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cuerpo de siete mil negros, fué deshecho, desarmado y castigado horriblemente.

Este acto de rigor cimentaba su terrible dominacion durante este triste período que fué uno de los mas calamitosos para la colonia.

Se rompieron entonces las hostilidades entre Francia é Inglaterra, y esta noticia aumentó el poder de Dessalines Los regimientos negros que servian bajo las órdenes del Gral. Leclere, desertaron y unidos á Dessalines asaltaron á la vez todas las plazas fuertes. Las tropas francesas tuvieron que replegarse. Entonces se presentó en la costa la flota inglesa que interceptando el paso, privó al ejército francés de todo socorro de parte de Europa.

En tan crítica situacion se hizo imposible la defensa. Los sesenta mil negros que mandaba Dessalines estaban perfectamente armados, y obligaron á las plazas á ir capitulando sucesivamente. El Môle de San Nicolas y Puerto Príncipe fueron de los últimos, Eu el Guarico llegó á su término la expedicion del Cónsul Bonaparte. Dessalines, Cristóbal y Clerveaux expidieron entonces la proclama que ya se conoce.

Semejante proclama, astuta y maliciosa, produjo el efecto que él esperaba; y muchos colonos á quienes habia alejado el terror, volvieron á sus hogares, y los que tuvieron bastante valor para permanecer quedaron satisfechos y tranquilos confiando en estas falaces promesas. Infelices víctimas! ¡Con qué seguridad y con cuánta confianza volvieron á sus hogares los ausentes y á tranquilizarse en la colonia los presentes, bajo el cuchillo que debia degollarlos! Se aparentó un principio de justicia con el establecimiento de tribunales que oian las acusaciones, y sentenciaban sin apelacion, para señorearse del territorio acéfalo que componia antes el departamento de Samaná que habia abandonado el General Ferrand para fortificarse en Santo Domingo, envió un grueso ejército que destruyó y taló las ciudades y los campos como ya hemos referido.

Vistos estos resultados, era muy natural que todos los negros reconociesen el mérito que habia contraido Dessalines con la expulsion de los franceses y su arreglo con la nacion inglesa, y engañados por las apariencias provocaron una junta general de todos los jefes militares en la que acordaron el acta siguiente, que se publicó en el mes de mayo de 1804:

"Nosotros, generales y jefes del ejército de Haití, convencidos y plenamente satisfechos de los beneficios que nos ha hecho el General en jefe & &. Dessalines, protector y defensor de nuestros derechos y nuestra independencia, le declaramos y nombramos, en nombre del pueblo á quien ha hecho feliz, Gobernador General vitalicio de Haytí; y juramos de buena voluntad que prestaremos ciega obediencia á las leyes que nos impasiere como emanadas de la primera y suprema autoridad que reconocemos en él. Asimismo le conferimos el poder para hacer la paz, declarar y sostener la guerra, y nombrarse sucesor."

Principió entonces el reinado del terror en toda la colonia, y en

vano se esperó el cumplimiento de las ofertas hechas en las proclamas anteriores.

Contaba con una poblacion de 400000 almas, un ejército aguerrido de 20000 infantes y 2000 hombres de caballeria, pero duró poco sn reinado.

La ferocidad de su carácter y el recuerdo de sus sanguinarios hechos durante la revolucion, le habian concitado muchos enemigos ocultos que le odiaban, y aprovecharon la ocasion de un encuentro con las tropas del mulato Pétion que no queria someterse á Dessalines, para libertarse de él. En un momento favorable, un jóven de 22 años de sus mismos soldados, le disparó un tiro certero. Quedó la tierra libre de ese monstruo, y desorganizadas las huestes salvajes que mandaba el titulado Gobernador General de Haití.

CAPITULO XVI.

