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administración de la manutención, causa un perjuicio en extremo desfavorable á los valientes defensores de la república.

Los Comisarios de la convención anuncian que se carece de forrajes en el ejército; los miembros del comité de compras anuncian que tienen provisiones considerables en los valles de Louvain, que se dejan perder, porque no se quiere en modo alguno concederles almacenes, y que los comisionados de la manutención no los hacen conducir adonde se necesitan.

No puedo todavía concebir cómo, en un momento en que el interés público y la seguridad de la libertad exigen que nos unamos para vencer al enemigo, los intereses particulares y quizás el amor propio un poco atacado, dividan á los hombres. públicos, haciéndoles comprometer la seguridad de la subsistencia de nuestros hermanos que afrontan todos los peligros para defender nuestros intereses comunes.

No pudiendo ir yo mismo á Bélgica para comprobar la verdad de los diferentes informes que se me hacen, le pido á Vd., general, en nombre de la libertad y de la igualdad, en nombre de la república, de la cual se ha declarado Vd. uno de sus defensores, que otorgue protección y asistencia á todos cuantos se hallan encargados de las subsistencias.

Haga Vd. que se den almacenes á los comisionados del comité de compras, como ignalmente á los de la manutención. Haga Vd. comparecer ante su presencia á los primeros, y que le indiquen á Vd. los lugares donde se hallan las subsistencias que han comprado y las cantidades de éstas de que disponen; dé Vd., enseguida, órdenes á los comisionados de la manutención para que las recojan y conduzcan á todas partes donde se haga sentir la necesidad; dé Vd. órdenes para que se verifiquen los trasportes, y que una querella de interés y amor propio no cause de ningún modo la desorganización del ejército, ni exponga á nuestros bravos defensores á morir de hambre, ni comprometa en manera alguna la gloria de las armas de la república.

Cuando se haya Vd. asegurado de las cantidades de subsis

tencias compradas, y de los sitios en que se hallan, dígame Vd. enseguida, general, si son suficientes, dónde y cuántas es preciso comprar, y daré en el acto órdenes y enviaré fondos para que todas las necesidades se hallen aseguradas.

Se lo repito á Vd., general, me hallo vivamente afligido de la situación en que se encuentran en Bélgica las tropas francesas. Estoy resuelto á hacer cuantos esfuerzos dependan de mí y del deber de mi empleo para mejorarla, pero tengo necesidad de ser secundado: la reconocida probidad de Vd., su amistad con Petion, el puesto que Vd. ocupa, todo me induce á escogerle para que coopere conmigo á hacer el bien del ejército.

Escríbame Vd. amenudo, aun todos los dias, sobre la situación, su mejoramiento y sobre los medios que se deban tomar para conducirla al punto de tranquilidad y de seguridad en que debería estar desde hace mucho tiempo.

Firmado: PAche.

El general Dumouriez al general Miranda.

París, 10 de enero.

El ministro de la guerra, mi querido Miranda, le envía á Vd. el estado de las guarniciones, cuyo movimiento está convenido para acercarse á la Flandes marítima; lo que le refuerza á Vd. aproximadamente en diez mil hombres, de los cuales mil dos cientos á mil quinientos de caballería. Esta reunión se hace de Dunquerque por Ostende y Brujas, tirando hacia Gante. y Amberes. Es preciso que preteste Vd. el movimiento de acantonamientos sobre su izquierda para reforzar á Amberes con una brigada de infantería, sin sacar nada de este punto. Hé aquí

ahora de lo que se trata: La guerra por parte de Inglaterra parece casi segura. Su proyecto es apoderarse de la Zelandia. Para ello cuentan con nueve fragatas en Flessinguen, que llegarán dentro de poco, si ya no han llegado; entonces los Holandeses, deben declararse.

Éstos, según lo que dicen los patriotas, han evacuado ya á Venlo, donde los Prusianos deben poner una guarnición. Deben evacuar también á Maestricht, haciéndose reemplazar en dicho punto por tropas aliadas. Deben, por este medio, formar una reunión de unos veinte mil hombres para defender el interior desde Berg-op-Zoom hasta Nimegue, y suministrar un contingente para atacarnos por el flanco, de concierto con los Ingleses.

