Antología de Poetas Hispano-americanos Publicada Por la Real Academia Española: Cuba. Santo Domingo. Puerto Rico. Venezuela

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Marcelino Menéndez y Pelayo
Est. tip. "Sucesores de Rivadeneyra", 1893
 

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Página 287 - Divina Poesía, tú de la soledad habitadora, a consultar tus cantos enseñada con el silencio de la selva umbría, tú a quien la verde gruta fue morada, y el eco de los montes compañía; tiempo es que dejes ya la culta Europa, que tu nativa rustiquez desama, y dirijas el vuelo adonde te abre el mundo de Colón su grande escena.
Página 30 - Al despeñarse el huracán furioso, al retumbar sobre mi frente el rayo, palpitando gocé...
Página 20 - En tal contemplación embebecido sorprendióme el sopor. Un largo sueño de glorias engolfadas y perdidas en la profunda noche de los tiempos descendió sobre mí. La agreste pompa de los reyes aztecas desplegóse a mis ojos atónitos. Veía entre la muchedumbre silenciosa de emplumados caudillos levantarse el déspota salvaje en rico trono, de oro, perlas y plumas recamado...
Página 31 - ¿Por qué no miro Alrededor de tu caverna inmensa Las palmas ¡ay! las palmas deliciosas, Que en las llanuras de mi ardiente patria Nacen del sol a la sonrisa, y crecen, Y al soplo de las brisas del Océano, Bajo un cielo purísimo se mecen?
Página 33 - ¡Asombroso torrente! ¡Cómo tu vista el ánimo enajena y de terror y admiración me llena! ¿Do tu origen está? ¿Quién fertiliza por tantos siglos tu inexhausta fuente?
Página 300 - Tú das la caña hermosa, de do la miel se acendra, por quien desdeña el mundo los panales; tú, en urnas de coral, cuajas la almendra que en la espumante jicara rebosa...
Página 107 - Te amé, no te amo ya: piénsolo al menos: ¡ Nunca, si fuere error, la verdad mire ! Que tantos años de amarguras llenos Trague el olvido ; el corazón respire. Lo has destrozado sin piedad : mi orgullo Una vez y otra vez pisaste insano Mas nunca el labio exhalará un murmullo Para acusar tu proceder tirano. De graves faltas vengador terrible , Dócil llenaste tu misión: ¿lo ignoras?
Página 101 - Mísero esclavo de tirano dueño, tu gloria fué cual mentiroso sueño, que con las sombras huye! Di, ¿qué se hicieron ilusiones tantas de necia vanidad, débiles plantas que el aquilón destruye?" "En hora infausta a mi feliz reposo, ¿no dijiste, soberbio y orgulloso: quién domará mi brío? ¡ Con mi solo poder haré, si quiero, mudar de rumbo al céfiro ligero y arder al mármol frío!
Página 308 - ¡Ah! desde el alto asiento, En que escabel te son alados coros Que velan en pasmado acatamiento La faz ante la lumbre de tu frente (Si merece por dicha una mirada Tuya la sin ventura humana gente), El ángel nos envía...
Página 19 - Volví los ojos al volcán sublime, que velado en vapores transparentes, sus inmensos contornos dibujaba de occidente en el cielo. ¡Gigante del Anáhuac! ¿cómo el vuelo de las edades rápidas no imprime alguna huella en tu nevada frente?

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