Martín Fierro: An Epic of the Argentine

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Institute de las Españas en los Estados Unidos, 1923 - 185 páginas
 

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Página 159 - Roll on ! thou deep and dark blue ocean— roll ! Ten thousand fleets sweep over thee in vain ; man marks the earth with ruin — his control stops with the shore; upon the watery plain the wrecks are all thy deed, nor doth remain a shadow of man's ravage — save his own, when, for a moment, like a drop of rain, he sinks into thy depths with bubbling groan, without a grave, unknelled, uncoffined, and unknown...
Página 84 - Yo no tengo en el amor quien me venga con querellas; como esas aves tan bellas que saltan de rama en rama, yo hago en el trébol mi cama y me cubren las estrellas.
Página 83 - Pido a los santos del cielo que ayuden mi pensamiento, les pido en este momento que voy a cantar mi historia me refresquen la memoria y aclaren mi entendimiento. Vengan santos milagrosos, vengan todos en mi ayuda, que la lengua se me añuda y se me turba la vista; pido a mi Dios que me asista en una ocasión tan ruda.
Página 84 - No me hago al lao de la güeya aunque vengan degollando; con los blandos yo soy blando y soy duro con los duros, y ninguno en un apuro me ha visto andar tutubiando.
Página 111 - Para él son los calabozos, para él las duras prisiones; en su boca no hay razones aunque la razón le sobre; que son campanas de palo las razones de los pobres. Si uno aguanta, es gaucho bruto; si no aguanta, es gaucho malo. ¡Déle azote, déle palo, porque es lo que él necesita! De todo el que nació gaucho esta es la suerte maldita.
Página 86 - ¡Ricuerdo! ¡Qué maravilla! Cómo andaba la gauchada — Siempre alegre y bien montada Y dispuesta pa el trabajo — Pero hoy en el día.•.
Página 86 - Y mientras domaban unos, otros al campo salían, y la hacienda recogían, las manadas repuntaban, y ansí sin sentir pasaban entretenidos el día. Y verlos al cair la noche en la cocina riunidos, con el juego bien prendido y mil cosas que contar, platicar muy divertidos hasta después de cenar.
Página 106 - Era la águila que a un árbol dende las nubes bajó, era más linda que el alba cuando va rayando el sol, era la flor deliciosa que entre el trebolar creció. Pero, amigo, el comendante que mandaba la milicia, como que no desperdicia se fué refalando a casa.
Página 87 - Si me atribulo o me encojo, siguro que no me escapo — Siempre he sido medio guapo, pero en aquella ocasión me hacía buya el corazón como la garganta al sapo.
Página 41 - Ya se acerca el bando De salvajes, atronando Todo el campo, convecino. ¡ Mirad ! Como torbellino Hiende el espacio veloz. El fiero ímpetu no enfrena Del bruto que arroja espuma ; Vaga al viento su melena, Y con ligereza suma Pasa en ademán atroz.

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