La obra nacional, Volumen2

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Taller Gráfico de L. Bernard, 1926
 

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 46 - La libertad de los pueblos no consiste en palabras, ni debe existir en los papeles solamente. Cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad; y este cántico maquinal es muy compatible con las cadenas y opresión de los que lo entonan. Si deseamos que los pueblos sean libres, observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad.
Página 49 - Mis promesas para con los pueblos en que he hecho la guerra están cumplidas: hacer su independencia y dejar a su voluntad la elección de sus gobiernos. La presencia de un militar afortunado (por más desprendimiento que tenga) es temible a los Estados que de nuevo se constituyen; por otra parte ya estoy aburrido de oír decir que quiero hacerme soberano.
Página 50 - En cuanto a mi conducta pública, mis compatriotas (como en lo general de las cosas) dividirán sus opiniones; los hijos de éstos darán el verdadero fallo. Peruanos: os dejo establecida la representación nacional, si depositáis en ella una entera confianza, contad el triunfo, si no la anarquía os va a devorar.
Página 47 - Congreso, y se acaba nuestra representación; es, pues, un deber nuestro disipar de tal modo las preocupaciones favorables a la tiranía, que si por desgracia nos sucediesen hombres de sentimientos menos puros que los nuestros, no encuentren en las costumbres de los pueblos el menor apoyo para burlarse de sus derechos.
Página 47 - Por desgracia de la sociedad existen en todas partes hombres venales y bajos que no teniendo otros recursos para su fortuna que los de la vil adulación tientan de mil modos a los que mandan, lisonjean todas sus pasiones y tratan de comprar su favor a costa de los derechos y prerrogativas de los demás. Los hombres de bien no siempre están dispuestos ni en ocasión de sostener una batalla en cada tentativa de los bribones; y así se enfría gradualmente el espíritu público y se pierde el horror...
Página 48 - Atanasio Duarte, con que ofendió la probidad del Presidente, y atacó los derechos de la Patria, debía perecer en un cadalso; por el estado de embriaguez en que se hallaba, se le perdona la vida; pero se destierra perpetuamente de esta ciudad; porque un habitante de Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener impresiones contra la libertad de su país.
Página 83 - ... publicación y cumplimiento de las leyes generales se han de encomendar a los gobernadores, y que, en caso de desobediencia o rebelión, la responsabilidad sería ilusoria ante las legislaturas y, por tanto, es conveniente establecerla ante el Congreso General. La circunstancia de haberse señalado el 4 de julio, aniversario de la independencia...
Página 35 - Admira, en efecto, que un país de mediana población, sin erario público, sin comercio ni grandes capitales, falto de maderas, pieles, lanas y ganados en mucha parte y de otras infinitas primeras materias y artículos bien importantes, haya podido elevar de su mismo seno un ejército de tres mil hombres, despojándose hasta de sus esclavos, únicos brazos para su agricultura, ocurrir a sus pagas y subsistencias ya la de más de mil emigrados...
Página 58 - A caballo una vez y con los pies bien afirmados sobre los estribos, me quité en media calle el frac negro de ministro y me puse la casaca militar que me trajo un sobrino de Rosas que quiso ser mi ayudante. Otro sobrino de Rosas me alcanzaba mi espada y mis pistolas.
Página 166 - Mendoza, para la quinta normal, cincuenta variedades de trigo, o sea casi todas las que por entonces se cultivaban en el mundo entero. De ahí arrancará la expansión ferroviaria, en que la vida productiva tiene su organismo de relación. Nadie poseyó una idea más clara de la grandeza del país, ni combatió con mayor gallardía el pesimismo quietista que le embarazaba. En 1859 discútese en la Legislatura de Buenos Aires una garantía del siete por ciento al capital de 800.000 pesos que se propone...

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