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Se racionó a la jente i se disminuyó paulatinamente la porcion diaria, con perjuicio de la hijiene. El ejército llevaba en todo 48 caballos, porque calculaba encontrar en Arica una partida que se habia mandado comprar a Chile; pero cuando se embarcaron estos caballos en Valparaiso, no se tuvo el cuidado de amarrarlos i perecieron 80 en la travesía. Los demas llegaron en miserable estado.

Una parte del convoi tocó en Iquique, para dejar el cuadro del número 2 de Chile, que estaba destinado a reorganizarse en el pueblo de Tarapacá, el que pudo bajar a tierra porque el comandante de la plaza, a pesar de ser español, se habia pronunciado de antemano por la Patria.

De Iquique pasó esa seccion del convoi a reunirse con el resto, i los vientos del sur, que entorpecieron su venida del Callao, empujaron ahora las embarcaciones hácia Arica. Aquí se reunió la espedicion a principios de diciembre.

Al llegar al término de su largo viaje, el ejército se encontraba en una triste situacion. No tenia víveres, estaba fatigado, i miraba con zozobra el porvenir (5.)

(5) La carta siguiente da la impresion de este sentimiento en el ejército espedicionario:

EXCMO. SEÑOR DON BERNARDO O'HIGGINS.

«Arica, 12 de diciembre de 1822.

Amigo i señor de mi mayor respeto:

Hemos llegado con alguna felicidad a este puerto, aunque la navegacion ha sido penosa por demasiado larga. Ningun cuerpo ha padecido, esceptuando los batallones números 4 i 5, que entre los dos perderán mas de ciento cincuenta plazas. Ambos se apartaron i el número 5 ha sufrido mas, porque su navegacion ha sido cincuenta i nueve dias.

<Han sido insuficientes cuantos esfuerzos ha hecho el señor jeneral Cruz i yo para levantar el número 2. Despues de la malhadada jornada de Ica, le quitaron los pocos hombres que salvó, i fué necesario separar algunas plazas del número 4 i 5 para que pudiese formar un cuadro. En este estado ha permanecido desde el mes de abril hasta que nos hemos embarcado; mas ahora me lisonjeo que todos los cuerpos de Chile progresarán, porque ya no existe aquel sistema tan constante de depresion para mantenerlos en nulidad, a fin de que apareciese nuestro ejército al Perú como

II

El ejército real estaba mandado por jefes acreditados i valientes. Ocupaba el primer puesto en la jerarquía i en el respeto i consideracion de sus subordinados el Virrei La Serna, que residia en el Cuzco.

El Cuzco era el centro de la línea militar española, i el lugar mas apropiado por su abundante poblacion para reponer las bajas que causa la desercion en todo ejército peruano. La Serna podia, en cuanto era posible, dada la enorme estension de su línea militar, vijilar desde allí sus estremidades, que eran, por el norte Guancayo, por el sur el Alto Perú, i al frente la ciudad de Arequipa, paso obligado de todo ejército que se interna en el Perú por los puertos de Intermedios. En Guancayo

una parte mui lánguida i débilmente accesoria a las fuerzas que componian el ejército libertador. El ejército de Chile, desde que se embarcó en Valparaiso hasta el dia, ha recibido por todo vestuario el paño para una chaqueta i gorra de cuartel, i dos pantalones de brin.

«El cuadro del número 2 ha quedado en Tarapacá, formándose, aunque no podrá por lo pronto disciplinar la mitad de la fuerza que debe tener, por falta de armamento; pero luego que consigamos alguno pienso com. pletarlo.

<Aunque en el boletin que le acompaño se diga que hemos encontrado recursos, el hecho es que toda la costa está desolada, i que hasta la fecha casi todo el ejército está comiendo de los víveres que sacó del Callao. No podemos movernos hasta que nos lleguen los caballos de Chile, pues con dificultad hemos podido montar un escuadron en caballos. Entre mulas de carga i de silla tenemos como 350; pero lo que mas nos aflije son las subsistencias.

<Luego que el enemigo supo nuestro desembarco en Arica, ha situado la mayor parte de sus fuerzas en Torata, cuyo pueblo mora cuatro leguas de Moquegua. Lo mas sensible es que por falta de movilidad en nuestro ejército, le estamos dando todo el tiempo suficiente para que reuna cuan tas fuerzas pueda i destruya lo que crea pueda aprovecharnos.

Hemos sabido que la caballería i reclutas que usted nos enviaba habia llegado al Callao. Mucho temo que nos escamoteen o cambien la tercia parte de la jente: tal es el hábito que se tenia de despojarnos de soldados chilenos.

<Seria mui conveniente que Ud. nos enviara algunos oficiales subalternos para que fueran llenando el vacío que hai en nuestros batallones.

habia una division a cargo del jeneral Canterac, que cubria el valle de Jauja. El Alto Perú estaba a cargo de Olañeta, con escepcion de la Paz, en cuyo distrito mandaba en ese momento el jeneral Valdes. En Arequipa habia otra division a cargo del coronel La Hera, que habia sucedido al jeneral don Juan Ramirez i Orozco, despues que éste se embarcó para España, contrariado de que lo hubiera supeditado en el mando del virreinato el jeneral La Serna, que era ménos antiguo que él.