Como el Estatuder teme el espíritu revolucionario que fermenta con la mayor fuerza en todas las provincias, y especialmente en Amsterdam y en el Haya, hace fortificar la isla de Walcheren, donde proyecta retirarse con los estados y los jefes de las diversas administraciones, bajo la protección de la flota holandesa é inglesa. Se trabaja con la mayor rapidez en esta fortificación, que esperan tener dispuesta para dentro de quince días. Hé aquí ahora la resolución del Consejo; y como Valence va á París y Vd. está encargado interinamente del mando del ejército, hé aquí de lo que está Vd. encargado y lo que debe Vd. arreglar con el más profundo secreto:

1 Se da una licencia al general Bourdonnaye para que no entorpezca lo que Vd. tiene que hacer, y se ponen á disposición de Vd. todas las tropas de la Flandes marítima, para que una sola voluntad haga obrar á todas las partes. En Brujas tiene Vd. al general Deflers, que es muy bueno, á quien enviará Vd. sus órdenes y á quien encargará Vd. la disposición de las tropas en la Baja Flandes austriaca, mientras que Vd. encargará la de la Baja Flandes francesa al general Pascal, que manda en Dunquerque. Arregle Vd. las tropas de manera que pueda, en doce días á lo más, acercarse á la Zelandia y apoderarse de la Flandes

holandesa, mientras que hace Vd. entrar sus tropas en la isla de Zuyd-Beveland, y de aquí en la isla de Walcheren, de la cual quieren apoderarse, antes que el Estatuder tenga tiempo de refugiarse en ella, de ser fortificada y de que haya recibido guarnición. No hay tiempo que perder; y aunque los patriotas pretenden que los Zelandeses están preparados, que no hay en toda la Zelandia sino cincuenta y cinco compañías de infantería á lo sumo, de cuarenta hombres cada una, y ninguna caballería, y que por consiguiente no exige esta expedición más que 3,000 hombres, yo creo que se necesitan ocho batallones de infantería, la legión holandesa, la flotilla de Moultson y dos regimientos de caballería, ocho piezas de á doce, cuatro morteros, una compañía de artillería montada, y diez y seis piezas de batallón. Irá Vd. á Amberes, donde se le reunirán á Vd. los patriotas holandeses que deben llevarle á Vd. mapas, y guiarle, habiendo reconocido ellos mismos todas las facilidades de esta expedición. El ministro de marina da orden de preparar hornillos y parrillas en cada una de las tres lanchas cañoneras para poder disparar á bala roja. Estas tres embarcaciones hacen poca agua, y darán caza fácilmente á las fragatas, por la superioridad de su calibre de á veinte y cuatro, y por sus balas rojas. Tome Vd. como pretesto de su viaje á Amberes el empréstito de ocho millones de florines que debe Vd. hacer en dicha ciudad; como yo lo he preparado, exija Vd. severamente este empréstito, y anuncie Vd. á esta ciudad, á su clero y á su Bolsa que los Franceses no serán víctimas de la mala voluntad; que van á tomar como contribución lo que se dignan pedir prestado; que Vd. sabe quiénes son los capitalistas que tienen los fondos, y que á ellos es á quienes Vd. los tomará, siendo ellos dueños después de arreglarse con sus compatriotas para su reparto. Dígales Vd. que estoy trabajando para hacer derogar el decreto del 15, y que espero salir airoso; que en tal caso no serán sometidos sino á las condiciones de mi proclama; pero que, según esta proclama, en la que digo que se tratará como enemigas á las provincias ó

ciudades que perseveren en considerarse como súbditas de la casa de Austria, en conservar su antíguo gobierno, fundado en la esclavitud del pueblo y en la desigualdad de las órdenes, va Vd. á tratarles como país enemigo, anulando todos sus derechos, y en fin, tomándoles su dinero para indemnizarnos de los gastos de la guerra.

Haga Vd. que le den una lista de los capitalistas de Amberes; Ilámeles personalmente al Ayuntamiento, y guárdeles allí, no soltándoles sin que hayan tomado una resolución y cubierto el empréstito, ya de grado ó por fuerza. Si de buen grado, cobre Vd. enseguida dos millones de florines, para los gastos de la expedición. Si por la fuerza, impóngales cincuenta mil florines á unos, á otros más, y á otros menos, según sus facultades, y hágales pagar dentro de ocho días, teniéndolos vigilados en sus casas. Haga Vd. lo mismo con el clero, pero separadamente del comercio.

Durante esta operación de rigor, única que puede salvar al ejército francés y á la Bélgica, trabaje Vd. con los patriotas holandeses en combinar el plan, y en hacer practicar reconocimientos de los pasos que puedan conducir desde Amberes al Zuid-Beveland; tome datos precisos sobre los trabajos de la isla de Walcheren y reuna Vd. sus tropas en el punto de Amberes, para llegar allí, en día fijado, y también para salirse. No ponga Vd. en su confidencia más que á Thowenot y á Ruault, para ayudarle en la confección de este plan de invasión, que debe ser muy rápido para adelantarse á los Ingleses que nos entretienen. Yo me reuniré á Vd. secretamente en Amberes dentro de pocos días, y es preciso que todo esté preparado, y que de grado ó por fuerza, tenga Vd. al menos dos ó tres millones de florines en su caja.

Arregle Vd. también en su plan que Deflers reuna en Brujas cuatro á cinco mil hombres de infantería, con cuatro piezas de á doce, mil dos cientos hombres de caballería, dos morteros, dos cañones de á cuatro por batallón, y que se encamine con la

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