La victoria de Junin

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Prensa Católica, 1919 - 60 páginas
 

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Página 22 - Y el choque asaz horrendo De selvas densas de ferradas picas; Y el brillo y estridor de los aceros Que al sol reflectan sanguinosos visos; Y espadas, lanzas, miembros esparcidos O en torrentes de sangre arrebatados, Y el violento tropel de los guerreros Que más feroces mientras más heridos, Dando y volviendo el golpe redoblado, Mueren, mas no se rinden.
Página 18 - ... mentirosas inscripciones ; y bajo los escombros confundido entre las sombras del eterno olvido, ¡oh, de ambición y de miseria ejemplo!, el sacerdote yace, el dios y el templo. Mas los sublimes montes, cuya frente a la región etérea se levanta, que ven las tempestades a su planta brillar, rugir, romperse, disiparse; los Andes..., las enormes, estupendas moles sentadas sobre bases de oro, la tierra con su peso equilibrando, jamás se moverán.
Página 52 - La introducción del canto es rimbombante; es el rayo de Júpiter que parte a la tierra a atronar a los Andes que deben sufrir la sin igual fazaña de Junín; aquí de un precepto de Boileau, que alaba la modestia con que empieza Hornero su divina Ilíada: promete poco y da mucho.
Página 20 - ¿Quién aquel que al trabarse la batalla. Ufano como nuncio de victoria, Un corcel impetuoso fatigando Discurre sin cesar por toda parte...? ¿Quién sino el hijo de Colombia y Marte?
Página 20 - ¿Quién el que ya desciende pronto y apercibido a la pelea? Preñada en tempestades le rodea nube tremenda : el brillo de su espada es el vivo reflejo de la gloria: su voz un trueno, su mirada Un rayo. ¿Quién aquel que al trabarse la batalla, ufano como nuncio de victoria, un corcel impetuoso fatigando discurre sin cesar por toda parte...? ¿Quién, sino el hijo de COLOMBIA y MARTE?
Página 19 - Guayas; otras el vuelo arrebatada tiende sobre los montes, y de allí desciende al campo de Junín, y ardiendo en ira, los numerosos escuadrones mira, que el odiado pendón de España arbolan, y en cristado morrión y peto armada, cual amazona fiera, se mezcla entre las filas la primera de todos los guerreros, ya combatir con ellos se adelanta, triunfa con ellos y sus triunfos canta.
Página 43 - Su sacra oliva, menos orgulloso Paga su antiguo feudo al mar undoso. El Sol, suspenso en la mitad del cielo. Aplaudirá esta pompa. — « ¡ Oh Sol, oh Padre Tu luz rompa y disipe Las sombras del antiguo cautiverio ; Tu luz nos dé el imperio ; Tu luz la libertad nos restituya ; Tuya es la tierra, y la victoria es tuya !
Página 17 - EL trueno horrendo que en fragor revienta Y sordo retumbando se dilata Por la inflamada esfera, Al Dios anuncia que en el cielo impera. Y el rayo que en Junín rompe y ahuyenta La hispana muchedumbre Que más feroz que nunca amenazaba A sangre y fuego eterna servidumbre: Y el canto de victoria Que en ecos mil discurre ensordeciendo El hondo valle y enriscada cumbre, Proclaman a Bolívar en la tierra Arbitro de la paz y de la guerra.
Página 23 - Sí: que los que antes desatar no osaban los dulces lazos de jazmín y rosa con que amor y placer los enredaban, hoy ya con mano fuerte la cadena quebrantan...
Página 25 - Hielo mortal a su furor sucede; Tiembla, y horrorizado retrocede. Ya no hay más combatir. El enemigo El campo todo y la victoria cede. Huye cual ciervo herido; y adonde huye Allí encuentra la muerte.

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