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Era su poblacion de cuatrocientos doce blancos, doscientos ochenta y dos libertos y cinco mil setecientos cuarenta y dos esclavos. Las parroquias de Gros-Morne y San Luis que eran la décimanovena y la vigésima, estaban situadas en llanos y montañas, y dedicadas al cultivo del añil. Contaba la primera cuatrocientos cincuenta blancos, doscientos ochenta libertos y cuatro mil esclavos, y la segunda pertenecia casi toda á libertos que entretenian en ella veinte y cinco añilerías, sesenta cafetales y gran número de estancias cuyos productos remitian al Guarico.

La isla de la Tortuga cubre toda la costa de la parroquia de San Luis y el canal que forma es de seis mil toesas de ancho. En aquel sitio se sublevó un negro español llamado Padre Juan, que se incorporó en la Tortuga con los filibusteros en 1679, despues de haber asesinado á la poblacion blanca. Fué muerto por los filibusteros.

La parroquia de Port-de-Paix era la última del departamento. Situada á continuacion de la pequeña de San Luis y frente á la isla de la Tortuga, sobrepujć en importancia á Port Margot despues del establecimiento en la isla de los filibusteros.

Los gobernadores filibusteros, aunque debian residir en la Tortuga, vivieron casi siempre en Port-de-Paix ó valle de las Delicias, poblacion que fué aumentándose con emigrados de las Antillas menores de tal modo, que era ya considerable bajo el gobierno de Mr. Cussy, quien fabricó una casa en ella y defendió el puerto con una batería de veinte cañones. En 1685 era ya la capital francesa de Santo Domingo; pero en el de 1690 la destruyeron como á todas las poblaciones del Guarico los españoles por tierra y por mar los ingleses, invasion que dió por resultado la batalla campal librada en la parroquia de Limonade en que murieron el gobernador Cussy, el teniente rey Franquesnay y todos los empleados públicos excepto los que fueron llevados como prisioneros á la ciudad de Santiago, entre los cuales se encontraba Madame de Graff, mujer del célebre corsario Lorencillo, de cuyas hazañas hemos dado noticias en otro lugar.

Existian en esta parroquia minas de carbon y de hierro negro. Frente á las últimas parroquias estaba, como hemos dicho, la isla de Tortuga que dista treinta y siete leguas de la punta de Maisí en Cuba y catorce del Guarico. Debe su celebridad á que fué la cuna de los filibusteros. El rey de Francia la cedió á Madame Montrevel, hermana del duque de Choisenl, y sus herederos la cedieron á Mr. Labatut.

Este departamento como los otros dos, estaba gobernado por un vice-comandante inmediatamente subordinado al Gobernador general y al Intendente que proveian en todo lo concerniente al gobierno de la colonia. En cuanto á lo militar, eclesiástico, real hacienda y marina, seguia el mismo régimen que los del O. y S.

En el año anterior á la revolucion se introdujeron en la colonia diez y siete mil seiscientos setenta y cuatro negros varones, ocho mil @iento cuarenta y seis hembras, seis mil quinientos veinticinco

párvulos varones y dos mil novecientos diez y seis hembras en seissientos sesenta buques.

A ella concurrian con mas frecuencia los buques de la América del Norte y en el año de 1789 entraron en sus puertos seiscientos ochenta y cuatro con harinas, provisiones saladas, mantecas y manufacturas inglesas. De Cartagena, Caracas, Puerto Belo, Honduras, Trujillo, Rio del Hacha, Vera Cruz, New Orleans, Florida, Puerto Rico, Habana, Cuba y Sancti Espíritu vinieron por valor de tres millones. El comercio con Europa empleó aquel año 780 buques.

De la parte española de Santo Domingo, eu que estaba prohibido el comercio, entraron 40000 reses y 3000 caballos y mulos que compró la colonia francesa con sus productos agrícolas.

Haremos, por último, un resúmen de las producciones del comercio del Guarico en el año de ochenta y nueve de funesta recordacion. Es como sigue:

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A que se añade el comercio de muebles y fábricas caseras estimadas en algunos miles de pesos.

Tambien hubo este año una considerable importacion de negros africanos, pues salieron hasta ciento diez y nueve buques grandes de las costas de Francia para Africa que condujeron treinta y cinco mil doscientos sesenta y cinco esclavos. En conclusion, el co

mercio de aquel pueblo se estimaba en la cantidad de más de nueve millones de libras esterlinas.

Esta colonia francesa fué administrada, en los principios del establecimiento de los filibusteros, por jefes elegidos por ellos mismos. Protegidos mas tarde por la corte francesa se nombraron á la vez y sucesivamente para gobernadores é intendentes administradores los que figuran en el Apéndice.

Tal era el estado de esta bella region, que no tenia rival en el mundo. Eran sus habitantes los mejores agricultores del Nuevo Mundo, y competian en lujo y en riqueza sus fincas ó habitaciones como ellos las llamaban; siendo casi todas ellas propiedad de los principales señores de las cortes de los Luises (XIV, XV y XVI.) Pero llegó en esto el ominoso año de 89 y dejóse oir la tremenda voz de la revolucion; de la cual trataremos en el capítulo siguiente.

CAPITULO IX.

Revolucion francesa.

