, de prestijio, de disciplina, porque O'Higgins lo habia desatendido, entregándoselo como cosa propia a San Martin. Aparte de estas razones, habia otra. Parece indudable que el Libertador no queria que las fuerzas de Colombia se comprometieran en una campaña de éxito dudoso, que juzgaba desfavorablemente, i el jeneral colombiano interpretaba bien este sentimiento, oponiéndose por todos los medios a la salida a campaña de su division.

samparasen su bandera nacional i se constituyesen a prestar sus servicios en un pabellon estraño, así es que son innumerables los buenos oficiales que vinieron en el ejército de Chile i que hoi se hallan en los otros.

La conducta con la tropa ha sido aun mas pérfida, pues en todas las fuerzas que pertenecen a Chile (esceptuando la caballería venida últimamente) no se encuentran 100 chilenos, mientras que los cuerpos del Perú i los Andes, su mejor fuerza consiste en la tropa que de los batallones de Chile números 2, 4 i 5, i artillería se ha sacado para integrarlos. Tan autorizado i tan inveterado es el hábito de despojar a los cuerpos de Chile de los soldados chilenos, que no solamente lo hacian los jefes de los cuer pos veteranos, sino hasta las partidas de montoneras, como sucedió con una porcion de soldados granaderos del número 2 que escaparon de la derrota de Ica, los cuales fueron violentamente tomados por un comandante Aldao e incorporados a su montonera, i aunque reclamados por mí sin tener otro carácter en el ejército de Chile que el de jefe de un batallon, nada pude conseguir, i el comandante Aldao quedó con los soldados, apro vechándose de su insolente conducta.

Despues me hallaba de jefe del E. M. J. cuando el gobierno mandó disolver esta montonera, i habiendo separado los soldados que pertenecian al número 2 i remitido a su batallon, se me hizo el desaire de quitarlos segunda vez i pasarlos a Granaderos a caballo de los Andes, i a otro rejimiento del Perú. Debo indicar a VS. que desde el mes de abril del año pasado, en que fué disuelto el número 2 en Ica, hasta fines de octubre que salió en cuadro con nuestro ejército a Intermedios, no se le dió un solo hombre, mientras que en este tiempo se formaron tres batallones i se llenaron otros. No quiero estenderme en pormenores de esta naturaleza, porque no puedo considerarlos sin afectarme de la irritacion mas violenta por tanto envilecimiento, tanta degradacion i tantos disgustos que nos ha causado esta campaña del Perú. Basta decir a VS. que el número 2 tué des

En esta situacion se desarrollaron los sucesos que vamos a referir. Pocos dias antes de reunirse el Congreso, el jeneral San Martin ofició a Paz del Castillo por medio de Alvarado, avisándole que mui luego tendria lugar la partida del ejército; i siendo necesario, le dice, «emplear de las divisiones de que se compone, aquellas subdivisiones que se crean necesarias», le pregunta qué parte de la suya está pronta para espedicionar. Paz del Castillo le contestó, que tenia encargo del Libertador de no fraccionar la division, i que a lo menos cada brigada debia marchar siempre completa. Pocos dias despues salió la espedicion a Intermedios a cargo de Alvarado, llevando, a mas de las tropas peruanas, las débiles reliquias de las de Chile i de los Andes. Quedó en Lima el ejército que debia marchar al interior, i la division de Colombia que formaba parte de él.

pojado de su mejor tropa para formar el batallon de Piura (hoi núm. 2 del Perú) i-la caballería del Trujillo. El número 4 disuelto completamente i reemplazado con negros bozales para formar el batallon de Cazadores del Perú, i engrosar el rejimiento de Granaderos a caballo i el de Húsares. El número 5 i artillería han sufrido repetidas sacas para los indicados cuerpos i para las guarniciones de los buques de guerra del Perú; así es que los buenos soldados venidos en el ejército de Chile, son los que en el dia forman el ejército del Perú i caballería del de los Andes, mientras que los cuerpos de Chile no tienen un hombre capaz de ser cabo.

El jeneral San Martin tambien disolvió los cuadros que vinieron de Chile, de infantería i caballería, al mismo tiempo que formaba otros cuerpos bajo diferente pabellon con estos elementos. Hasta el dia estoi sufriendo la insolente arbitrariedad de los jefes de otros ejércitos, quienes, acostumbrados a despojar a nuestros cuerpos de los soldados que mejor les parecian, han escojido la mejor parte en Pisco de los del número 5. Estos insultos ha recibido solamente la bandera chilena, porque a los otros ausiliares se les ha guardado constantemente mil consideraciones.

<Debo en justicia espresar a VS. que la actual administracion, instruida por mí de estos atropellamientos, ha jirado las órdenes mas terminantes para que se devuelvan al número 5 estos soldados tomados en Pisco, i que me ha hecho las mas solemnes protestas de oir todas mis reclamaciones i de presentarme los recursos suficientes para reorganizar el ejército de Chile.

No se podria conseguir el infame plan de deprimir los sacrificios de Chile practicados en favor del Perú, si no se hubiesen presentado sus fuerzas en un estado tan insignificante a los ojos de los peruanos. Lamentábamos en silencio la humillacion de nuestra bandera, i dirijíamos nuestros es

« AnteriorContinuar »