Obras del maestro fray Luis de León: Precédelas su vida

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M. Rivadeneyra, 1855 - 491 páginas
 

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Página c - de oro; Tras él la muchedumbre Del reluciente coro Su luz va repartiendo y su tesoro. ¿Quién es el que esto mira, Y precia la bajeza de la tierra, Y no gime y suspira, Y rompe lo que encierra El alma, y
Página xcix - Acude, corre, vuela, Traspasa el alta sierra, ocupa el llano, No perdones la espuela, No dés paz á la mano. Menea fulminando el hierro insano. »¡ Ay cuánto de fatiga ! Ay cuánto de sudor está presente Al que viste loriga, Al infante valiente, A hombres y á caballos juntamente!
Página cvi - templo santo Del inmortal Amor, del hombre escudo, No veo sino espanto. Si miro la morada, es peligrosa ; Si la salida, Incierta ; el favor mudo, El enemigo crudo. Desnuda la verdad , muy proveída De armas y valedores la mentira, La miserable vida Solo cuando me vuelvo a ti respira. Virgen que al alto ruego No mas
Página 103 - soy que, ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados ni los poderíos, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni finalmente, criatura ninguna, nos podrá apartar del amor de Dios en nuestro Señor
Página cv - Y deltas hubo alguna Que, con las manos de la nave asida La aguija con la una, Y con la otra tendida A las demás, que lleguen las convida. Esfuerza, viento, esfuerza. Hinche la santa vela , embiste en popa El viento ; haz que no tuerza Do Avila casi topa Con Calpe,
Página civ - tierras baña, Levanta al puro sol las manos puras, Sin que se las aplomen odio y saña. Lo justo le acompaña y la luciente Verdad, las sencilleces pechos de oro, La fe no colorada falsamente. Sus noches son sabrosas y seguras, La mesa le bastece alegremente El campo , que no rompen- rejas duras. De ricas esperanzas
Página ciii - DOS PEDRO PORTOCARRERO. No siempre es poderosa, Portocarrero, la maldad, ni atina La envidia ponzoñosa, Y la fuerza sin ley, que mas se empina, Al fin la frente inclina; Que quien se opone al cielo. Cuando mas alto sube, viene al suelo. Testigo es manifiesto El parto de la tierra mal osado, Que cuando tuvo puesto
Página 27 - se anduvieron paseando y gozando del frescor, y después se sentaron juntos á la sombra de unas parras y junto á la corriente de una pequeña fuente, en ciertos asientos. Nace la fuente de la cuesta que tiene la casa á las espaldas, y entraba en la huerta por aquella
Página c - mi vida junto, En luz resplandeciente convertido, Veré distinto y junto ---Lo que es y lo que ha sido, Y su principio propio y escondido. ¿Cuándo será que pueda Libre

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