El Virrei estaba al corriente de lo que se proyectaba en Lima i de lo que se hacia. Supo a tiempo que se preparaba una espedicion al sur i tomó medidas para contrarrestarla. García Camba, que era entónces jefe de estado mayor en la division de Guancayo, i que pasó a servir con el mismo grado en la de vanguardia que mandaba Valdes, dice: «El Virrei La Serna no ignoraba el proyecto de los enemigos i sabia el estado en que la espedicion se hacia a la mar, de qué fuerzas se componia, cuál era su designio capital i el punto preferente de su desembarco; así fué que se preparó con mucho acierto para recibirla (6).» El Virrei ordenó al jeneral Canterac que le enviase al

<De Lima hemos tenido noticias poco favorables. Parece que aquellos habitantes corrian a carrera abierta a una anarquía; i si esta desgracia sucede, no dudo que Bolívar se apodere de ella. He visto cartas anunciando la leva rigurosa que está haciendo en las provincias de Quito i Guayaquil. Él se hallaba en Loja, i la division ausiliar de Colombia en contestaciones con el gobierno de Lima. Se notaba un flujo y reflujo de oficiales de Loja a Lima.

<El navío Franklin i la fragata de guerra francesa han cargado dos millones de pesos en Quilca, de los españoles. Cuarenta de éstos, entre ellos el jeneral Ramirez, han marchado para España en el Telégrafo, quien va convoyado por la fragata francesa hasta pasar la altura de Chiloé. Tambien se ha remitido ausilio al gobernador de esta isla, que dicen lo tomaron con bandera de Chile; pero lo mas cierto es que la proteccion del navío Franklin les ha proporcionado esta ocasion. La comportacion del comodoro americano no puede haber sido peor para nosotros.

<<Hace mucho tiempo que nada sabemos de Chile, i deseamos que Ud. i todo ese pueblo gocen de la felicidad que hasta aquí ha sabido merecer. Sírvase Ud. ponerme a los piés de las señoras i disponer de su mas apa. sionado amigo.

(6) Memorias, páj. 27, tomo II.

F. A. PINTO..

Cuzco dos batallones de infantería i dos escuadrones de caballería para colocarlos en aptitud de acudir al punto que amagase el ejército de Alvarado. Canterac, que sabia tan bien como el Virrei lo que ocurria en Lima, i que probablemente no ignoraba los tropiezos que habian impedido al gobierno peruano despachar en su contra el ejército del centro confiado a Arenales, excedió la órden i se puso él mismo en viaje para el Cuzco, llevando una division compuesta de los cuerpos siguientes:

Batallones Cantabria, e Infante don Cárlos, mandados por el jeneral de brigada don Juan Antonio Monet;

Dos escuadrones de Granaderos de la Union; i

Dos escuadrones de Granaderos de la Guardia.

Estas fuerzas se situaron por el momento en el Cuzco a la espectativa de los acontecimientos.

El valle de Jauja, con el resto de la division que lo guar necia, quedó a cargo del jeneral don Juan Loriga.

Al mismo tiempo que el Virrei llamaba en su ausilio una parte de las fuerzas de Guancayo, le ordenó a Valdes, que estaba en la provincia de la Paz, que se trasladara á Arequipa a tomar el mando de esa guarnicion, que tenia La Hera.

Esa division se componía del

Batallon Jerona, mandado por el coronel don Cayetano Ameller;

Batallon Centro, por el coronel don Baldomero Espartero; Tres escuadrones de cazadores montados, coronel comandante don Feliciano Asin i Gamarra;

Un escuadron de Dragones de Arequipa, a cargo del comandante don Manuel Horna;

Un escuadron de Dragones de la Union, comandante Pujol. Una compañía de zapadores, capitan Roldan, i algunas piezas de artillería (7).

El jeneral Valdes no tardó en cumplir la órden que habia recibido, trasladándose a Arequipa con su actividad característica. Habia pasado algunos meses en la provincia de la Paz persiguiendo las guerrillas patriotas del infatigable coronel

(7) GAROTA CAMBA, Memorias, páj. 27, II. tomo.

Lanza, que habia llegado a adquirir una gran celebridad por la guerra de montoneras que habia hecho durante largos años a los españoles. Valdes lo sorprendió en las Yungas, nombre jenérico que se aplica a las tierras bajas i calientes que hai en el fondo de los portentosos valles que sirven de estribos i contrafuertes a la altiplanicie por el oriente, i donde corren los rios que pertenecen a la hoya hidrográfica del Atlántico.

El Virrei se quedó en el Cuzco con los batallones Burgos i Partidarios.

Estas fueron las primeras medidas que adoptó el virrei La Serna al saber que se habia hecho a la vela la espedicion de Intermedios. Como aun ignoraba el lugar preciso de desembarco, esas medidas tenian el carácter de espectantes i defensivas. Habia colocado una vanguardia poderosa mandada por el mas activo de sus jenerales en Arequipa, cerrando el paso del Alto Perú, i dejado en observacion de Puno la division de Canterac, que representaba una segunda línea de defensa en apoyo de la primera, i él, quedándose en el Cuzco, se ponia a su vez en situacion de acudir sobre el punto que los acontecimientos le exijieran.

Valdés, que era la actividad misma, marchó a la costa con la mayor parte de la guarnicion de Arequipa, para acudir mas rápidamente sobre el lugar en que desembarcara el enemigo, i distribuyó su division así: colocó el batallon Jerona en el caserío de Torata, uno de los pasos mas frecuentados por los viajeros que van de Tacna a la Paz; el Centro en la aldea de Omate, situada en la prolongacion de la quebrada de Tambo hácia la cordillera, i él acampó en Moquegua con una compañía de Zapadores montados, los cinco escuadrones de caballería que tenia su division, i dos piezas de artillería, fuerzas todas que, por estar escalonadas a corta distancia, podian reunirse al primer amago de invasion. En esta situacion esperó la visita del enemigo.

El ejército que mandaba Alvarado llegó a Arica a fines de noviembre, i el 3 de diciembre estaba todo en tierra. Dijimos que antes de ir allí, Alvarado habia recalado a Iquique para desembarcar el batallon número 2 de Chile, que estaba mui escaso de fuerzas desde la batalla de Ica i que iba a completarse

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