Poesiás, series y humoriśticas

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Sucesores ed Rivadeneyra, 1917 - 398 páginas
 

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 12 - Es un poeta natural. En prosa y en verso, es siempre el mismo. El escritor y el hombre son, lo que deben ser, enteramente idénticos. Nace de esta naturalidad y candidez, y de las varias y aun opuestas tendencias del día, lo inseguro y vacilante que suele encontrarse el corazón aun en los instantes de más fervoroso entusiasmo y de más arrebato poético. Solicitada el alma por diversas esferas de atracción, viendo a las claras el pro y el contra de lo que sostiene, acostumbra refugiarse en la...
Página 12 - Alarcón son las que expresan dicho estado del alma. Nada hay nuevo en el mundo, y dicho estado, y la poesía que de él nace, no son nuevos tampoco. Apenas hay poeta lírico, ni aun en los tiempos más remotos, que no deje en ocasiones traslucir la ironía, que no tenga su punta de humorístico, á veces en las composiciones más graves.
Página 143 - Lo que quiere decir que, aunque dormías, dormías tan turbada y tiernamente, que una rosa entreabierta parecías. la que te ofrezco venturosa vida. Suspensa, enternecida, amorosa... (perdóname), soñabas estar en brazos del amor prendida... y de temor y gratitud llorabas, y mi nombre, gimiendo, pronunciabas. — ¡Ay! Aquel dulce generoso llanto cayó en mi corazón como el rocío sobre el árida arena del desierto... ¡Nunca te he amado tanto! ¡Yo por aquellas lágrimas, bien mío, mil veces...
Página 110 - Porque luego me llevan, Toda de blanco, Al cementerio . . ., ¡Y de verme allí sola Va á darme miedo!* — *Hija de mis entrañas ! (Grita la madre) Dios querrá que me vivas . . .; Y, aunque te mate, Descuida, hermosa; Que tú en el cementerio No estarás sola.
Página 27 - Dios sus ojos, con yerto cuello y corazón ufano sólo atendieron siempre a los despojos! Y el Santo de Israel abrió su mano, y los dejó, y cayó en despeñadero el carro, y el caballo y caballero.
Página 218 - ... Las gayas flores ondulan, Y hasta parece que andan , Y que al andar se saludan. Severos troncos de árboles Y marmóreas esculturas, Inmóviles se vigilan, Palpitando en la penumbra Y, entre el murmurio suave De hojas y de aguas, se escucha Del ruiseñor arrobado La tierna y amante música. * * * Un hombre, una sombra, un alma... Recorre con planta muda El Jardín de los Amores, Y frente al palacio cruza. Detiénese allí anhelante, Y en las ventanas oscuras Fija una larga mirada Llena de infinita...
Página 106 - Cálida arena y solitarias palmas ; Y tú, inmortal en medio del estrago, Al perecer las águilas latinas, Conquistaste el imperio de las almas ! A MI HIJA (En sus días). Por la primera vez hoy es tu día.... Vén a mi corazón, prenda adorada ... Orgullo de la esposa más amada, Vida, de mis entrañas, hija mía ¿ Qué te dirá de un padre la ufanía ? ¿ Qué te dirá tu madre embelesada, Sino verter del alma enajenada Lágrimas de cariño y de alegría ? Delicia de los dos.... bendita seas!...
Página 145 - ... amor conmueve palpitaba al compás incierto y breve de tu dichoso corazón dormido. Tus puros labios, de caricias nido; tus dientes, gotas límpidas de hielo: tu lindo pie soltando inadvertido el árabe chapín de terciopelo, todo era bello y tentador..., y todo me enajenó de modo..., que hubiera dado por tu amor la vida, aun no siendo mi vida tan cuitada... — ¡Ay! ¡tú prenda adorada, no te has visto dormida! ¡ Nunca tan hechicera me pareció tu angélica hermosura ! ¡Nunca tan noble...
Página 169 - Hasta á un simpático y admirable novelista, soldado valiente, prosista de nervio y poeta mediano — más mediano que en parte ninguna en esa filípica, al moro Pedro Antonio de Alarcón — le ocurrió decir de nosotros: México, Gibraltar, la raza impía Que afrentando la sombra de Cisneros, Con júbilo soez nos desafía. ¿Será que siempre nos aguarden fieros Sin que salten ¡oh, Dios! á la venganza, Trémulos de la vaina los aceros? Pero, en fin, esto no es una historia, sino algo más humilde...
Página 73 - Que si en tal hora la majestad de tu dolor ultraja é ingrato y loco tu Pasión olvida, su espíritu inmortal se agita y llora por sacudir del cuerpo la mortaja..., y vive en él como enterrado en vida! DIOS ¡Dios de los mundos!, ¿cómo no cantarte, si llena está mi alma de tu nombre? — ¡Dios de la eternidad!, ¿cómo nombrarte, cómo cantar tu gloria podrá el hombre? ¡Oh sumo Dios! El alma que me diste, ni callar, ni cantar tu nombre osa... ¡Sólo sabe ofrecerte el llanto triste que de...

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