nes. alentaria mucho á servir á nuestro Señor, de ver despoblarse los lugares enteros, y venir cargando los hombres á los viejos é inválidos, y las mu geres á sus hijos pequeños, con sus cortos alimentos y pobre ajuar de sus casas, y esto, no camino de un dia sino de quince, que tanto duró para ellos, y tal camino, que es la sierra mas alta que hay, cual es la de Carantapa, y tan áspero, que hay parage en que cinco leguas no se andan en dos dias, y lo mas que tiene 20 leguas de largo, y este camino no para buscar oro ni plata, como lo hacen las que se llaman naciones racionales, sino para buscar á Dios, la salvacion y el agua del bautismo, Fuera de estos, tenia ya formado el pueblo de Santa María de Tecuchuapa con quinientas personas: el de S. Simon Yamorinea con otras tantas: el de S. Pedro y S. Pablo de Bacapa con cuatro. cientos; y una legua de allí el de S. Ildefonso de Tocorito con trescientas almas recogidas á las vecindades del rio zuaque de Sinaloa. Reduccion de En este pais, al cultivo de los ahomes, zuaques y tehuecos, naciolos sinaloas y otras nacio- nes recien conquistadas el año antecedente, se añadieron otras dos no ménos numerosas. El padre Cárlos de Villalta entró á los sinaloas, los mas orientales de las gentes que habitaban las riberas del que ahora Hamamos rio del Fuerte. En cuatro pueblos que visitó en su primera entrada, bautizó mas de quinientos, de que luego llevó el Señor para sí las primicias en cinco ó seis enfermos. Eran estos los mas bien congregados, los mas aplicados al trabajo de todo aquel pais, disposiciones que contribuyeron mucho á la feliz propagacion y rápidos progresos del Evangelio. El padre Pedro de Velasco, varon muy distinguido por su virtud, por su sabiduría y por su sangre, que habrá de representar despues un gran papel en esta historia, enviado desde fines del año antecedente á las misiones de Sinaloa, habia estado en Bącoburito en compañía del padre Juan Bautista de Velasco aprendiendo la lengua, mientras que el capitan Diego Martinez, que miró siempre la conversion de los infieles como la parte principal de su cargo, recorria las naciones vecinas al Este del rio de la Villa, y los reducia á asientos fijos para ser mas fácilmente doctrinados. Conseguido esto por autoridad y diligencias del piadoso capitan, entró el padre á principios de febrero de 1607 á las naciones de los chicoratos, ogueras y cahuametos. Entre los chicoratos se bautizaron trescientos y veinte párvulos, noventa y siete de los chuametos, y ciento y diez de los ogueras, interin se instruian en la fé cristiana los adultos, á cuyos bautismos se dió principio poco despues. FIN DEL TOMO PRIMERO. |