Conmocion y trastornos debidos al nuevo órden de cosas establecido en Francia, al proclamarse la república. Autorizacion á los colonos para que formasen juntas parroquiales. -Quejas de los mulatos porque se les negaba la igualdad política.— Asamblea general en Puerto Príncipe.- Desenfreno de las pasiones. -Los mulatos Ogé y Chavanne insurreccionan á los de su raza.-Son desbaratados por los republicanos. Se refugian en la parte española, cuyo gobernador los entrega; y son condenados á muerte y ejecutados. Sucesos relativos al Coronel Mauduit. Restitucion forzosa de una bandera quitada á la Guardia nacional, y muerte desastrosa del coronel.-Origen y principios de la revolucion de los negros. Providencias precautorias del Capitan General de la parte española, que establece un cordon de tropas en la frontera mandadas por un jefe entendido.

STRECHAS eran las relaciones que existian entre Francia y su colonia predilecta de Santo Domingo, á fines del siglo XVIII. Las mismas causas, pues, que levantaron la monarquía á la mas alta prosperidad y la sumieron en la abyeccion mas profunda, debian determinar en la colonia idénticos resultados. Sufrieron ambas á la par los vaivenes y trastornos que produjeron las ideas filosóficas de la época. A la manera que un buque remolcado está sujeto á los mismos movimientos que el que lo guia; así la parte francesa de Santo Domingo experimentó las violentas peripecias por las cuales estaba pasando su metrópoli. Las mismas causas que promovieron en Francia la reunion de los notables, hicieron surgir las juntas provinciales de la colonia. La disminucion 'de las rentas y el aumento de la deuda en Francia, provinieron de la desorganizacion de los elementos productores y lo mismo sucedió en Sarto Domingo: á la liberalidad en las cargas siguió la opresion mas odiosa; á la igualdad en los derechos políticos, las mas repugnantes distinciones. A la vez que Francia decaia y su riqueza se desmoronaba, la parte moral se resentia de las doctrinas propagadas por los enciclopedistas del siglo pasado. Esas doctrinas cayeron en Santo Domingo en terreno inculto, dando pábulo á las pasiones mas violentas y tumultuosas.

Habia llegado la época de los desagravios y tambien de las pre

tensiones exorbitantes. Proclamada la república en Europa, resonó su clarin revolucionario en América, donde las aspiraciones eran mas ardientes y complejas; y el vértigo se comunicó á todas las clases. Los colonos blancos reclamaron el alivio de las contribuciones; los mulatos pretendieron obtener derechos civiles iguales á los blancos, y la poblacion esclava pidió de voz en cuello su entera emancipacion.

La clase blanca, que era la mas ilustrada, y la que podia formular sus peticiones con mas franqueza, tenia graves quejas contra Luis XVI. Decíase que habia gobernado la colonia con leyes injustas y poco equitativas, y se recordaba que nunca sus antecesores abrumaron á la colonia cou impuestos fiscales como verbigracia el papel sellado, alcabalas &; que los empleos se daban gratúita é indistintamente á franceses é indianos, y que hasta ahora no se habia sufrido otro gravamen que el impuesto de cousumos sobre las fincas urbanas y exportacion de frutos del pais. A estas ventajas se atribuia que se hubiera elevado la colonia á tal grado de esplendor y prosperidad que otra ninguna en el mundo se le igualaba; pues remitia á Europa anualmente productos por valor de ciento ochenta millones de libras tornesas, fruto del trabajo de setecientos mil esclavos, dirigidos por cuarenta mil blancos y de una mitad más de mulatos y negros libres en su limitado territorio.

El fisco, dispuesto naturalmente á plantear medidas convenientes para el aumento de las rentas, era mal mirado de los colonos desde que sus productos se convirtieron en presa de los empleados superiores. Si se habian dedicado cantidades fijas en tiempos anteriores á cubrir las urgentes necesidades del gobierno, veíase ahora que la rapacidad de los cortesanos era la única tasa y medida de la exaccion. Diariamente crecian las necesidades y los pedidos, y se multiplicaban los abusos necesarios para satisfacerlos. No habia riqueza que colmase la insaciable codicia de los cortesanos, que alucinaban á un rey débil con exagerados y falsos informes. Tal era el estado de las relaciones de Francia con su colonia. Devoradas las rentas de la nacion por la corrupcion de la corte y decayendo visiblemente todo el reino, tenian que apelar los hombres de Estado á las riquezas de la colonia de Santo Domingo, cuyos recursos debian servir para cubrir el déficit de la metrópoli. La madre se arruinaba, y debia acudir en su auxilio la hija opulenta. Y ¿qué podian influir las mas oportunas reflexiones, las representaciones mas sumisas en unos ministros transitorios que veian bajo sus pies un abismo? Temiendo cada dia su reemplazo, echaban mano de todo lo que pudiera sacarlos del apuro del dia y enriquecerlos, prestándose á cualquiera iniquidad con tal de que se les conservase en sus puestos. No podian ignorar que debia la colonia su adelantamiento á cierta juiciosa holgura de que habia disfrutado, como todas las colonias de América; política adoptada por las naciones europeas como único medio de hacerlas ricas y florecientes: pero solo veian los tales ministros á los colonos graudes propietarios nadando en oro, y cayó sobre la parte francesa

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