Diversas formas políticas en que estaba dividida la parte antes francesa de la isla de Santo Domingo.-Organiza Ferrand la parte oriental ó española.--Continúan las emigraciones.-Declara España la guerra á la República Francesa, y se suscita la idea de la Reconquista. --Don Juan Sánchez Ramírez, su caudillo.—Sale Ferrand de la Capital: batalla de Palo-Hincado.-Sitio de la ciudad de Santo Domingo por los dominicanos. -- Instrucciones de D. Toribio Montes, Gobernador de Puerto Rico.-Célebre Junta de Bondillo, la cual, en representacion del país, aunque en nombre de Fernando VII, confiere el título de General en jefe á D. Juan Singhez.-Cruzero de los ingleses por delante de la plaza en ayuda de los sitialores.—Escaramuzas y recios combates entre franceses y dominicanos.—Miseria de la plaza y bombardeo de ella por los ingleses.-Desembarco del Mayor General Sir Hugh Lyle Carmichael en Palenque.-Reconoce las for tificaciones de la plaza.-Sus notas al cantillo de la Reconquista.Conciertan el asalto de la ciudad: notas de! General inglés acerca de esto.-Barquier pide un armist cio y capitula el 9 de julio de 1809. -Entrada de las tropas inglesas y dominicanas en la Capital.-Burquier da un banquete á los jefes de ellas y se embarca para Francia, --Toma Don Juan Sánchez posesión del gobierno, y dú cuenta á la Suprema Junta Central de Sevilla.-Estipulaciones entre el Mayor General inglés y Don Juan Sánchez, por las cuales se conzedian ciertas ventajas á los ingleses en agradecimiento de su cooperación durante el sitio.

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ETION se mantenia en los departamentos del Oeste y Sur presidiendo un gobierno republicano, de conformidad con sus convieciones políticas que habia formado en Francia,donde habia recibido su educacion y adquirido algunos conocimientos y el título de ingeniero civil. Ejerció con lucimiento su profesion; y en las revueltas de los últimos años alcanzó renombre como el más valiente entre los mulatos, despues del General Clervaux que acababa de morir. Curioso era, durante este período, el espectáculo de tantas formas políticas como existian entonces en la relativamente corta extension de una isla. Una provincia del imperio francés en el Este, gobernada por el General Ferrand, enya capital era la antigua y privilegiada cindad de Santo Domingo; en el Norte un reino habitado por negros bajo el cetro del General Enrique Cristóbal, con el Guarico por Capital; en el Oeste una república de mulatos cuyo Presidente era Pétion y su capital Puerto Príncipe; en el centro un

estado independiente constituido por negros y regido por uno de los favoritos de Toussaint llamado Felipe Dos, seccion que ocupaba el Mirebalais y mas tarde se incorporó á la República; y finalmente, otro constituido por mulatos en el Sur, gobernado por Rigandy Borgella, enya capital era Los Cayos y el cual tambien se anexó á la República, sin contar el palenque ó agrupacion de africanos bozales bajo las órdenes de Goman en Jeremías, al extremo de la península que forma la punta suroeste de la isla.

Habíase propuesto el General Ferrand organizar definitivamente el territorio del Este ó antigua parte Española, hasta que se restableciese la paz, y se hallaba revestido con poderes extraordinarios. Promovió el corso, tanto en el puerto de Santo Domingo como en el de Santiago de Cuba, valiéndose para ello de los franceses allí residentes, y por este medio facilitó las relaciones mercantiles. Tambien procuró revivir la actividad en el puerto de Samaná, y con este objeto se empezaron á fomentar cafetales, siendo uno de los mas notables el que fundó Mr. Chesfontayne, caballero de Malta, y agricultor muy entendido.

Continuaban sin embargo emigrando muchas de las familias españolas, aunque las que permanecieron en el país no fueron desatendidas, antes bien tuvieron motivos para encomiar el bondadoso carácter del General Ferrand, enya conducta fué siempre moderada y juiciosa; pero en 1808, recibió noticia oficial de ia declaracion de guerra que hacia á Francia la nacion española, y este acontecimiento á qué dió márgen la traicion del Emperador Napoleon y el seenestro de la familia real de España, despertó profunda indignacion y exaltó el sentimiento nacional en el pecho de los dominicanos. Algunos de estos, emigrados en Puerto Rico, proyectaron enseguida la reconquista de la antigua parte española para someterla de nuevo al dominio de España. Fué el alma de este levantado y patriótico pensamiento, y el que habia de llevarlo á cabo con extraordinaria fortuna y eterna gloria para su nombre, Don Juan Sanchez Ramirez, hacendado, natural de la villa de Cotuy, que desde Puerto Rico observaba el curso de los sucesos y hacia tiempo que revolvia en su mente la idea de libertar á su patria del yugo francés y restituir á la metrópoli su antigua colonia.

