EJÉRCITO DE VENEZUELA ESTADO que manifiesta la fuerza que lo compone hoy día de la fecha ala 15 26 Lanceros de Turme- ro y villa de Cura. División de reserva 25 200 253 200 TOTAL DE INFANTERÍA: 197 230 47 371 3.303 3.979 2.277 1.391 783 CABALLERÍA. 22 192 224 4 20 28 A A D 8 90 101 33 33 ོརྦ ཆེ ལྔ R 2 57 137 90 28 20 92 100 62 100 32 Cuartel general de la Victoria, julio 25 de 1812. V. B. JOSÉ MIRES. SANTIAGO VALDÉS EJÉRCITO DE VENEZUELA RELACIÓN de los individuos que han desertado de los puestos en que estaban destinados desde el 24 en la noche, hasta hoy día de la fecha. XXIV DESPUÉS DE LA CAPITULACIÓN Juan E. Ayala al general Miranda. Ciudadano generalísimo: Antímans, 27 de julio 1812. Yo tengo el honor de anunciaros en nombre de este ejército que he llegado aquí con él, en consecuencia de las órdenes del general Brigadier Pineda, comandante interino. Vos habréis sido instruído del consejo de Guerra celebrado en la Victoria, relativamente á vuestra marcha repentina y no esperada del ejército y en consecuencia de las diferentes relaciones que han circulado y las apariencias de tumulto causado por aquel suceso. Hemos recurrido entonces á este consejo, como el medio más juicioso en aquel lance y en las actuales circunstancias, convocado bajo todas las formas conscriptas en el servicio para una urgencia tan extraordinaria, vuestros amigos los más confidenciales que estaban presentes en esta junta han confesado que ellos ignoraban vuestros movimientos y vuestras intenciones, y que á ellos se les ocultaban tanto como á cualquiera oficial del ejército. Hemos conservado una copia formal de este procedimiento firmada por todos los oficiales superiores del ejército que se hallaban presentes, exceptuando dos de ellos, el uno de los cuales aprobó plenamente nuestra conducta, aunque no firmó, lo que es muy fácil de comprobar. Entre tanto por estas razones yo os suplico en nombre de todos los jefes de este ejército que se hallan presentes, como asimismo en nombre de aquellos que firmaron el consejo de la Victoria, suspender vuestra opinión relativamente á este asunto hasta que hayáis visto nuestro procedimiento, que os será comunicado oportunamente, y hasta que hayáis escuchado los individuos que colectivamente compusieron esta junta. Hemos sido engañados en un punto esencial por una autoridad, de quien menos podíamos esperarlo, á saber por el supremo Poder Federal, quien nos ha dado á entender en la dicha reunión que la conclusión final del armisticio, ó suspensión de armas ú hostildades, dependía enteramente del gobierro provincial, que después de nuestra llegada á este pueblo hemos sabido no se halla en el ejércicio de sus funciones. Bajo este dato, como todos los poderes están reunidos en vuestra persona, nosotros esperamos solamente recibir y ejecutar vuestras órdenes, deseando por esta conducta probar que hasta el último momento nuestra absoluta resignación al bien del servicio y de la patria han influido sobre nuestras operaciones, y que ella será la misma en lo sucesivo, entre tanto que tenemos el honor de desempeñar como debemos nuestros empleos, no dudando que en la futura vuestra dejaréis aparte todo motivo de una naturaleza personal, y que no seréis arrastrado por representaciones individuales. El tiempo y la verdad os probarán los individuos más dispuestos á servir nuestra causa que tanto han jurado defender, mientras dure nuestra existencia. Vuestra respuesta se espera con la impaciencia que los acontecimientos actuales inspiran, sobre todo si se creen las noticias, de que el enemigo avanza. Por tanto esperamos os sirváis comunicarnos vuestras órdenes. Dios os guarde. Antimano y julio 27 de 1812. Por encargo de todos los jefes del ejército, J. E. AYALA. XXV EN LA PRISIÓN Memorial dirigido por el general Francisco Miranda á la Audiencia de Caracas. D. Francisco Miranda, natural de la ciudad de Caracas, con el debido respeto, á V. A. representa : Que después que por el largo espacio de cerca de ocho meses he guardado el silencio. más profundo, sepultado en una oscura y estrecha prisión y oprimido con grillos después que he visto correr la propia suerte á un número considerable de personas de todas clases y condiciones después que ante mis propios ojos se han representado las escenas más trágicas y funestas: después que con un inalterable sufrimiento he sofocado los sentimientos de mi espíritu; y finalmente, después que ya estoy convencido de que por un efecto lamentable de la más notoria infracción, los pueblos de Venezuela gimen bajo el duro yugo de las más pesadas cadenas; parece es tiempo ya de que por el honor de la nación española, por la salud de estas provincias y por el crédito y responsabilidad que en ellas tengo empeñadas, tome la pluma, en el único y preciso momento que se me ha permitido para reclamar ante la superior judicatura del país, estos sagrados incontestables derechos. Llenaría muchas páginas, si fuese á ejecutarlo con la especificación de cuantos sucesos han ocurrido en esta ominosa época; así sólo me contentaré con exponerlos bre |