El mundo literario americano: escritores contemporáneos, semblanzas, poesías, apreciaciones, pinceladas ...

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Página 339 - Tú das la caña hermosa, De do la miel se acendra, Por quien desdeña el mundo los panales; Tú en urnas de coral cuajas la almendra Que en la espumante jicara rebosa; Bulle carmín viviente en tus nopales, Que afrenta fuera al múrice de Tiro...
Página 172 - La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro; está mudo el teclado de su clave sonoro, y en un vaso olvidada se desmaya una flor.
Página 177 - Filomela, y el ebúrneo cisne, sobre el quieto estanque, como blanca góndola imprima su estela, •• la marquesa alegre llegará al boscaje, boscaje que cubre la amable glorieta donde han de estrecharla los brazos de un paje que, siendo su paje, será su poeta. Al compás de un canto de artista de Italia que en la brisa errante la orquesta deslíe, junto a los rivales, la divina Eulalia, la divina Eulalia ríe, ríe, ríe.
Página 173 - Ay ! la pobre princesa de la boca de rosa, Quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, Tener alas ligeras, bajo el cielo volar; Ir al sol por la escala luminosa de un rayo, Saludar a los lirios con los versos de Mayo, O perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Página 173 - ¡Pobrecita princesa de los ojos azules! Está presa en sus oros, está presa en sus tules, en la jaula de mármol del palacio real; el palacio soberbio que vigilan los guardas, que custodian cien negros con sus cien alabardas, un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
Página 177 - Es noche de fiesta, y el baile de trajes ostenta su gloria de triunfos mundanos. La divina Eulalia, vestida de encajes, una flor destroza con sus tersas manos. El teclado armónico de su risa fina a la alegre música de un pájaro iguala.
Página 339 - ... rebosa; bulle carmín viviente en tus nopales que afrenta fuera al múrice de Tiro y de tu añil la tinta generosa émula es de la lumbre del zafiro. El vino es tuyo que la herida agave para los hijos vierte del Anahuac feliz; y la hoja es tuya, que cuando de suave humo en espiras vagorosas huya, solazará el fastidio al ocio inerte.
Página 173 - ¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe (la princesa está pálida; la princesa está triste), : más brillante que el alba, más hermosa que abril!
Página 96 - Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba, como en tu rostro y tus acciones vía que con palabras no te persuadía, que el corazón me vieses deseaba. Y amor, que mis intentos ayudaba, venció lo que imposible parecía; pues entre el llanto que el dolor vertía el corazón deshecho destilaba. Baste ya de rigores, mi bien, baste, no te atormenten más celos tiranos, ni el vil...

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