Don Juan Sanchez, nacido en 1762, de una distinguida familia, habia sido Corregidor de su villa natal y ejercido otros cargos importantes desde muy jóven. Rotas las hostilidades entre las dos colonias colindantes á consecuencia de la guerra entre España y Francia, Sanchez Ramirez acudió á la frontera capitaneando una compañía de lanceros que mantuvo á su costa, y en los combates que libraron españoles y franceses, aliados los primeros con las tropas negras de Juan Francisco y Biasson, se señaló como guerrillero astuto, entendido y valiente. La cesion de la parte española de Santo Domingo á Francia, exasperó á los patriotas, que estaban mirando la impotencia de esa nacion para conservar el nuevo dominio y preveian la absorcion haitiana. Retiráse á su hacienda, protestando contra los hechos consumados; y cuando vió que su prevision no era fallida,

y á Toussaint L'Ouverture tomar posesion de la parte española en nombre de Francia, llegó al colmo su desesperacion, la cnal continuamente le sugeria planes y maquinaciones encaminadas á la reconquista del suelo patrio y la nacionalidad primitiva. Desalojados los haitianos y recuperada la colonia antes española por el gobierno francés en 1802, Sanchez continuó, durante la administracion de Ferrand, conspirando sigilosamente, excitando á sus compatriotas para aprovechar el momento favorable, y poniéndose de acuerdo con otros dominicanos adictos á España y dispuestos á deshacer á todo trance el vergonzoso convenio de Basilea, entre los cuales merecen especial mencion D. Andrés Muñoz, ilustre hijo de Santiago de los Caballeros, D. Ciriaco Rumirez, vecino de Azna, y un tal Sarmiento, del Seibo. Trasladóse D. Jaan Sanchez á Pto. Rico en donde residian muchos dominicanos, quienes acogieron con entusiasmo sus planes, y obtuvo de su Gebernador el Brigadier D. Toribio Montes, el ofrecimiento de auxilios y recursos para el momento oportuno. Fueron denunciados semejantes manejos al General Ferrand, quien al retorno de Sanchez, le llamó á la Capital procurando disuadirlo ó amedrentarlo; pero éste esquivó astutamente el peligro, y fugó á Pto. Rico, activando allí sus preparativos de reconquista, al llegará su noticia los sucesos de Bayona y de la alianza de Inglaterra y España contra Francia, y comisionó á Salvador Félix y á Cristóbal Hubert para que promoviesen el alzamiento en nombre de Fernando VII y proclamasen la soberanía española en Santo Domingo. Cuando Sanchez desembarcó en la costa del Jobero, ya habian empezado á moverse los conjurados, y así fué que al entrar en el Seibo, logró á duras penas librarse de ser cojido por el destacamento que á las órdenes del coronel Manuel de Peralta envió allá Ferrand para hacerle prisionero.

De oculto recorrio el caudillo los dos departamentos, poniéndose de acuerdo con sus antiguos amigos y con los conjurados de Santiago, La Vega y el Cotuy. La insurreccion estalló al fin en la costa del Sur capitaneada por los jefes encargados para ello, D. Salvador Félix y Don Cristóbal Hubert Franco los cuales fueron denunciados por D. José Laxara; pero esto no obstante, el movimiento revolucionario se propagó hasta Azua y Neyba, adhiriéndose á él con su gente Ciriaco Ramirez y su cuñado Manuel Gimenez. El General Ferrand envió al coronel Ansenac con tropas para sofocar el alzamiento; mas fué rechazado y tuvieron los franceses que replegarse á Azna. Envalentonados los dominicanos, posesionáronse de Azua, Las Matas y el Corojo, y en vano el valiente coronel Ausenac entregó al incendio las posesiones cercanas al pueblo, y dió un asalto en Sabana Mula. Unióse á los paisanos sublevados Don José Espinosa, y se apoderaron de Javara (2) en Santiago. Don Agustin Franco de Medina, dominicano adicto á Francia, no cesaba de dar avisos respecto á la desconfianza que le inspiraban el cura, Don Marcos Torres, Don Diego Polanco, Estevez y Molina, denunciando al mismo tiempo á D. Jnan Sanchez Ramirez, D. Miguel Alvarez y D. Miguel de los Santos, cabecillas de la insurreccion, de

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